37. Buscando Soluciones

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No sean tramposos y lean el cap por la noche, niños miedosos ( ͡° ͜ʖ ͡°) :v



































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Los días transcurrían demasiado rápido para mi gusto, pero suponía que aquello era algo normal. Siempre sentía que cuando mis deseos eran que los momentos sucediera lento, estos pasaban más veloces contra mi voluntad. Y me cabreaba no poder hacer nada para cambiar aquello.

Además de rápidos, parecía que se tornaban cada vez más y más rutinarios. Cada mañana, tarde y noche hacía básicamente lo mismo, como por ejemplo ayudar en la casa con la limpieza o con la comida, porque no quería sentirme como un inútil frente a la madre de Rubius, la cual lucía cada vez más unas pequeñas ojeras sutiles debajo de sus ojos.

Era de esperarse, después de todo ninguno de los dos había conseguido dormir bien las últimas semanas, y aquello se debía principalmente a que casi todas las noches Rubius tenía horribles terrores nocturnos. Se despertaba gritando de la nada y yo escuchaba sus exclamaciones de horror desde mi habitación junto a la suya. Me levantaba corriendo para calmarlo y llegaba con el corazón en la boca junto a él. Le abrazaba y él me devolvía el apretón automáticamente, hiperventilando y diciendo que "ella" lo iba a matar, que no sabía cómo pero que lo haría pronto. Lo repetía entre sollozos una y otra vez hasta que su madre llegaba también a la habitación. Era entonces cuando yo me apartaba un poco y ella se encagaba de abrazarlo y consolarlo como toda una madre protectora, y Rubius solo se limitaba a respirar con dificultad, temblando contra su cuerpo y guardándose las palabras que podrían llegarle a revelar su miedo más oculto a su progenitora.

Así que cada mañana, al despertar, ambos teníamos marcas oscuras debajo de nuestros ojos.

Y Rubius... pues él cada día estaba más delgado. Yo tenía que obligarle a comer, diciéndole que si no ingería el alimento yo tampoco lo haría. Fue difícil, pero luego de dos días seguidos en los que no comí nada, Rubius se rindió y comenzó a tragar los alimentos, solo con tal de verme hacerlo a mi también.

Aún así... yo le escuchaba vomitar en secreto antes de ir a dormir.

Se estaba haciendo mierda él mismo, y yo ya no sabía cómo ayudarle. Me desesperaba verle tan mal, tan vulnerable y arruinado. Y sabía que su madre estaba igual. Cada día empeoraba y nosotros hacíamos lo posible por no hacérselo saber, porque cuando lo presionábamos para que comiera o saliera a dar una vuelta se cabreaba completamente y se encerraba en su habitación como un niño pequeño.

La idea de llevarlo a un hospital rondaba mi cabeza constantemente. Incluso una vez intenté decírselo a Rubius, pero obviamente me ignoró por completo. Parecía un tema tabú el tan solo mencionar un doctor, y yo no podía obligarlo a escucharme o a hacerme caso.

Desde que habíamos visitado la iglesia, Rubius no había vuelto a salir al exterior. Pasaba todos los días encerrado con su ordenador, investigando sin parar diversos casos paranormales. Sólo en algunas ocasiones me dejaba pasar a su cuarto, pero la mayoría de veces me fruncía el ceño y me mandaba a la mierda. Y dolía, dolía mucho porque yo estaba comenzando a sentirme como un estorbo. Él ya no me necesitaba, y me lo hacía saber cruelmente. No parecía él. Rubius se estaba convirtiendo en una persona completamente diferente... y me daba miedo.

Me daba miedo perderlo por completo.

Yo también había cambiado con el paso de los días. Me sentía algo enfermo la mayoría del tiempo, y una extraña tristeza había comenzado a crecer en mi pecho apretado. Extrañaba mucho mi hogar, mi familia, mis amigos... ya no me sentía cómodo viviendo en Noruega. Quería volver a mi casa y jugar con Johnny viendo una buena película sentado en mi nuevo sofá. Quería al menos escapar por unas horas de todo y relajarme en un ambiente agradable.

Luces Fuera (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora