Capítulo 1

1.2K 67 22
                                    

AIRAM POV'S

—Necesito un favor —dije al hombre azabache que abría la puerta. 

Él me miró aún adormilado y como no entendiendo lo que enfrente de él pasaba.

Era más de media noche, así que era más que entendible que estuviera dormido. Pero era más entendible que yo quisiera dejar la calle pronto, al menos para mí que sabía que me seguían, que pronto darían conmigo y que necesitaba resguardar a mis hijos del frío. 

Por eso le empujé de la puerta y entré junto a un clon de sombra mío cargando a mis tres hijos y una maleta de ropa algo grande.

Sasuke abrió los ojos enormes, se veía sorprendido, confundido, yo solo respiré profundo. 

Sabía exactamente lo que iba a decirle, lo había meditado desde que salí de casa, y todo el camino hasta Konoha lo había practicado, así que no había cabida a errores; adempás no me iría sin un "SI" como respuesta.

»¿La habitación? —pregunté ya en la sala.

Sasuke frunció el ceño señalando una puerta al final del pasillo. Yo caminé hasta ella y dentro recosté los tres niños en la cama que yacía destendida y que mantenía el calor del cuerpo de ese hombre que aún no lograba entender todo lo que ocurría.

Después de que mi clon desapareciera, y de arropar a mis dos príncipes y a mi hermosa princesa, regresé a la sala donde había un hombre observándome fijo. 

Me recargué en uno de los sofás de su sala preguntando por su familia.

—Sakura y yo tenemos bastante sin vivir juntos —explicó.

—¿Sakura? —pregunté confundida.

—Es mi esposa —anunció. 

Le miré confundida. Su respuesta era una idiotez, a menos que, una de dos, mi hermana Karin ahora se llamara Sakura, o este idiota se hubiera casado con otra después de no soportar a la loca.

—¿Y Karin? —pregunté suplicando porque su respuesta fuera mi primera opción. 

—No lo sé —dijo tras mirarme dudoso por algunos segundos. 

Pero estaba mintiendo. O al menos es lo que deseaba, él en serio no podía no saber de ella.

—¿Estás jugando? —pregunté alterada—. No puedes no saber dónde está, ustedes tienen que estar juntos.

—Sabes que no la amo —dijo—, no podría vivir con ella alimentando unas expectativas que no cumpliré.

—Pero... —quise alegar pero no me dejó.

—Sakura es mi esposa —repitió tras interrumpirme. 

—¿A ella si la amas? —pregunté con cierto sarcasmo en la voz, provocando que me mirara con furia. 

—No, pero es la madre de mi hija —respondió dejándome en blanco, sin aliento y sin saber que pensar.

Intentando entenderlo repasé lo ocurrido. 

«Ella era su esposa y la madre de su hija... él no sabía dónde estaba Karin... entonces... ¿Qué pasó con mi hija?, ¿qué pasó con nuestra hija? Porque se suponía que Karín y Sasuke la criarían y la harían feliz. Pero... él tenía una familia y no era con mi hermana y mi hija, bueno su hija porque después de abandonarla yo no merecía llamarme su madre».

—Eres un imbécil —dije mordiéndome un labio para no llorar, conteniendo mí rabia para no matarlo pues lo necesitaba vivo. 

A pesar de que acababa de confirmar que no podía confiar en él, sabía que sólo él podía ayudarme, que solo él era capaz de proteger a mis hijos de lo que se avecinaba.

—Airam —pronunció mi nombre intentando decir algo, pero negué con ls cabeza. 

No necesitaba escuchar nada, no necesitaba sus estúpidas escusas; además no tenía tiempo. En cualquier momento darían conmigo y yo necesitaba que quienes me seguían no llegaran a Konoha.

—Ellos son mis hijos, nuestros hijos en realidad —anuncié y respiré profundo—. Sasuke, tengo muchos problemas y no tengo tiempo ni de explicar, necesito que los cuides un par de semanas, te prometo que volveré a regresarte tu vida. No quiero causarte problemas, asumí que estabas con Karin, así que no lo pensé dos veces antes de venir. 

Sasuke seguía perplejo ante la confesión.

»Juro que regresaré y te explicaré absolutamente todo, también a ella. A tu esposa dile que no tiene nada de qué preocuparse. En dos semanas que regrese te devolveré tu normalidad, desapareceré con ellos para siempre, lo juro, pero por ahora mantenlos a salvo. Te lo suplico por el amor que dijiste me tenías.

—Hablaremos cuando vuelvas y dejaremos muchas cosas claras —dijo furioso y asentí. 

Él estaba molesto y claro que lo entendía. Venir a robarle su preciada calma cuando juramos no volver a vernos después de nuestro último encuentro cuatro años atrás. 

—Ellos son Syo y Kyo, ella es Myo —informé luego de arrastrarlo a la habitación donde los niños dormían—, tienen tres años y son lo mejor de mi vida junto a ella, aunque a ella no pueda tenerla.

Confesar eso me dolió profundamente.

»Sasuke tienes que cuidarlos con tu vida —supliqué respirando profundo, él asintió.

Le entregué una hoja donde previamente había escrito montón de cosas que me parecía importante explicar, pero no tendría tiempo de hacerlo. Era bastante difícil, así que me tragué las lágrimas y besé a mis hijos antes de dejar atrás la habitación.

»Ellos saben que se quedarán contigo —dije—, son excelentes niños. Aunque Myo es una caprichosa se porta bastante bien, Syo y Kyo son imparables pero son buenos niños, solo debes tenerles mucha paciencia y, Sasuke, lamento los inconvenientes.

—Hablaremos cuando vuelvas —repitió con seriedad y asentí.

—Dos semanas —confirmé y me fui. 

Retrocedí mis pasos por un rato y tomé un caminó casi opuesto a Konoha. Ahora que estaba sola debería ir más fácil. 

Esperaba poder lograr lo que planeaba, para así en dos semanas volver y recuperar mi vida, pues si las cosas salían demasiado mal perdería algo que amaba, mi normalidad.

Si no lograba mi objetivo tomaría a mis hijos y me iría del país de fuego para siempre. Esa opción no me gustaba para nada, pero por mis hijos haría lo que fuera, porque ahora era más fuerte y menos idiota. 

Esta vez no renunciaría a lo mejor de mi vida, esta vez protegería lo que amaba incluso con mi vida.

Esta vez lo haría bien, esta vez no perdería pues ya no era la escuincla cobarde de doce años atrás que, asustada de no poder protegerla, entregó su hija a un imbécil que también la abandonó con la loca de mi hermana y por la que, desde entonces, cada noche rezaba porque estuviera bien y fuera feliz.


Continúa...






SARADA ES MÍAWhere stories live. Discover now