5

75K 5.5K 875
                                    

-¿Cómo te llamas? -habló él cuando vio que ella abría los ojos, con el bebé al lado.

La chica se las había apañado para hacerle una pequeña almohada con parte de sus pantalones, por lo que el pequeño se había hecho una bolita y había caído dormido en apenas segundos, ante las tranquilizadoras palabras de la chica.

-Ya era hora... -comentó ella- Me llamo Makayla. Odio los niños, asique más te vale ponerte manos a la obra para cuidarlo.

-Se te da muy bien cuidarlo -observó él-. Y me gusta tu nombre.

Se quedaron con las miradas pegadas, ella mirándole duramente y él simplemente la admiraba.

-¿Estás esperando algo? No me interesa tu nombre...

Él resopló y bajó la mirada. No iba a mentir, aquella chica le enfadaba y a la vez le provocaba escalofríos. De alguna manera se sentía intimidado por ella y a la vez sentía que podía hacer que ella siguiese sus normas al pie de la letra.

La puerta se abrió y por ella entró la mujer que había pedido su comida días atrás con un biberón y un par de platos que hicieron que Makayla se retorciera por el olor. Quería arrancárselo de las manos. Rodeó la cadena que la enganchaba a la pared y formó un puño a su al rededor. Sonrió forzadamente.

La mujer dejó los platos en el centro de la habitación y también el biberón. Entonces miró a su Alfa.

-¿Necesitáis algo más? Vamos a desatarla a ella, según vuestros deseos. Podemos desatarle a usted, si así lo prefiere pero...

Tras dejar la frase en el aire se formó un silencio estremecedor. El chico se debatía internamente. Sonrió forzadamente al igual que la chica.

-No. No quiero hacer daño a nadie -habló al fin, mirando a Makayla directamente.

La mujer asintió y desató a la chica. La miró y sonrió. Echó un vistazo al bebé. Entonces acarició la cara del pequeño y habló.

-Gracias por cuidar de él, es un placer tenerte de vuelta, Alfa -le miró disimuladamente y se largó, dejando camino libre a la chica para abalanzarse sobre la comida.

Cuando ya había devorado medio filete, vio de refilón el otro plato y el biberón. Refunfuñó y agarró el bote lleno de leche. Se lo lanzó al chico, que lo cogió gracias a sus reflejos.

-¿Qué quieres que haga con esto? -dijo el mirando aquel objeto.

Makayla, sin responder, cargó al niño en sus brazos y se dirigió al Alfa. Sonrió cínicamente mientras se agachaba y apoyaba al bebé en las piernas de él. El chico abrió los ojos de golpe cuando el pequeño se puso a llorar. Ella se alejó y siguió comiendo hasta acabar el filete.

Volvió a mirar al chico y este todavía intentaba agarrar al niño correctamente. Cuando subió la mirada, su cara de enfado hizo reír a su compañera.

-¿No vas a ayudarme? -rugió él de mala manera, nervioso por el llanto del bebé.

-Malas formas igual a no ayuda.

-Al menos, alcánzame la comida.

-Por...

-¿Qué? contestó él, confundido.

-¿Cómo se piden las cosas? Por...

-Déjate de chorradas, es al niño al que tienes que educar.

-Bien, iré tomándome el filete. Gracias -remarcó ella al final.

Refunfuñó al ver que ella hablaba en serio y se comía un trozo de aquel filete tan sabroso. Pero se negaba a decirlo. Vio como saboreaba el filete y hacía ruidos de placer al tragar cada trozo. Sus tripas sonaron.

She wolf [SHE 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora