Capitulo 8

5.6K 289 9
                                    

Todo el día había estado pensando en Ashley. Me estaba volviendo loco.

Primero, había actuado como una total esnob. Luego, habíamos estado compartiendo un momento en el que no quería arrancarle la cabeza de un mordisco. Y ahora, después de su ataque de pánico en el coche, no podía entenderla. Había estado devanándome los sesos todo el día tratando de darle sentido a lo que había dicho para hacerla reaccionar de esa manera. Le había hecho una simple pregunta y casi tuvo un colapso emocional. ¿Qué demonios estaba pasando con ella?

Luego estaba la foto de mi papá que ella tenía en su bolsillo. La única razón para que se hubiese llevado esa foto era que extrañaba los viejos tiempos. Extrañaba a mi papá y, tal vez, me extrañaba. A pesar del duro exterior que trataba de poner, se estaba haciendo obvio que se estaba rompiendo por dentro. Había un lado vulnerable en ella y si presionaba lo suficiente, tal vez saldría.

―Hey, hombre ―dijo Riley, uniéndose a mí en nuestro lugar habitual en la pared.

―¿Qué pasa? ―Me encogí de hombros mientras tomaba de mi lata de soda.

―No mucho. ¿Llenamos el sitio hoy?

―Estoy en eso. Sólo tengo que ver si Eddie puede hacerlo.

Riley sacó dos emparedados de su bolso y me entregó uno. Asentí en agradecimiento y lo devoré. Odiaba la mierda que servían en la cafetería y la mamá de Riley hacía la mejor comida. Siempre le daba a Riley comida extra para mí y no era de los que rechazaban.

Hubo un tiempo, antes de la muerte de papá, cuando mamá solía hacerme el almuerzo, pero ahora ella estaba perdida en su propio mundo.

Sin embargo estaba mejorando poco a poco. Había vuelto a trabajar hace unos años y parecía utilizarlo como una distracción para no pensar en papá. Algunos días ni siquiera podías decir que había algo en su mente, ahogándola. Ésos eran los días en que vivía.

Como si fuera una señal, Eddie entró al patio en una conversación con Stace. Ella sacudía la cabeza hacia él y parecía estar tratando de convencerla de algo. Estaban tan metidos en su discusión que no miraron alrededor hasta llegar a nosotros.

―Oh, hola, chicos. ―El rostro de Stace estaba sonrojado y parecía sin aliento. Me lanzó una sonrisa seductora y se sentó a mi lado.

―¡Hey, Stace! ―dijo Riley muy entusiasmadamente. Saltó a sus pies, quizás en un

intento de ser caballeroso, embelesado por ella.

Rodé mis ojos y me dirigí a la única persona normal en nuestro grupo.

―¿Eddie, estas libre para tocar esta tarde?

Eddie sacudió la cabeza.

―Nah, no puedo. Mi mamá trabaja un doble turno esta noche, así que tengo que hacer de niñera de Hailie.

Hailie era la hermana de seis años de Eddie. El papá de Eddie estaba en el ejército, por lo que se ausentaba mucho y su madre trabajaba a tiempo completo en el hospital, así que Eddie tenía que intervenir y cuidar de su hermana. Así es cómo nos habíamos conocido. Nuestras madres trabajaban como enfermeras en el hospital y nos habían presentado. Si las personas no estuvieran tan obsesionadas con la cantidad de perforaciones que tenía Eddie, verían el chico increíble que era.

Eso es lo que más me molestaba. Todos éramos chicos geniales; solo queríamos hacer música, pero la gente no podía pasar por alto algo tan insignificante como  nuestras apariencias. Nos etiquetaban como monstruos porque nos atrevimos a serdiferentes. Todos nos llamaban molestias y alborotadores porque nos gustaba la música rock y estábamos en una banda. Era malditamente estúpido. Esta ciudad se estaba yendo de veras a la mierda.

Pretend With MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora