Acepto... La Boda de Peeta y Katniss. (EDITANDO)

Capítulo 1

El espejo muestra un hermoso vestido, quisiera alegrarme con cada uno, pero no puedo olvidar el porqué estoy luciendolos,
las cámaras no me lo permiten aunque quisiera.

La gente del Capitolio me verá en todo mi esplendor luciendo hermosos vestidos de novia, todos creaciones de Cinna para la futura boda; una boda planeada en cada paso por el Capitolio, una boda que hemos sido forzados a aceptar.

Peeta estuvo impecable en su pedida de matrimonio, cuando les propuse que se debería hacer estábamos en un momento crítico, creí que así convenceríamos al presidente de nuestro amor, corrección: sería mejor decir que convencería al presidente de mi amor.

Snow no duda del amor de Peeta por mi, pero no cree en el mío, y es obvio ya que no hay ninguno de mi parte, de acuerdo no es del todo verdad, el chico del pan es bueno y me inquieta de diferentes maneras, pero no puedo, ni quiero investigar qué tanto me importa, no puedo darme el lujo de sentir nada.

El presidente nos ha orillado a una boda absurda para detener un levantamiento que en primer instancia no quise provocar.
Creí que podríamos, pero lo que vimos en el tour me ha asustado. nada de lo que podamos hacer calmará lo que sucede en los distritos, aun así no podemos retractarnos, la boda está en marcha.

—Katniss luces hermosa— mi hermana tiene esos ojos grandes llenos de admiración con cada vestido que me he puesto.

—Tu hermanita tiene buen gusto— dice Cinna sonriéndole —yo los diseñe.

—Te diría que te falta modestia Cinna, pero tienes razón al igual que Prim, este vestido es hermoso— me veo en el espejo y toco la tela, no me parezco a mi, nada de lo que  he visto hasta ahora me lo había imaginado para mi boda. En realidad nunca me había imaginado siquiera casarme, pero si hubiese soñado algo, sería un vestido limpio, el mejor que tuviese y es todo.

—Creo que a Peeta, le gustará ese— Sonríe Prim mientras me ve tratando de poner una cara alegre a una cámara que quiere tomar, según dicen, mi mirada soñadora y enamorada.

—¿Cómo sabes eso?— le cuestiono mientras sigo intentando poner esa mirada.

—En realidad no lo sé Katniss, solo supongo que le gustará, igual que los 2 anteriores, los estas usando tú, eso debe ser suficiente.— Es su conclusión y lo dice muy segura. Cinna le sonríe.

—Tu hermana es muy inteligente no me queda la menor duda.

Veo con detenimiento a mi patito que está tan emocionada viendo los vestidos, que me recuerda cuando me arrastraba al ventanal de la panadería para ver los glaseados de los pasteles.

Siento los flashes y gritos de emoción porqué han conseguido la mirada que buscaban, es obvio, estaba viendo a mi hermana.

—Vamos chica en llamas, debes sonreír, levanta la cabeza, no dejes que esto te gane.— Cinna no a dejado de murmurarme en el oído tratando de darme ánimos, cada vestido que me coloca hace mas real el momento que temo.

Salgo con un modelo, lleno de volantes fruncidos, vuelo en la faldilla de muchos pliegues, un corsé de pedrería. Los grititos de Prim me afirman lo que pensé en el momento que lo vi en el espejo, es el mas bonito que me han probado.

Me aseguro de actuar con corrección esta vez, quiero terminar cuanto antes esto.

Estoy exhausta, cansada, dolida, no hay nada que me pueda sacar de lo que en un par de meses estará por ocurrir.

Las ideas de escape para vivir en los bosques ya no me atraen, cuando azotaron a Gale mi manera de ver como funcionaba todo, cambio.

Los distritos están inquietos y aunque Peeta y yo tratamos de convencer a todos, dudo que consiguieramos algún cambio; el presidente mismo lo dijo cuando vino a "visitarme" antes de la gira: convénceme.

Pensando en eso, tome la decisión que esperaba fuera el detonante para que Snow no dudará que mi compromiso fingiendo romance con Peeta se mantendría firme.
Pero la propuesta de matrimonio no funcionó, Snow mismo lo dijo, no lo convencí.

Ahora estoy atada y aún mas pronto de lo esperado, debo casarme. En nuestro distrito no gozamos de muchas cosas, pero al menos tenemos la libertad de elegir sí es que queremos casarnos y con quien.

Y hasta esa pequeña libertad me ha quitado la maldita serpiente.

Levanto la cabeza cuando escucho pasos en la puerta.

—Vamos Katniss, habrá transmisión obligatoria y esta apunto de iniciar— Prim aún sigue encandilada por los hermosos vestidos que vio hace unos días.

—¿Por qué habrá transmisión obligatoria?— pregunto para saber si mi madre o ella lo conocen.

—Tal vez sean tus fotos Katniss​.— Su linda voz emocionada me quita el amargo sabor que es saber que me verán lucir unos vestidos para una boda que no deseo.

Y su conclusión es un hecho, la transmisión inicia y en la pantalla aparece Caesar junto a Cinna. Me pierdo lo que sea que ambos estén diciendo, mi mente divaga en otras cosas.

—Llevemos a Katniss Everdeen a su boda con estilo!— El grito de Caesar me saca de mis pensamientos y con reticencia volteo a ver lo que ha aparecido en pantalla.

La gente del Capitolio podrá votar por el vestido que más les haya gustado y ese será el que luciré el día "más importante" de mi vida.

Es intolerable verme.

De pronto Caesar anuncia que el presidente tiene un anuncio que dar, y eso si me asusta.

Snow aparece, y el odio que siento en mi por ese abominable señor, se respira en cada poro.

Empieza hablando de los días oscuros, de la tradición que se a establecido, que cada 25 años se celebraría una cosecha distinta.

Un niño vestido de blanco aparece cargando una caja llena de tarjetas, veo con asco que nuestros mandatarios están preparados para muchísimos años.

El presidente toma la tarjeta con el número 75 Grabado en el sobre, lo abre y lee a todo Panem que en este momento debe estar al borde de su asiento sudando, con miedo justo como lo hago yo, y no es por mi por quien temo, sé que no puedo volver a la arena, pero Prim...

—Como recordatorio a cada uno de los distritos, que sus vencedores son la prueba viviente de la fortaleza y el orden, que la recompensa es alta si se lucha con orgullo y gallardía...
Los tributos de este año serán seleccionados por sus vencedores.

Snow sigue hablando pero mis oídos se han tapado.

Debo mandar a alguien con mi decisión a su muerte.