Capítulo III: Familia numerosa

4.8K 419 86
                                    

-¡Ya estoy en casa!

Mi madre se asomó desde la cocina. Tan sonriente y alegre como siempre: - Cariño, he llegado hace nada de trabajar. Sé que hoy es tu día festivo pero ¿te importaría ayudarme con la comida?

Sonreí. En verdad había sido algo egoísta saliendo a jugar mientras ella trabajaba.-Claro mamá. Déjame que me duche y te ayudo enseguida.

Entré corriendo en el baño y empecé a desvestirme. No me quitaba de la cabeza ese último ataque de Murasakibara. Tenía una fuerza increíble para su edad. un talento único...sentía envidia...

¿Envidia de que?

Me miré en el espejo. Deshice mi pequeña coleta dejando caer mi pelo. Siempre lo dejaba lo suficientemente corto para esconderlo pero también algo decente para darle un toque más femenino.

Sin ropa interior, pude ver mis pechos firmes. Ni muy grandes ni muy pequeños. Mis brazos fuertes, demasiado para una chica...mi gran tamaño en general. ¿por qué narices tenía que medir 1,80?

No había ni una sola chica en mi instituto tan alta como yo. Tampoco lo hubo en el colegio...suspiré mientras entraba en la ducha. Siempre había sido demasiado larga, demasiado alta...siempre me costó tener amigos, y lo único en lo que destaqué mucho fue en el baloncesto.

Pero cuanto más jugaba con mis compañeras de equipo más me alejaba de ellas, y de mis rivales...al final, las únicas personas con quien jugaba a gusto eran mis hermanos y mi padre...

Hasta ahora. Murasakibara era como yo pero en chico. Claro que él tenía mas oportunidades de encontrar otros con quien jugar. Sabía de jugadoras de baloncesto enormes y profesionales claro, pero la mayoría estaban en la WNBA, y eso me pillaba lejos...además, ¿y si Murasakibara me había reconocido?. Me sonrojé al recordar aquel día, como me sonrió cuando...

-Ey (T/N), necesito usar el w.c ¿te queda mucho?

-Joder Nii-chan,¡ Acabo de entrar!- Me enjaboné rápidamente todo el cuerpo y me aclaré, saliendo de la ducha sin apenas disfrutarla. Aún no estaba envuelta en la toalla cuando mi hermano entró en el aseo.-¿No te puedes esperar?

-Hostias tía, como te han crecido las tetas- Rió mientras se bajaba la cremallera. Esto de tener sólo un w.c era una mierda. Pero tampoco había para más y con la cantidad de hermanos que éramos al final una se acostumbraba.-Espera que ya salgo,¡No empieces!

Cerré la puerta tras de mi y fui a mi cuarto a cambiarme. Esquivé a los gemelos (más pequeños que yo)- No patinéis por el pasillo ¡Demonios!- Y entré en mi refugio...

-¡¿Papá?! ¿Estás leyendo mi Diario?- Mi padre tiró el diario encima de la cama y puso cara loco

¿T...tu diario? No no..ah...buscaba algo que leer...-Salió corriendo al ver mi cara. ¡Esta casa es de locos! Corrí tras él aún con la toalla

-¡¡Mamá!! Papá ha vuelto a coger el diario. ¡Está obsesionado con lo de tener o no tener novio!

-Cariño...eres su única niña...y estás en la edad. Con lo preciosa que eres está preocupado por si sales con alguien - Se acercó a mi y me besó suavemente la frente. Mi madre , como yo, era muy alta, y mi padre, y mis dos hermanos mayores. En casa los únicos pequeños eran los gemelos y el enano de seis años. El resto éramos todos torres. Literalmente

-Mamá con mi altura a mi edad los chicos no se acercan, se alejan. Y corriendo.- Ella rió con dulzura. Su voz parecía una canción de melodiosa que era- Que dices cielo. Eres preciosa. Tal cual ¿Me vas a decir que no le puedes gustar a nadie sólo por tu altura?

Recordé el día en que Murasakibara me sonrió con esa dulzura, a la salida de a tienda

------

Flashback

Hacía calor, y el día era soleado.

La tienda estaba vacía a esas horas y Murasakibara paseaba a sus anchas por sus pasillos. Llevaba la cesta llena de comida basura en general, pero guardaba un lugar especial para una edición limitada: los nuevos helados de sabores de tartas. Era una variedad especial: la caja llevaba un helado al azar. Podía salir cualquier sabor de los ocho diferentes.

Para él esto era una sorpresa agradable, pues todos los sabores parecían increíbles, así que cogió la caja sin titubeos y pagó con nervios. Tenía tantas ganas de probarlo y saber cual era que no espero a casa para comerlo. Tarta de chocolate y almendra con azúcar dorado.¡ El Helado era por fuera dorado! se le hizo la boca agua de pensar en su sabor.

Pero cuando estaba a punto de probar el primer bocado, mientras salía de la tienda, unos chicos al entrar le tiraron el helado al suelo. No supo que fue lo peor: Ver su helado roto y desecho, las ganas locas que tenía de probarlo, o que los chavales ni se dieron cuenta de lo ocurrido. Estaba por entrar en la tienda para darles una lección cuando una mano le agarró del brazo y le impidió volver a entrar.

Una chica muy alta y de rasgos muy finos le sonrió tímidamente:-He visto lo que ha pasado, pero hazme caso, conozco a esos chicos y son problemáticos. Te meterás en un lío...-Ella le miró de arriba a abajo. No era común para ella tener que alzar la vista para mirar a alguien

Por otro lado, Murasakibara también se sorprendía de ver a una chica tan alta. Normalmente tenía que agacharse bastante para hablar con ellas. Y además, era preciosa. Eso hizo que se calmara un poco- No seas molesta, estoy muy cabreado por lo que ha pasado.- Ella no le soltó el brazo.- No puedo solucionar lo que ha pasado, pero...puedo darte una cosa...- Buscó en su bolso, sacando un ticket promoción de la marca de helados.- Si vas a cualquier tienda de las que ponen aquí, podrás probar a elegir cualquiera de los sabores nuevos.-

Le tendió el papelito, sonriente, mientras el muchacho la miraba impresionado.-¿Por qué me lo das? Puedes usarlo tu, ¡no me conoces de nada!- Pero ella sólo le cogió la mano y dejó ahí el ticket.-No soporto las injusticias...y estoy segura que tu lo disfrutaras más que yo.

Se miraron, y para sorpresa de ella, Murasakibara le sonrió como nunca antes le había sonreído un chico.

-------------------

-(T/N), ¿Me estás escuchando, cariño?

-¿Qué? Ah si...- Me sonrojé ligeramente- Voy...a vestirme, que aun voy con la toalla

-Esa cara...¡aaaahhh! pensabas en un chico ¡noo!

-¡Déjalo papá!- suspiré, llevando las manos a mis mejillas. No podía ser. Me había puesto roja recordando aquella tarde. ¿de verdad le dí el papel?Bueno, yo sabía quien era él...claro...y hoy había jugado (y perdido por supuesto) contra él...pensé en sus ojos violetas y ese pelo enmarañado y largo...no no. ¿que hago? Después de lo ocurrido lo mejor era no volver a verlo. O si lo veía al menos fuera disfrazada, para poder jugar otra vez con el.

Esa era la única relación que tenía que tener en mente. Era un buen rival. Era mi nuevo obstáculo para seguir esforzándome en mejorar.

No podía enamorarme de él.

Siempre DulceOnde histórias criam vida. Descubra agora