Capitulo 6

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¿Qué hay de éste? —Levanté un vestido negro con una faja de color rosa fuerte, pero Ahna frunció el ceño.
—¿Negro en una graduación? ¡No sé!

Arrojé mis manos al aire. —Tú busca.

Tomé el puesto de Ahna en mi cama y ella saltó hacia el armario. Explicó: — Necesitas algo que te haga destacar —sacudió su pelo y sacó un vestido—. Algo de color rojo.

Me puse de pie y tomé la percha. Examiné el vestido: tenía un patrón de flores de encaje sobre la tela satinada, con la parte de arriba acanalada y con tirantes. Me acordé del "Baile de Regreso a casa de mi año Junior."

—Mi segunda cita con Lyle. —Dijo Ahna con nostalgia.

—Mi única cita con... —arrugué el rostro ante el recuerdo—, Scott Lancaster.

—¿No te agarro el trasero?

—¡Sí! en ―cada‖ baile, ¡rápido o lento! —Me quejé.

Ahna sonrió. —Bueno, tendrás mejor suerte esta noche. Póntelo y yo voy a ir a buscar tu maquillaje.

Me reí mientras se dirigía al baño, ella me conocía demasiado bien. Excepto en ocasiones especiales, nunca usaba maquillaje, gracias a la influencia de mi madre, entonces, por lo general, terminaba enterrado en el fondo de un cajón en el baño. La Preparación para un baile no estaba completa sin Ahna pasando quince minutos refunfuñando mientras cavaba en los cajones en busca de mi, único tubo de lápiz labial. Pero para eso están las amigas.

Me quité la camiseta y los pantalones vaqueros y me deslicé en el vestido. La tela se sentía suave contra mi piel mientras me miraba en el espejo. El vestido me llegaba a las rodillas con un pequeño volante. No pude dejar pasar la oportunidad de girar en un círculo y tararear La Dama de Rojo. Sabía que no estaba destinada a un contrato de modelaje, pero había algo en estar vestida de rojo que me hacía sentir hermosa. Ahna estaba en lo cierto, este era.

Cuando me puse un par de zapatos de tacón rojo, alguien llamó a la puerta de mi dormitorio. Ahna entró empujándola con el pie. Ella estaba armada con un rizador en una mano y un lápiz delineador de ojos en la otra. Manteniéndolos en el aire proclamó: —Cuando termine contigo, Justin no será capaz de quitar sus oj... er, su mente de ti.
* * *
Mientras conducía hasta la puerta de los Bieber, vi que estaba abierta. El déjà vu dio a mi estómago con náuseas un toque nervioso. Empujé una hebra de pelo suelta detrás de mi oreja, me pare en la entrada. De inmediato tuve que desviarme cuando una mujer paso llevando un plato de servir delante de mi coche. Apretando los frenos, me di cuenta de que el estacionamiento estaba repleto de camionetas blancas que decían Platinum Catering a sus lados. Avancé en mi Camry, estacionándolo lo más cercano a la entrada como era posible, doblando junto a una de las camionetas.

Salí de mi coche, trastabillando cuando uno de mis tacones se atoró en el empedrado. Genial. Me agaché, poco a poco trabajando mi zapato, y escuché un silbido. Sacudí la cabeza para ver a Chris de pie en la parte superior de la escalera junto a Justin. Pequeño niño pervertido. Se inclinó hacia su hermano, murmurando en voz alta: —Just, ¡ella se ve muy bonita!

Mis mejillas quemaron y Justin le dio a su hermano un golpe en la parte posterior de la cabeza. —¡Cállate! ¡Ella puede oírte!

—Oh. —Chris miró a sus pies, mientras se frotaba la cabeza.

Le di a mi pie un tirón fuerte y mi zapato salió libre. Hice clic con mis tacones en mi camino por las escaleras y me detuve junto a Justin.

—Hola. ¿Qué es todo esto?

Justin estaba vestido con una camisa blanca, corbata negra, y pantalones. Todo cubierto con un manto negro tradicional. Completado con sus gafas de sol oscuras, parecía que había salido de una sesión de fotos. Con una mano agarró su birrete de graduación y con la otra rozó su pelo.

His Eyes - Justin Bieber y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora