El presidente nos sonríe y nos invita a tomar asiento.

Peeta y yo lo hacemos sin decir palabra.

—Como han notado, su presencia en el Capitolio es más que bien recibida, nuestra gente los ama, y yo estoy orgulloso y emocionado al igual que ellos, de su enlace.— La sonrisa en esos labios hinchados aparece, y un escalofrío me recorre.
—Señorita Everdeen, como ya hemos platicado en otras afortunadas ocasiones, quiero dejarle en claro que hablaré con absoluta franqueza, esperando demuestre la misma cortesía.— Me observa esperando mi reacción, así que tomo el valor de contestar.

—Contestaré con la verdad— termino la frase ya que siento que la voz me traiciona y puedo flaquear.

—A usted señor Mellark, no me queda duda de su caballerosidad y la certeza que tendrá la misma cortesía que tiene su "prometida" — recalca esto último haciéndome sentir incómoda.

—No tenga duda alguna que así será— contesta Peeta educado, dando muestra de un aplomo que envidio en este momento.

—Nuestra reunión es muy sencilla, verán... como he dicho hace un momento, la gente de nuestro amado Panem los adora, pero en especial mi gente, la misma que se ha congregado para recibirlos,  y otros tantos más que estarán sin duda, en su esperado enlace el día de mañana—.
Se detiene un momento y toma de una pequeña copa que tiene a un lado, el silencio que se crea es angustiante—. Ver a sus vencedores siempre a sido un aliciente poderoso; pero tenerlos de cerca, tocarlos, amarlos; es para ellos el culmen mismo de lo exquisito. Así que como deber de un vencedor para el pueblo que tanto les da, deben estar disponibles y agradecidos con ellos.

Guarda silencio viéndonos, mientras Peeta y yo nos quedamos ahí sentados sin entender en absoluto,  nada de lo que ha dicho.

Él debe notarlo porque enseguida vuelve a hablar.

—Debido a que su situación será distinta a la de todos los que hasta ahora se han coronado, deberemos hacerlo en absoluto cuidado. Las personas que ya han sido consideradas, están informados de lo imperativo que es, que nada sea divulgado, a expensas de su propia seguridad.— Peeta y yo seguimos sin entender.

Veo la cara de desconcierto de Peeta y por eso sé que esta perdido en esto, igual que yo.

—Señor, ya que usted ha pedido absoluta sinceridad...debo hacer de su conocimiento, que no entiendo de qué habla— Peeta hablo, al ver que Snow no decía más.

El presidente sonríe:
—Mis vencedores deben absoluta lealtad y fidelidad: a Mí, al Capitolio, a la gente que en el vive; gente que pago por algunos de los obsequios que a ustedes les permitieron la vida. Así que como pago a tan honrosa generosidad, un vencedor que sea deseable para cualquier individuo, que pueda tenerlo claro esta, es un vencedor que gustoso acudirá a él... Su deber como vencedores deseables y disponibles, es satisfacerlo, acompañarlo, ser lo que él o ella desee; claro esta con el apropiado pago de dichos servicios, mismos que ustedes deberán reportar a mí— termina de hablar de nuevo y me niego a creer lo que supongo ha dicho.

—Esta usted diciendo... ¿qué nos vende?— La pregunta sale de mi boca sin proponérmelo.

—Me gusta más llamarlo "un intercambio"— contesta sonriendo.

—Debe estar jugando, no puede hacer eso, eso es...— La voz de Peeta es interrumpida de golpe.

—Dígame usted de nuevo ¿qué es lo qué no puedo hacer? La situación es esta y no esta en discusión. Debido a que su boda esta por realizarse, debemos ser conscientes y hacer las cosas con discreción, dejaré que disfruten su luna de miel, un regalo, si gustan tomarlo así de mi parte. Son afortunados, les estoy obsequiando algo que muy pocos vencedores han obtenido: la oportunidad de elegir a quién entregarse en primer lugar.

Acepto... La Boda de Peeta y Katniss. (EDITANDO)Where stories live. Discover now