Asɪsᴛᴇɴᴛᴇ ᴘᴇʀsᴏɴᴀʟ «𝐲𝐨𝐨𝐧𝐦𝐢𝐧|𝐣𝐢𝐦𝐬𝐮»

ONCE.

SUGA

—¿Y el látigo?

Jimin desvió la mirada, sus mejillas ardían, lo podía sentir a pesar de la distancia que nos separaba. Él respondió.

—Ahí —con su dedo índice indicó que estaba en la mesa.

Me acerqué a la dichosa mesa para tomar el látigo, podía escuchar la respiración de Park, supongo que estaba nervioso y no pensaba que me estaba revelando. Me gustaba la idea, porque también podía jugar con el cuerpo de mi asistente, era algo mutuo.
Me había gustado el oral que le había hecho a Jimin, jamás lo había experimentado por lo que era algo nuevo, no solo podías besar al chico que querías sino también otras partes del cuerpo, podías sentir su piel ardiendo, su sudor, oír sus gemidos y lo mejor...poder sentir que por ti tiembla. Eso me gustaba.

—Dame la espalda y recuéstate en la mesa de cristal.—ordené. Ahora yo mandaba.

Jimin puso sus dos manos en la mesa y me mostró su no muy rojizo trasero. Era muy, pero muy redondo. Amaba ver su trasero, debería ser la octava maravilla del mundo. Pero, necesitaba algo de color ¿verdad?

—Jimin... —le susurré al oído, el aún me daba la espalda. Toqué su miembro suavemente, él soltó un suspiro—a veces te haz confundido con los pedidos de comida que te hacía en la empresa ¿lo recuerdas?

—Eso que tiene que ver con esto.—dijo con los ojos cerrados.

—Mereces mas que un solo castigo.

Solté su miembro y me posicioné tras él juntando nuestros cuerpos, mi polla sentía su trasero y rápidamente se erectó. Ya no podía más. Con ambas manos toqué sus caderas y lo apreté a mi, él suspiró con sensibilidad y se apegó a mi, rápidamente me alejé de él provocando que bufara.
Tomé el látigo y lo pase por su nalga derecha, el respiró hondo. Con dureza di un golpe en la misma nalga y soltó un grito. Me acerqué a su oído.

—Vas a estar jodidamente castigado Park. —él se estremeció, tomó mi cara y me dió un beso, mordió mi labio inferior.

—No me des tan fuerte, por favor. —su voz sonaba suplicante y a la ves frustrado.

Le di un látigo —esto pasa por hablar con otros chicos cuando deberías atenderme.—el gritó, froté su trasero para que no le duela—este por ser tan puramente tierno y ponerme duro cuando caminas.—tiré otro azote, el cerró los ojos—este por dejar que te besara esa noche cuando estaba ebrio y.. —me interrumpió.

—¿Como sabes de eso?-
—no me miraba, seguía en su misma posición—pensé que no lo recordabas.

—Después de estar ebrio olvidas gran parte de lo que hiciste pero con algo tan especial no podría olvidarlo. —tomé su hombro, Jimin no dijo nada. Volteó, me dio un beso en la frente, le sonreí.

—Quiero follarte YoonGi.

Tan solo escuchar eso me ponía colorado así que decidí seguir haciendo lo que hacia.

—Y este por correrte cuando no debías.—observé su trasero el cual ahora se encontraba rojo e hinchado, se miraba como sus malditas mejillas —perdón, no debí de haberte azotado tan fuerte.

—Cualquier casa que hagas no me dolerá, excepto que me rompas el corazón.

—Eso no pasará. —despeiné su cabellera, cuando volteó a mirarme, sus ojos me ponían nerviosos, después de todo creo que estaba mas seguro de lo que sentía por él. Lo quería.

~

—Solo queda el último juego YoonGi. Es la hora. —dijo con su voz ronca, cada ves que hablaba así podía explotar en sensaciones. Asentí.

Sus manos se posaron en mi cintura, quité su camisa y la tiré al suelo, él admiró mis piernas con lujuria, le di un casto beso y lo lancé a la cama. Ahora era mi turno de probar aquel escultural cuerpo.
Besé sus tetillas en forma circular, Jimin se retorció y me acerqué a sus labios, hice un leve movimiento y mi lengua ya se encontraba en su zona bucal, mordió mi labio y rápidamente saboree algo que sabía a fierro, era sangre. Lo miré sorprendido, Park solo me sonrió haciendo que se notaran sus achinados ojos. Me posicioné encima de él y bajé mi cabeza hacia su miembro. Lo chupé con fuerza, apretó las sábanas con rudeza y mordí la punta. Soltó un grito casi siendo un gemido. Cerré los ojos y saboree desde la base hasta la punta.

Luego, con un movimiento de abrir y cerrar de ojos Jimin me volteó haciendo que él quedara encima mío. Estando echado y él sentado encima mío dándome su espalda, rozando su trasero con mi polla, dije:

—Muévete.

Hizo caso a mi pedido y empezó a mover su enorme trasero en mi polla con leves movimientos circulares, jadee con fuerza, se sentía exquisito. Podía sentir las nalgas y la entrada de Jimin en la puta de mi miembro haciendo que se ponga duro y se moje.

—¿M-mas rápido..?—dijo sobando mis piernas.

—Si-i.

Jimin dio fuertes movimientos, mi miembro no duraba mas, no me quería correr fuera de él, sino dentro.

—Ponte en perrito. —ordené, el me miró extraño, se bajó de mi y se puso a mi costado.

—Prométeme que también lo harás.

—Luego podrás hacer lo que quieras. Te lo prometo...—besé su cuello para luego morderlo.

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