Capitulo 12

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—Todavía no puedo creer que vayas a ir a una cabaña con tu novio
—mi mamá suspiró desde la puerta. Ella estaba sosteniendo una taza de té en sus manos y mientras yo empacaba ella observaba sobre mi cabeza, recordando los tiempos cuando ella tenía citas con mi papá. Tiré una sudadera sin mucho cuidado en mi mochila; apreté los dientes y expliqué otra vez—. Justin no es mi novio. Me están pagando para hacer esto.

—¿Dijiste que su cabaña está en un lago? —continuó ella como si yo no hubiese hablado—. El agua puede ser tan divertida en el verano...

Sí, podría serlo si pudiera sumergir a cierta Criatura debajo de ella. Sonreí malévolamente al pensarlo y cerré mi mochila.

—Bien, estoy lista.

Mamá le dio un apretón a mi hombro mientras caminábamos hacia la puerta de la entrada. —¡Tienes que contarme todo cuando regreses!

Hice una mueca mientras la abrazaba. —Solo las cosas más importantes.

Ella se despidió moviendo la mano mientras yo me dirigía a mi auto, tiraba mi mochila en el asiento del pasajero y encendía el motor. También me despedí con la mano y retrocedí por la carretera. —Todo estará bien. Será divertido. Todo estará bien. Será divertido. —Ese era el mantra que repetía una y otra vez en mi mente. Anoche pensé en confrontar a Justin diciéndole cómo me sentía; diciéndole sobre el plan de La Criatura. El problema era que yo aún no quería. En realidad no. Yo quería que él se diera cuenta por él mismo.

Conduje en silencio todo el camino hacia la casa de los Bieber y cuando pasé por la entrada abierta, reduje la velocidad de mi Camry y conduje por el camino. El Mercedes-Benz de Justin estaba estacionado frente a las escaleras y era hermoso. El lustroso plateado del exterior no ocultaba el hecho de que costó una considerable cantidad de dinero. Los frenos de mi Camry chillaron en protesta por la atención que le estaba dando al otro auto. Ignorándolo, me estacioné y salí del auto mientras me colgaba al hombro mi mochila.

Caminé hacia el Cabriolet y con mucho cuidado recorrí mis dedos sobre el frío metal. Observé por las ventanas y, viendo los asientos de cuero negro, sonreí. Sí, creo que podría sufrir conduciendo este auto. Quizá el viaje no sea tan malo después de todo.

Puse mi mochila en el piso y posé mis manos en mis caderas, todavía saboreando la idea de conducir semejante auto tan fino. Mis cejas se arquearon cuando me di cuenta de que era un convertible. ¡Perfecto para la autopista!

Bailé un poco de lado a lado y comprendí que en realidad era un bonito día para estar afuera. Estaba cálido, pero no húmedo, y el sol resplandecía en el despejado cielo azul. Sintiendo mis energías renovadas, me di la vuelta y comencé a subir por las escaleras para entrar a la casa. Me encontré con la Sra. Bieber, Chris y Marly parados junto a la puerta. Les sonreí alegremente y Chris me miró confundido. — ¿Por qué estas feliz? Tú tienes que ir con ella.

La Sra. Bieber lanzó un gritito ahogado mientras observaba a su hijo. — ¡Christopher John!

Yo sonreí. —Es un Cabriolet, niño.

Chris movió su cabeza Justemente, como si estuviera seguro de que me había vuelto completamente loca. Él saltó cuando La Criatura chilló: —¡Niño, mis maletas están arriba!

La Sra. Biebero dijo: —Querida, él no es lo suficientemente grande para cargarlas. Yo te ayudaré.

Marly estaba ocupada chupándose el pulgar. Le di un empujoncito hacia la base de las escaleras en espiral en dónde Justin estaba parado y dije: —Dale a tu hermano un abrazo. No lo vas a ver hasta mañana.

La pequeña niña inmediatamente corrió hacia Justin y le abrazó por las piernas. Justin sonrió y por primera vez desde mucho tiempo se veía genuinamente feliz. Yo extrañaba su sonrisa. Él le dijo a su hermana: —Te veré pronto, Marly. Ni te darás cuenta de que me fui.

His Eyes - Justin Bieber y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora