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Cuando Noah por fin sale de la ducha, lo hace desnudo. Makayla niega con la cabeza y se tapa los ojos brevemente.

-No tengo ropa -dice él, con las mejillas rojas y mirando de reojo al suelo.

Ella ríe y sale de la habitación. Noah entiende el mensaje a la primera. Él se tumba en la cama y acaricia su frente con una sonrisa en la cara. Habían decidido ir a ver a Ian y ambos se estaban tomando aquello con calma. No querían agobiar al pequeño. Makayla llega a la habitación y se sienta en la cama después de ponerle un montón de ropa en la cara a Noah.

-Vístete, a lo mejor Ian quiere algo y estamos tardando. Madre mía imagínate que se encuentra mal. ¡Noah muévete!

-Pensaba que odiabas a los niños.

-Y yo pensaba que odiabas a la gente que no te hacía caso...

Noah se llevó una mano al pecho. Luego rio mientras se subía los pantalones y se ponía la camiseta.

-Dicen que siempre hay una excepción, ¿no? La excepción que confirma la regla. Tu eres siempre la excepción para todo y confirmas todas mis reglas.

-Deja de ser profundo, me haces querer vomitar. Vámonos.

Se fueron trotando por los pasillos hasta llegar a la pequeña sala donde estaba Ian. Keysha estaba a su lado, haciéndole cosquillas. El niño reía e intentaba esquivar a la chica. Los padres se quedaron en la puerta hasta que Ian gritó sus nombres. La rubia se giró sonriente.

-¿Qué haces aquí? -Le preguntó Makayla risueña -. Creía que estarías por ahí, molestando a la gente.

-Había pasado a ver que tal estaba la chica que llegó hace poco. Al parecer ya ha salido de aquí y tendré que buscar en otro lado. Esta sala me pillaba de paso.

Mientras las chicas hablaban, Noah ya se había acercado a la camilla.

-Papá, no oigo, pero ya me encuentro mucho mejor -advirtió el pequeño.

Noah asintió y le sonrió. Le levantó en brazos de la camilla, siendo consciente de que Makayla le miraba de reojo, con pinta de querer matarle. El chico abrazó a Ian y se quedó con él en brazos mientras el pequeño le contaba un chiste que la rubia le había dicho minutos atrás, el cual él había entendido al leerle los labios.

Poco después, llegó Jack a decirles que Ian ya podía irse y que, como todo lobo negro, tenía un lugar en aquel refugio. Noah frunció el ceño. No iba a dejar a su hijo solo en un lugar tan grande como este. Sintió como su mandíbula se contraía y como sus ojos mataban a Jack solo al mirarle. Makayla suspiró y se acercó a él. Le puso una mano en el hombro y con su otro brazo rodeó al chico por la cintura. Ella besó su espalda y observó como se relajaba.

-Noah, Ian ya es mayor. Es muy fuerte y aquí nadie va a hacerle daño. Tiene derecho a tener un hogar -habló Makayla lentamente. Luego dirigió su mirada hacia las demás personas de la sala- ¿Podríais enseñarnos su habitación?

Jack asintió y Keysha se despidió de todos para después salir corriendo. Jack les guio por un montón de pasillos hasta llegar a una puerta con un cartel de madera en el que ponía el nombre de Ian. Abrió la puerta y Noah dejó al pequeño en el suelo, con mucho cuidado. Este se estabilizó rápidamente y entró a la habitación. Tenía una luz azul que inundaba la sala y una cama grande. Había una mesa mucho más recogida que la de Mak y un baño.

Ian sonrió y corrió a saltar en la cama. Los mayores le miraron desde la puerta. Jack se va, dejándoles solos en la habitación de Ian.

-Tengo hambre -murmura el pequeño, dejando de saltar en la cama.

She wolf [SHE 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora