50. Está bien

1K 60 3
                                    

Exteriormente estaba caminando relajada, con más confianza de lo normal. Me había atrevido a tomar mi mejor vestido, las típicas gafas oscuras y mucho coraje para enfrentar las críticas con un gran: "Púdranse", de respaldo.

Pero a medida que iba caminando, todos me sonreían y uno que otro chico se atrevía a chocarme los cinco. A mitad del camino vi a Cara, si en caso logramos mantener contacto visual antes de que siguiera caminando. Después de ese mini susto, solté aire como si hubiese visto a mi amigo imaginario y fuese real.

Levanté la vista y al final del pasillo vi cruzado de brazos a Ian. Él extendió los brazos cuando ya estuve cerca, y sin más, le di un abrazo...como siempre, no necesito las notas porque digo lo que ocurre en mi mente como si fuera una transmisión en vivo para CNN.

—Creí que me comerían viva —me separé para verlo, no podía dejar de sonreírle (era tan parecida a la sensación de cuando había examen, pero no estudias y de todas formas pasas con buena nota...O el resumen de mis estudios en la escuela). Ian se encogió de hombros.

—De nada, Hobbit —me sonrió guiñando el ojo. Ladee la cabeza con una expresión de "¿Qué tramabas?".

—Vas a decirme —lo señalé con el dedo conteniendo una risa nerviosa (parece risa de orca...río como un zoológico, en resumen)— ...y nota que fue una afirmación y no una pregunta.

—Sólo dije la verdad —Ian enrollaba mi cabello entre sus dedos (me gusta que me hagan eso, pero no me distraía lo suficiente como para no escucharlo)— y esa es que, no se puede avergonzar a alguien por su vida sexual, sobretodo si a quien estaba avergonzado era la chica más linda del campus.

—¿Abigail Heatherton? —bromee sonriendo. Le golpeé el hombro con suavidad— Si no nos hubiéramos llevado mal, créeme que me hubiese gustado mucho salir contigo.

—Eres demasiado hippie para mí —ambos comenzamos a caminar a clase— , no podría seguirte el ritmo.

—Yo te enseño, maestro —dije en la voz más cliché acerca de los marihuaneros, aunque sonaba más como un músico de jazz— . No hay lío, vienes con Afrodita...según mi gurú.

—Eres un tanto extravagante —cuando lo dijo comencé a reír, su acento le daba clase.

—Di que soy rarita o vengo de otro planeta, eso explicaría porqué gano tantos enemigos —hice una pausa para mirarlo a los ojos con drama de parodia— ...soy marciana, y ahora que lo sabes, debo matarte.

—Puede que yo lo haga primero —Ian me empujó por el costado, yo hice lo mismo.

—No lo creo, yo ya tenía un plan —le agarré el brazo y fingí clavarle las uñas con un gruñido (créanme cuando digo que no me entiendo a mí misma)— . Te daría un susto de muerte...

—Alex, ya me lo dijiste, ahora no puede hacerse realidad —me agarró la mano y la entrelazó con la suya. Podía no sonrojarme con un desnudo o frente al miedo o cuando me avergonzara, pero si alguien me demostraba un poco de cariño...aunque una cosa mínima, ahí estaba, sonrojada y con mucha inseguridad en la cabeza...o quién sabe qué.

—¿Y si te esposo a mi cama y luego hago que me quieras tanto al punto de que seas mi esclavo? —no supe si era intenso o perturbador (debería dejar de ver Los Addams).

—Creo que eso me gusta —me besó la mano y quedé en coma por unos segundos.

—No hagas eso, por favor —bajé la mano, pero Ian seguía entrelazado conmigo con una sonrisa divertida— . Me confundes y...creo que soy propensa a...¿Cómo se dice?. La idea es que ya me gusta alguien y no quiero arruinarlo, por lo menos quiero seguir adelante para probarme a mí misma que no soy de las que abandona fácil. Ian, para que quede claro, somos amigos y si quieres te presento a algunas conocidas.

Single as a Pringle: Tierna pero pesadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora