9. Inmaculados

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Amelia sabía a lo que Pepper se refería, el hombre que había sido parte de la toma de rehenes, el mismo que había disparado a Henry. El pobre niño de siete años que ahora mismo luchaba entre la vida y la muerte. La mirada de Amelia se volvió de pronto sombría y con ansias de venganza, no iba a matarlo pero de alguna forma pagaría por lo sucedido con Henry.

—¿Dónde?

—Oficina central, podemos ir ahora mismo e interrogarlo de lo sucedido, pero hasta ahora no ha querido hablar.

—Una suerte que esa ha sido mi especialidad.

Sin pensar más, ambas chicas se dirigieron a la salida del edificio y tomaron el auto para dirigirse al lugar donde interrogarían al criminal; querían saber porqué lo hicieron y aunque fuera poco probable podrían sacar una pista sobre Los Inmaculados como habían decidido llamar a la mafia que perseguía a Amelia.

Caminaban justo detrás del comandante de policías quienes les dirigía a la celda donde el hombre se encontraba, mientras caminaban en medio de todos los encarcelados estos no paraban de decir obscenidades sobre ambas chicas, ¿qué diría Tony de eso? Seguro ninguno de ellos saldría vivo.

Con el hombre esposado y otros dos oficiales sosteniéndolo se dirigieron a la sala de interrogaciones donde se quedaron solo Amelia y el criminal. Desde la primera vista Amelia le veía con la mirada más despreciable que tenía.

—Habla —el hombre simplemente apoyó la espalda al respaldo de la incómoda silla de metal y se quedó viendo a Amelia dubitativamente, analizando cada rasgo suyo, cabe recalcar que Amelia odiaba que la miren fijamente y eso le enfadó, mucho— ¿¡qué?! – gritó después de ya no aguantar un segundo más con los ojos negros encima suyo.

—Apunté justo al rostro, un tiro limpio, ¿cómo es posible que sigas con vida? —el hombre entrecerró los ojos aún analizándola mientras se inclinaba hacia adelante para verla más de cerca.

—Tal vez tu puntería es pésima.

—No, la bala iba directo a ti es imposible, a menos que..—después de unos segundos de silencio y Amelia comenzando a desesperarse añadió— eres una de ellos...

—¿Por qué han hecho la toma de rehenes? ¿alguien les ordenó hacerlo? —preguntó ignorando completamente su comentario anterior. Él simplemente volvió a apoyarse al respaldo y sonrió de lado, burlándose de ella.

—Ahora que recuerdo —se enderezó— la bala se detuvo a milímetros de tu cara y luego cayó... ¿Por qué no hiciste eso con aquel niño estúpido?

El mencionar a Henry había colmado la poca paciencia que Amelia tenía y dio un fuerte golpe a la mesa dejando roja aquella parte de su mano y con un ligero ardor, tal vez abriéndole las heridas que se había hecho unas horas antes, pero poco le importó. Sabía que Pepper y el comandante observaban desde la cámara de vigilancia, pero ella ya no soportaba más. Después de aquel golpe a la mesa, el cual logró sobresaltar ligeramente al hombre, ella subió el tono de su voz.

—¡Responde a las preguntas que te he hecho, mierda!

—¿Por qué lo haría? Necesito un abogado—contestó burlonamente.

—Yo podría simplemente matarte, pero al parecer eso es ilegal aunque seas un hijo de...—él rió

—No me asustas niñita —en un rápido acto tiró de la mesa increíblemente ligera, golpeó al hombre en la boca y lo sostuvo de la camisa mientras susurraba amenazante

—Dime de una vez ¿quién te ha ordenado hacer la toma de rehenes y por qué? —el rió una vez más con la boca llena de sangre

—Ellos tenían razón, eres una mejorada. Te encontrarán niña y no imaginas lo que harán contigo —susurró en su oído y reía mientras los oficiales entraban para separar a Amelia de él— Aunque ahora sabemos de otro, el que salta de un edificio a otro, tu eres la principal y te harán sufrir, bonita —ella alcanzó a darle un golpe más antes de que se lo llevaran.

Ella se quedó pensando en lo último que había dicho. Al final tenían razón y la toma de rehenes del edificio abandonado había sido una trampa para atraerla y estaban conectados con los Inmaculados, pero ¿a qué se refería con "mejorada"?

—¿Qué ha sido eso?

—Lo siento Pep, me he salido de control.

—No, la mesa. ¿Cómo la has apartado así? Parece que ni la tocaste.

—¿De qué estás hablando?

—Mira la cinta de seguridad.

Ambas pasaron a la pequeña sala de control y Pepper le pidió al policía que reprodujera la cinta. Un pequeño destello de luz, no lo había tocado. Ella no pudo haber hecho eso, ¿qué estaba pasando?

La Nueva Vengadora: AmeliaWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu