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El pitido constante de la máquina que mantenía a Ian en vida se había convertido en el único sonido de la habitación. Nadie se había movido de su sitio. Ian no se había movido, no había abierto los ojos. Makayla no había soltado la mano del pequeño y tampoco había levantado su cabeza del hombro del chico. Noah seguía acariciando la frente del niño, retirando su pelo rubio de la cara de Ian.

-¿Qué vamos a hacer? -preguntó Makayla en alto.

Noah no supo demasiado bien a qué se refería, pero, asintiendo levemente, respondió:

-Ser fuertes.

Al cabo de un par de horas, decidieron dejarle solo. Un hombre vino y sonrió hacia Makayla, parecía mostrar cariño por ella, como si se conociesen desde hace mucho tiempo. Y así era.

-Él cuidará de Ian -le susurró Mak a Noah cuando vio que este fruncía el ceño.

Ambos se dirigieron al gran comedor. Les sirvieron unos platos algo escasos, debido a que Mak no había podido llevar comida al refugio. Comieron en silencio, acompañados por muchos otros lobos negros que todavía le lanzaban miradas furiosas a Noah. Este, al terminar de comer, pasó un brazo por los hombros de Makayla y ella quedó con la cabeza apoyada en su pecho, respirando tranquilamente mientras terminaba su comida.

Antes de que ella vaciase el plato, una chica de melena rubia se acercó corriendo a la mesa donde estaban ellos y, algo despeinada, se sentó frente a Noah y Mak.

-No sabes lo que ha pasado -dijo, risueña, dirigiéndose solo a Mak.

Ella movió la cabeza, pidiendo escuchar la historia.

-Ha llegado una chica medio inconsciente, tiene más o menos nuestra edad y dice que la acaban de echar de su manada. ¡Alguien debió cubrirla! Makayla, hay gente ayudando a lobos negros, podemos hacer lo que planeábamos.

Makayla sonrió.

-Eh, hola, estoy aquí, yo ayudo a los hombres lobos -habló sarcásticamente Noah.

-Nadie te ha pedido opinión.

Makayla rio ante las palabras de Keysha.

-Amiga, él tiene razón. Rechazamos a los que nos ayudan, hasta que eso no cambie, no podemos hacer nada -murmuró Mak, aún con la sonrisa en la cara.

La chica rubia frunció el ceño.

-Vale, empezaremos desde el principio -habló, esta vez mirando a Noah-. Me llamo Keysha.

-Yo Noah -dijo este sonriente.

Ella se quedó pensativa. Tampoco sabía muy bien que decir. Nunca había hablado con alguien tratando de ser amable.

-Y... ¿Cómo conociste a Makayla? ¿Sabías qué era desde un principio?

-Ella vino hacia mi antiguo territorio. La metieron en Las rejas, yo estaba allí. Era el Alfa y supe que ella era para mí, así como yo soy para ella. Mak no lo aceptó -recordó con amargura-. No tenía ni idea de lo que era, pensaba que era humana.

Keysha intentó no reírse, pero al final dejó salir una gran carcajada mientras chocaba su puño contra el de Makayla.

La rubia dijo que debía irse y salió corriendo. La pareja siguió abrazada. Noah tenía su mejilla apoyada en la cabeza de Makayla y ninguno hablaba. Ambos sabían que a partir de ahora, todo sería tranquilo entre ellos.

Al final, Makayla se quedó dormida en los brazos de Noah y este la llevó a su habitación con mucho cuidado. La arropó y se quedó observándola durante mucho tiempo. En sus ojos se podía observar que la veía como si fuese una obra de arte.

She wolf [SHE 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora