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Miguel se sentó en el extremo de la cama mientras esperaba a que me duchara y cambiara en el baño. Decidí usar pantalocillos y una remera sin mangas, el clima caluroso haciendo casi imposible usar otra cosa.

"Sabes que todavía no me importa si te cambias aquí." Escuché la voz ronca de Miguel a través de la puerta.
"Todavía no va a suceder." Respondí.

Le oí reír.

"Oh, vamos, Rubén. Ya te he visto desnudo".

Me sonrojé ante sus palabras, no había manera de que me olvidara de eso. A mi mente se le hacía difícil pensar en otra cosa, la forma en que sus grandes manos me tocaban. Sus dedos, sus labios, su lengua. Nunca había experimentado nada tan abrumador como esa noche. Fui sacado de mis pensamientos por un golpe en la puerta.

"Rubén." Habló Miguel a través de la madera.

Abrí la puerta para encontrar a Miguel apoyado contra el marco. Una sonrisa estampada en su hermoso rostro, cabellos oscuros dejándose caer sobre su frente y sus ojos negros escaneándome de arriba abajo.

"Maldita sea, tienes la ropa puesta.", Bromeó.

Aparté la mirada de él, terminando de peinar mi pelo en el espejo cuando sentí sus cálidas manos en mis caderas detrás de mí. Sus largos dedos empujaron mi camiseta un poco, las puntas de sus dedos rozando mi piel hormigueante.

"Pero siempre podemos cambiar eso.", Susurró.

La risa profunda de Miguel llenó la habitación mientras yo alejaba sus manos.

"Vamos." Lo jale fuera del baño.

***

Nuestros dedos se entrelazaron mientras caminábamos por el parque. El sol cayendo mientras los niños formaban parte de juegos como las escondidas.
Mis ojos se posaron sobre un grupo de chicos jugando al fútbol. Nunca pude entender cómo son capaces de correr a toda velocidad hacia arriba y abajo de la hierba, mientras el clima estaba así. Con sólo mirarlos me hicieron sentir calor.

Casi no lo podía creer cuando que decidid tomar un segundo vistazo a uno de los chicos. Jake. Rezando para que Miguel no lo haya visto, traté dirigirnos en otra dirección, pero ya era demasiado tarde.

"Todo bien, amor?" Me habló Jake.

La cabeza de Miguel se volcó en dirección a la voz. Su mano apretó la mía antes de dejarla caer a un costado. Vi como sus ojos negros se volvieron aún mas oscuros, sus cejas bajando en un ceño. Mis manos apretadas en el pecho de Miguel mientras él airadamente intentó avanzar.

"Miguel, detente. No se puede resolver todo con violencia. Sé que eres más inteligente que eso. " Supliqué.

"Rubén, ve y espera allí.", Ordenó, sin hacer contacto visual.

"No."

Miguel me miró, el fastidio cruzando su rostro. Manos grandes agarró mis muñecas cuando intentaba empujarme detrás de él. Pero yo me resistí, retorciéndome de su agarre.

"Mira a todos los niños aquí. Sé que no quieres asustarlos. Solo piensa en lo que estás haciendo por un segundo. "

Los brillantes ojos negros de Miguel posados en mi cara, golpeándolo la realidad de que estábamos en un parque lleno de niños en la mitad del día. Esto no era ni el momento ni el lugar para empezar algo con Jake.

"Quédate aquí." Le di un toque en el pecho.

Me di cuenta de que iba a protestar, lo arrastré hasta un banco y lo obligue a bajar por sus hombros.

dark ↮rubelangel™Where stories live. Discover now