Single as a Pringle: Tierna pero pesada

6.Soy "asocial"

¿Saben qué es peor a que te molesten? evitar a tu ex-mejor amigo por toda la Universidad. Estoy tensionada, pero no entiendo por qué ("¿Por qué estás evitando a Matt? Bah"). Cece me mira como si tuviera orejas de conejo o algo raro.

—No me digas que siguen peleados —Cece me codeó. Reí falsamente y bajé la capucha de mi chaqueta.

—Sí y no voy a hablarle hasta que se disculpe con Meg —comí un poco del chocolate que había estado todo el día en mi bolsillo.

—Lo hizo ayer enfrente de mí —Cece estaba respondiendo a un texto, pero a fin de cuentas me decía: "Háblale".

—Tengo cosas más importantes que hacer —me encogí de hombros. Por lo menos tengo a Cara, la chica que siempre está allí para hacer comentarios agudos y hacerme reír. Matt es más como ese gato que te hace mimos para obtener comida y luego te deja todo el día solo.

—¿Ver HBO, estudiar, salir porque te aburres y seguir el círculo hasta que notes que eres una cuarentona sola? —Cece es alta, pensaba que puede intimidarme.

—Sí, si tiro mi vida a la basura es mi problema, ¿no? —lo dije tan normal como si se tratara de una persona sonriendo mientras dice: "Me parece que este es el mejor sushi que he comido". 

Cece entrecerró los ojos, me miraba como si fuera ASÍ de malo lo que dije. Pero si eres hermosa, extrovertida, no le tienes miedo a salir con chicos, eres divertida y sobre todo eres Cece...no puedes comprender como soy o por qué dije eso. La mejor parte es que la ansiedad no me come porque no le gusto a un chico o porque hablan mal de mí. 

—Alex, Alex, Alex —negó con la cabeza y me habló como si fuera su hermana menor— . No has aprendido lo suficiente, no puedes hablar de ese modo.

—Puedo hablar como camionero si quiero —mi tono seguía en orden, eso irrita a la gente...¡no he dicho que no quisiera hacerlo!— . El problema es que no a muchos les gusta...eso es lo que temes.

—¡Siempre tienes que ser tan estúpida! —Cece abrió sus ojos oscuros a tal punto que pensé que podrían salirse— . ¡Háblale a Matt de una maldita vez!.

—¿Y si no lo hago?.

—Sufre —se volteó y siguió caminando. Luego ahí estaba yo, tratando de respirar para que mi instinto violento no se alzara.

No sé por qué la gente me ve y cree que voy a seguir sus consejos, no los insulto, pero, se ofenden de todos modos. No necesito a la Doctora Marta Corazón, ¿me entienden?. Me harté de cuidar a un niño que se cree adulto por vivir al límite, y me harté de que me quieran con él. Tengo opciones y puedo hacer cosas por mí misma, ¿comprenden?.

—¡Machorra! —Ian rió pasando por mi lado. Me empujó por el hombro. No estaba de humor.

—¡Machorra tu hermana! —me voltee y sólo encontré su cara de niño rico viéndome indignado, debería ser yo la indignada...pero— . No estoy de humor para tus niñerías, lord Henderson—me había enterado que es británico. Pésimo chiste, pero lo hacía enojar. Ian se acercaba a mí y yo estaba muerta de la risa.

—¿Mucha risa, Machorra? —Ian sonrió con malicia.

—¿Por tu cara de tonto? ¡Sí! —lo empujé con suavidad mientras seguía riendo.

—No cabe duda que eres virgen —Ian lo toma como una ofensa, ¿me duele?...¡no mal piensen eso!.

—Averígualo —reí y seguí comiendo mi chocolate. No es una buena respuesta, es... ¡la mejor repuesta que haya dicho!. Ian seguía ahí parado. Alcé una ceja— . ¿No tienes que amargarle la vida a otra chica sensual para que se acueste contigo porque se siente insegura?.

—¡Cállate! —Ian estaba rojo de la rabia.

—Soy una perra, ¿no? —reí con más fuerza— . ¡No me digas que no lo haces! Conozco a la clase de bastardos como tú.

—¡Cállate puta! —Ian prácticamente me escupía en la cara cuando estaba gritando.

—Eres un tanto incoherente, acabas de decirme "virgen"—menee la cabeza y posé una mano en su hombro— . ¿Me deseas aún más? —Ian se quedaba quieto sin saber qué hacer— , porque eso es lo que planeas, ¿no?.

—Basta —eso se oía como un susurro.

—No soy mala, pero si me empujas a serlo, lo haré —le besé la mejilla y me acerqué a su oído— . Si vas a hablarme civilizadamente, estaré en el café kawaii cruzando el campus —antes de irme lo rodee con los brazos en un intento de abrazo— . Ser el chico malo no te abre todas las puertas, sólo derrumba lo poco que alcances a tomar.