6 [Especial San Valentín]

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Bajo el frío dos almas rotas lloraban.

Lágrimas gélidas. Lágrimas tristes. Lágrimas de dolor. Pero sobre todo lágrimas de amor.

Él había tocado su rostro y ella le había dejado. Y los dos se abrazaban como si se fueran a despedir. Como si no fuesen a volver a verse. Noah besaba su cabeza suavemente y ella acariciaba su espalda con la punta de sus dedos. Sus respiraciones se fundían en una. Las palabras no hacían falta.

Se quedaron varios minutos asimilando todo lo que habían pasado mientras sentían el contacto de otro. Al final, fue Makayla la que habló la primera.

-Ian no está bien -susurró. Y ese susurro pareció haberle costado más que un grito, pues lo dijo con dolor-. Noah, hemos tardado mucho en llegar, ese niño puede no salir de aquí. Es mi culpa. Debí de haberlo sabido. Debería de haberle llevado conmigo siempre.

-Mírame. Makayla, mírame a los ojos. No es tu culpa. Tú no lo sabías. Ian va a estar bien. Ian va venir a esta habitación y va a quedarse con nosotros. Cuando todo esto termine, saldremos los tres de aquí y seremos felices -afirmó con lágrimas cayendo por su rostro- y nadie podrá pararnos.

Ella solo negó con la cabeza.

-Nunca podré volver a ser feliz, Noah. ¿No lo entiendes? Nunca podré salir y ya está. Siempre será salir y que alguien trate de matarme, que alguien me insulte. Y no puedes hacer nada.

-Tal vez yo no tenga la oportunidad de hacer algo, pero tu sí puedes, créeme. Vas a conseguirlo porque eres la loba más fuerte que he conocido nunca. Eres una guerrera y al final ganarás todas las batallas.

Ella suspiró fuertemente. Un nudo se quedó en su garganta y no la dejó responder. Él sonrió con esfuerzo y rozó su nariz con la suya. Ella ocultó una sonrisa que pareció no encontrar un buen escondite, pues Noah la notó al instante.

-¿No tienes calor? -preguntó él con la voz algo ronca.

-Estamos a menos diez grados como poco. Sí, creo que tengo calor -ironizó ella.

-Mi corazón está que arde y es tu culpa.

Él se separó varios palmos de ella. Se quitó aquella camiseta que ya parecía estorbar.

-Aprovechas la mínima oportunidad -rio Makayla.

-Contigo siempre.

La chica bajó la mirada y se arrimó más a él. Se permitió descansar durante mucho tiempo entre sus brazos y se prohibió pensar en todo lo que estaba pasando. Simplemente se dejó llevar y sin darse cuenta habló.

-Noah, te quiero mucho.

Entonces se llevó las manos a la boca. Y Noah abrió sus ojos como platos. Comenzó a temblar. No sabía que hacer y sus nervios estaban devorándole. Quitó las manos de la chica y la besó, porque no se le ocurrió otra forma de agradecerle el regalo que acababa de hacerle. Y hasta sus labios, ahora unidos, llegaban lágrimas como si de un grifo estuvieran cayendo.

Cuando se separaron los ojos de Noah brillaban y los de Makayla se movían nerviosos intentando encontrar un lugar seguro para esconderse.

-Eres lo mejor que me ha pasado. Makayla, yo también te...

Unos golpes en la puerta interrumpieron al chico y provocaron un sobresalto en la pareja. Todo se quedó en silencio y las miradas se fijaban en aquella puerta cerrada. La chica se levantó y caminó lentamente hacia la puerta.

-¿Quién es? -bramó, con una chispa de enfado en la voz.

-Abre la puerta estúpida -gritó una voz femenina desde fuera.

She wolf [SHE 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora