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Nos paramos juntos, los brazos de Miguel envueltos protectoramente alrededor de mis hombros por la espalda mientras mirábamos los cohetes explotar.

Los colores eran brillantes, iluminando el oscuro cielo. Sentí sus brazos apretarse mientras me movía en su abrazo, murmurando mi nombre para que me detuviera. No había mucho que pudiera hacer con la hiperactividad que el algodón de azúcar me había dado.

Mi visión dirigida alrededor nuestro, habían muchas parejas jóvenes. Muchos de ellos rodeados en los brazos del otro. Algunos de ellos se estaban dulcemente robando besos. Las imágenes en frente de mí hicieron que mi mente acelerara, impulsada por mi consumo excesivo de azúcar. Pensando en la conversación que tuve con los chicos, un impulso repentino de energía golpeando a través de mi cuerpo. Mis dedos se apoderaron de su muñeca. Me volqué, viendo a un confundido Miguel detrás de mí, haciéndonos paso entre las personas viendo el espectáculo de fuegos artificiales.

Cuando pasamos bajo el letrero del parque de atracciones yo estaba prácticamente corriendo. Miguel trotando para mantenerme el paso. Había tantos autos en el campo oscuro en frente de nosotros. No tenía ni idea de dónde estaba el gran vehículo de Miguel.

"¿D-Dónde está el coche?"

"Ehm, allá." Señaló.

De inmediato me dirigí en la dirección que él había indicado.

"Rub, ¿está todo bien, te sientes bien?"

No hice caso a sus preguntas, jalándolo detrás de mí. Me sorprendí incluso a mí mismo con mi fuerza recién descubierta. Tan pronto como llegamos al coche, Miguel fue empujado contra este. Hizo una mueca antes de que lo bajara a mi nivel, plantando un beso húmedo en su boca. Decir que estaba sorprendido era una subestimación. Mi mano bajando a su trasero para sacar las llaves.

"Hey, Heey", protestó.

La puerta fue desbloqueada.

"Entra, entra" Di instrucciones.

"Rub, te ves.... volado". Entrecerró sus ojos ligeramente, moviendo la cabeza.

Resoplé antes de empujarlo hacia el vehículo. Mis piernas subiendo, a sentarme sobre el regazo de Miguel mientras él se sentaba en el lado del conductor. Cerré la puerta detrás de nosotros. La tortuga de peluche fue arrojada a la parte trasera del coche en mi prisa. Mi mano bruscó la palanca, deslizando el asiento ligeramente hacia atrás.

"Rubén..."

No le di tiempo a terminar lo que estaba diciendo. Mi boca presionando con fuerza a la suya. Baje las manos hacia abajo, rozando su estomago antes de palmearlo a través de sus jeans. Un gemido grave se escucho alrededor del coche. Me aparté de nuestro abrazo caliente, mis dedos desesperadamente buscando la hebilla de su cinturón. La simple tarea parecía más difícil por mi nerviosismo y el subidón de azúcar que actualmente estaba causando que mis manos temblaran. Me frustre, moviéndome un poco hacia atrás para obtener una mejor visión de la hebilla en la luz menguante.

Los dos saltamos cuando la bocina sonó, mi espalda presionando al volante.

"Rub!". Rió Miguel.

No le hice caso antes de que se apoderara de mis muñecas, tirando de mis manos lejos de su entrepierna. Mis cejas descendieron en un ceño mientras me enfocaba en su expresión divertida.

"Rub, cálmate." Él se río entre dientes.

Mi cabeza cayó sobre su pecho. Retumbando debajo de mí ya que no podía contener la risa.

"¿Qué estás tratando de hacer?" Él preguntó con humor.

Cuando no respondí él tomó mi barbilla, llevando mi cabeza hacia arriba. Una sonrisa se dibujó en sus labios gruesos en cuanto él me miró con curiosidad por mi respuesta. Debió haber tenido una idea, yo esperaba que no esté preguntando solo para que me avergüence más.

dark ↮rubelangel™Where stories live. Discover now