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Noah

Ian se tumbó a mi lado y ambos nos quedamos con la vista fija en el techo. Todos los acontecimientos pasados se estaban proyectando ante mis ojos a la velocidad del rayo. Lo único que saqué en claro es que aquello no podía haber acabado así, aquellos lobos debían tener alguna razón para atacarnos y aún no sabíamos cuáles eran.

Cada poco tiempo, un aullido que parecía cada vez más lejano resonaba por todo el bosque. Un aullido que solo yo podía entender, uno al que solo yo tenía la capacidad de responder. Pasadas ya tres horas, los aullidos cesaron y un silencio sepulcral inundó mi cabeza. Un pitido constante se repetía en mis oídos provocándome escalofríos. Me incorporé, tratando de no molestar a Ian, el cual ya se hallaba dormido. Salí de la cama y anduve lentamente hacia la cocina. Arrastré los pies, sin ganas de que aquel sonoro silencio significase más de la cuenta. Bebí agua, esperando impacientemente a un aullido que no llegó.

Frunciendo el ceño, me puse una camiseta y salí a la calle. Algún que otro guardia se encontraba por allí, vigilando las oscuras zonas de nuestro terreno. Me saludaron con un movimiento de cabeza y seguí andando, cada vez a un paso más rápido. Cuando llegué al limite me encontré con Roy, el cual negaba lentamente con la cabeza y fruncía el ceño.

-Algo no cuadra. No ha podido acabar así.

A pesar de que mi visión de la situación era la misma, pregunté:

-¿Así cómo?

-Noah, lo viste con tus propios ojos, Makayla destrozó a su Alfa, lo que significa que ahora tiene poder sobre ellos. Nadie expone a un Alfa de esa manera, nadie le estaba protegiendo.

-¿Crees que lo hicieron a propósito?

-Sí, definitivamente. Pero no se con qué fin, quiero decir, ¿quién se quiere librar de su Alfa y deja que lo mate una loba negra?

Dejé de respirar por unos segundos y mis ojos quedaron abiertos de par en par.

-¿Y si ellos querían que Mak fuera con ellos? Eso es...

-¿Querían a Makayla? Yo... No sé Noah, solo tú admites a Makayla, no creo que a ellos les gusten los lobos negros.

Cuando me quise dar cuenta, mis manos se habían transformado en garras y mis dientes se habían alargado unos centímetros.

-Querían librarse de ella.

Aullé y salté fuera del territorio, subí la montaña por el mismo sitio por el que se había ido Mak. ¿Estaría bien? Aullé varias veces mientras corría, preguntándole al viento donde se encontraba aquella chica que me volvía loco. Ralenticé mi paso cuando comencé a oír unas ligeras respiraciones a unos kilómetros de mí. Pronto, aquellos murmullos silenciosos del aire se volvieron suaves ronroneos que poco a poco fueron convirtiéndose en gruñidos disimulados. Avancé lenta y sigilosamente, agazapándome cerca de los arbustos, aspirando un aire que olía a mí. Contuve mis ganas de lanzarme al ataque cuando visualicé al primer lobo. Pronto pude ver a Makayla, en forma humana y con una sonrisa macabra de las que solo ella podía hacer uso sin parecer un payaso de circo. El lobo gruñía y se aproximaba a ella amenazadoramente mientras Mak se apoyaba en la pared con una postura de lo más tranquila. Me entraron ganas de gritar que se largara, que dejase de hacer el tonto. Apreté la mandíbula e intenté no abalanzarme sobre aquel lobo gris y sucio que amenazaba con arrancarle la cabeza a mi chica de un zarpazo.

-¿En serio estás intentando atacar a tu nueva Alfa, sabiendo que es una loba negra? Vamos, dime que tienes un plan b -se carcajeó Makayla-. Hay que ver que inútiles son algunos... Bueno, yo voy a hacer esto a mi manera: me transformaré en cuanto tu saltes hacia mi cuello, por lo que seguramente te estrelles con esta hermosa y dura pared. Luego probablemente salga corriendo y mataré a unos cuantos por el camino. Voy a tener que hacer una pequeña parada para decirle a un imbécil que se vaya a su casa -puso énfasis en esa frase y miró hacia mis arbustos- antes de que todos vosotros les arraséis, sabiendo que yo iré a proteger a un niño al que no os dejaré ni oler. Y después de eso, vosotros, vivos o muertos, no volveréis a saber nada de mí.

She wolf [SHE 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora