Capítulo 11

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SARADA POV'S

Cuando Airam salió corriendo de la casa me fui tras de ella y la encontré hablando con mamá. Me escondí para saber la razón de que mamá pareciera tan molesta y Airam llorara tan desconsoladamente, y de lejos pude leer en los labios de una mujer que no dejaba de llorar la triste historia de una que no sabía era mi vida. 

La mujer que amé desde que conocí era mi madre y ella solo había decidido renunciar a mí. No lo entendía.

Después de reclamar con furia por solo fingir que no era mi madre salí corriendo sin saber realmente lo que me empujaba de alejarme de esa mujer que no me quería en su vida. Quizá solo estaba siendo orgullosa, quizá solo le estaba dando lo que quería, porque ella me quería con otra mujer que no era ella.

Adentrada al bosque me dejé caer sobre la nieve bajo un árbol y descubrí que las pisadas que me seguían no eran las de Airam, entonces lloré mucho más dolida. Ella ni siquiera me había seguido para asegurarse de que estuviera bien, en serio que ella se había rendido conmigo.

—¿Por qué no vino Airam? —pregunté hipeando y el rostro de Sakura se ensombreció.

—Porque yo soy tu mamá —susurró agachando la mirada.

—Ustedes son muy injustas —reclamé—, van y deciden a su conveniencia y voluntad lo que será mi vida. Solo porque soy una niña no toman en cuenta mis sentimientos. —Sakura tomó con una de sus manos su brazo contrario y llevando la mirada al piso intentó decir algo pero no la dejé—. Pero está bien, solo haré lo que ustedes quieren. Quieres que sea tu hija ¿no? Pues perfecto, seré tu hija y me olvidaré de que ella es mi mamá así como ella se olvidó de que soy su hija —dije y caminé de vuelta a la aldea.

De camino a la aldea pude ver a Airam mirarme de lejos, pretendiendo que yo no la viera mientras sus lágrimas recorrían sus mejillas. 

Lloré también, lo que más quería era tirarme a sus brazos y pedirle que me permitiera ser su hija, pero ella no lo aceptaría. Ella, por sobre todas las cosas, protegía a Sakura y la familia que Sasuke, ella y yo fingíamos hacer.

Por eso solo agaché la cara y caminé hasta mi casa sin volver la vista atrás y sin volver a su casa o ningún lugar donde pudiera topármela. 

Estaba demasiado herida de saber que ella me abandonaba aun cuando tenía la oportunidad de recuperarme, odiaba saberla tan cobarde como para pelear por mí.

Pero yo no la culpaba por abandonarme cuando nací. Debió haber sido difícil. Entendía perfectamente que hubiese querido protegerme, ella lo dijo, las mamás harían lo que fuera por proteger a sus hijos, aún si eso significaba no tenerlos consigo. 

Pero ahora ya no había peligro, no podía entender que me siguiera dejando de lado por no lastimar a alguien que la odiaba, porque Sakura odiaba a Airam, y mucho.

Pensé que si lo que quería era no tenerme consigo no la obligaría a sufrir mi compañía, así que solo no volví ni a su casa ni a su vida, solo me aparté de ella.

Pasé un par de semanas evitándola, sin ver a mis hermanos y sin hablar con papá, porque él sabía de esta historia que todos me ocultaron. La única que no era culpable era Sakura, y de todas formas me estaba portando demasiado mal con ella.

Yo comencé a no dirigirle la palabra más que para lo estrictamente necesario, no la miraba y, aunque estábamos juntas todo el tiempo ahora se sentía más solitario que nunca el espacio que compartíamos.

Una nueva misión se presentó y me fui dos semanas para aclarar mi cabeza, o quizá para huir de toda la confusión y el dolor que me abrumaban. Y, cuando regresé, me encontré con una desagradable sorpresa. Airam ya no formaba parte de Konoha. Ella se había ido, me había abandonado de nuevo.

Después de toda una tarde de fingir que no me importaba que ella se hubiera ido, al escuchar a Sakura decir: "Ella dijo que no podía estar cerca de tu odio, que la mataba saber cómo la repudiabas, así que solo saldría huyendo para no asquearte con su presencia", lloré inconsolablemente.

Esa noche Sakura me abrazó tan dolida como aquella vez que le reclamé que no fuera mi madre y no me lo hubiera dicho. Sus manos temerosas de perderme me aprisionaban con todo el amor que ella sentía por mí y dijo un montón de cosas hermosas para mí.

—Sarada, esto es muy difícil tanto para mí como para ella, casi igual que para ti y para mí —dijo acariciando mi cabeza—. Ambas te amamos y ambas sentimos que debemos renunciar a ti para que puedas ser feliz, pero nuestro amor de madre no nos permite entregarte a la otra enteramente. 

Diciendo esto me regaló la sonrisa más triste que jamás le había visto.

»Sabes, dicen por ahí que la verdadera madre es aquella que es capaz de renunciar a su hijo por el bienestar de este. Lamento no poder ser tu verdadera madre y no poder renunciar a ti para que seas feliz con esa mujer que lloró al perderte de nuevo después de haberte encontrado y demostrado solo un poco de ese amor que siente por ti.

—Mamá, ¿tú crees que Airam puede amarme como ama a Myo, a Syo y a Kyo? —pregunté.

—Sarada, sabes que es lo que más queremos las personas, es lo que no podemos tener —dijo presionándome más contra su pecho—. Estoy segura que te ama más que a los tres revoltosos que tienes por hermanos, aunque no deba hacerlo. 

Emocionada por sus palabras lloré.

—Si me ama más que a ellos, ¿por qué no quiere ser mi mamá? —pregunté confundida. 

Sakura dio un beso a mi cabeza y después de aclarar la garganta dijo algo que necesitaba, en serio, escuchar.

—Ella, lo que más quiere en el mundo es ser tu mamá, de otra forma no hubiera salido corriendo al sentir tu rechazo. A pesar de que estaba en juego su vida se quedó aquí porque se lo pediste, pero ahora que no la quieres cerca no seguiría arriesgando a tus hermanos.

—¿Yo le estoy haciendo daño a mi mamá? —pregunté.

—A las dos —dijo—, pero eso no puede evitarse. Aunque ambas seamos tus mamás para siempre, es cierto que no puedes vivir con las dos.

—Lo siento, mamá —dije abrazándome al cuerpo de esa mujer que quería demasiado y a la cual le debía demasiados cosas como para algún día poder pagar. 

—Te amo Sarada y siempre lo haré —aseguró ella besando mi cabeza con todo el amor que siempre me demostró.


Continúa...


SARADA ES MÍAWhere stories live. Discover now