57. London Calling

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No recuerdo cuándo comenzó a ir tan rápido el tiempo, estaba a una semana de Navidad y tenía a mi hermana, Gemma presionándome para empacar para irnos a Londres...no quería ir, pero cada vez que me quejaba, me recordaba que sí no lo hacía, le rompería el corazón a mamá.

Después de empacar como loca, una miserable maleta de viaje que llevaba cargada de los hombros, tuve que dejarle mi conejo a Hanna, una niña de once años que es totalmente dulce e inteligente, me la cruzaba en el ascensor y siempre llevaba un libro diferente.

—Cuídalo bien, es como mi hijo —cuando lo dije, Gemma me golpeó en la cabeza. Seguí sonriéndole a Hanna como si nada— . Cuando regrese te traeré algo, y te pagaré, ya le dije a tu madre.

—Está bien, Lexi —Hanna acomodó sus pequeñas gafas, todo en ella me hacía querer abrazarla con fuerza— . Diviértete, tu conejito es muy obediente...estaremos bien.

—Gracias, Hanna —finalmente la abracé con mucha fuerza, Gemma tuvo que halarme para que saliera. Despedí con la mano a Hanna y a mi pequeño rayito de sol (mi conejito es lo único bueno que me había ocurrido en esa semana...les diré luego).


Mis cuatro hermanos y yo, en un vuelo, por muchas horas...era como estar en un monasterio, completo silencio en el que todos estaban en su asunto: Gemma leía un libro, June leía una revista Seventeen, Charlie jugaba videojuegos y Joe andaba en el nirvana...escuchando Nirvana.

Yo tendía a moverme mucho, odiaba estar sentada tanto tiempo. Miré la ventana, me aburrí. Fisgonee a los demás, me aburrí. Busqué un chico lindo, no encontré a Wally.

Me movía tanto que Gemma me dio pastillas para dormir...

9 horas y 40 minutos después...

—¡Alex! —Joe me empujó del asiento y comencé a gritar como si fuera a morir. Joe hizo una mueca de decepción, realmente parecía la única adoptada— . Cálmate, Banshee.

—Maldito idiota desgraciado, ¿siquiera haces gritar a tu novia? —dije en voz irritante mientras me levantaba del asiento para seguir a mis hermanos. Joe me empujó, reí secamente— Eso creí.

—Quizá por eso irritas a la mitad de la familia —Joe frunció el ceño. Reí de nuevo.

—Sólo la mitad idiota —lo golpee en la cabeza.

Tomamos un taxi a la casa de mi padre, Joe estaba enojado conmigo y yo prácticamente lo había olvidado, lo que hacía que me odiara aún más. Gemma había llamado a Mason y Lily para que supieran que finalmente estábamos cerca a su casa. Fue ahí cuando me sentí aún más como una chica adoptada.

June salió disparada a abrazar a Mason, seguida de Gemma y Joe, incluso Charlie se atrevió a saludar. Yo era la más reacia a estar ahí, estaba dispuesta a que mi estancia ahí me diera el tíquet para quedarme en casa con mamá la próxima vez.

Mason me miró con una sonrisa, yo alcé las cejas y forcé una sonrisa.

—Hola, Mason...y Lily —pasé por su lado como si nada. Oí como Lily suspiraba, eso me hizo girar a abrazarla— . Te extrañé un poco, ¿acaso viste la colección de Alexander McQueen?.

—¿Cómo no verla? —Lily me abrazó con fuerza con una sonrisa brillante— Te extrañé, Alex. Sube tus cosas e iremos a hacer compras.

—¿Y las chicas vendrán?...

—Sólo seremos tú y yo, Lexi —se separó de mí aún sonriendo. En mi cabeza todavía estaba la idea de que Lily lucía como la típica segunda esposa, siempre sonriente, con una casa adorable y que era un Osito Cariñosito horneando galletas, pensando que las cosas andaban bien— . Quiero que sea una gran Navidad para todos, y eso comienza creando un vínculo.

Single as a Pringle: Tierna pero pesadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora