Capítulo XII: La prueba

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Todos nos levantamos con los vasos en la mano.

-Un brindis por papá, ¡que ha conseguido trabajo!

-Mamá, mamá. Nosotros queremos cerveza también. Con agua da mala suerte brindar!

-De eso nada par de gamberros. Bebed refresco, pero nada de alcohol.

Los gemelos se quejaron a la vez, pero el refresco ya era más que agua así que aceptaron a regañadientes.

-Encima repetidos...menuda nos espera cuando tengan edad de salir.

-Tu calladito, que para ser más mayor contentos nos tienes.

-Vamos vamos. Alegría que tengo un trabajo! Kampaai.

-KAMPAAAAIIII.

Bebimos alegres. Mi hermano mayor lo hacía también desde el portátil.

-Tengo que cerrar, familia. Va a empezar una clase. ¡Os quiero a todos!

Su cara desapareció de la pantalla, y apagué el ordenador. Me supo mal, ya que quería que él escuchara también mi noticia.

-Voy a sacar el postre. He hecho tarta de caramelo.

Mis hermanos vitorearon todos.

-Espera mamá. Quiero deciros algo...
-¡Plasta! ¡Espera a que mamá saque el postre!
-Es un engaño ¡Quiere toda la tarta para ella y así llevarle al monstruo de los dulces!

Miré a los gemelos con cara de asesina. Dicho monstruo era Atsushi. Mis encantadores hermanos le habían puesto ese apodo.

-No jodas, (T/n). No estarás...
-¿Eh?

-NOOOOOOOOO

Todos miramos a mi padre, Sobresaltados. Estaba en un rincón hecho un ovillo.

-Ese gigante me ha arrebatado a mi dulce flor. Le ha quitado su inocencia..-Me mira llorando a mares.-¡Y ahora ha dejado embarazada a mi niña!

Roja cómo un tomate le di un golpe en la cabeza, y mi madre le dio otro con una sartén.

-¡No estoy embarazada!
-La niña dice la verdad. Tomaron precauciones.

-¡MAMAAAA!

-Es cierto, me falta un condón de la mesita.

-Hermano ¿Tú también?

Me llevé las manos a la cara avergonzada, mientras mi madre y mi hermano comentaban con ilusión mi primera vez, mi padre lloraba en su esquina lleno de chichones y los gemelos bailaban alrededor mío cantando que su hermana ya no era virgen.

-¿Queréis qué os cuente lo que iba deciros o no?

Todos me miraron. Por fin en silencio. Respiré profundamente.

-Quería deciros que dejo de trabajar en la heladería. La semana que viene será la última. Voy...voy a volver a jugar partidos de baloncesto.

Silencio. Parpadeé esperando alguna reacción negativa, cuando mi madre se adelantó y me estrechó con fuerza.

-Cariño eso es fantástico. Ya sabias que no hacía falta que trabajaras. Que vuelvas a jugar es la mejor noticia que podías darnos.

Mi padre asintió, satisfecho.

-¿Y a que se debe tal cambio de parecer?

Miré a mi hermano mayor.
-Bueno...hoy me han comunicado que por falta de trabajo iban a rebajar mi salario, pero debía hacer las mismas horas...y no lo he visto justo.

Siempre DulceWhere stories live. Discover now