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"¿Estás bien?", Preguntó Miguel.

Yo no estaba completamente listo para entregarme totalmente a él. Y sin decir directamente las palabras yo sabía que Miguel era consciente. Se puso de pie en el extremo de la cama, su pecho recién expuesto siéndome revelado. Su chaqueta y camiseta quedando esparcidas por el suelo. Esperó a que asintiera antes de desabrochar su cinturón. La hebilla de metal tintineó en cuanto el botón de sus jeans fue abierto, la cremallera siendo arrastrada hacia abajo. Me quedé mirándolo fijamente mientras se desnudaba delante de mí. Mi corazón acelerándose a medida que más de su piel suave y bronceada era revelada. Me quede con mi ropa interior, una camiseta holgada que cubría mi torso mientras subía la sabana delgada hasta mi pecho.

El labio inferior de Miguel estaba sostenido entre sus dientes mientras me miraba. Le sonreí tímidamente, mis mejillas ruborizándose ligeramente. Lo oí reírse entre dientes antes de empujar sus pantalones al suelo. Se los sacó, subiendo a la cama. Sus ojos oscuros mientras sostenían mi contacto.

Tragué saliva nerviosamente mientras Miguel se arrastraba lentamente hacia mí. La sabana delgada que nos separaba frotó contra mis muslos desnudos mientras el descansaba su cuerpo entre ellos. Su rostro se acerco al mío, sus labios gruesos colocando besos en mis mejillas y luego en mi boca. Me sorprendió un poco cuando sus caderas se frotaron suavemente con las mías. La fricción creada me obligó a soltar aire. Las acciones parecían mucho más íntimas ahora de lo que eran en el parque. Un cambio en la atmósfera, no era tan desesperado. El ritmo más lento, más romántico, pero igual de intenso. Nuestra falta de ropa agregando a la sensación de afección acalorada.

La hermosa cara de Miguel estaba iluminada tenuemente por mis luces centelleantes. Su boca cayendo abierta por el placer mientras mantenía nuestros ojos en contacto. Yo no podía dejar de gemir, nuestras entrepiernas frotándose juntas a través de la sábana blanca. Él lanzó un gemido gutural en cuanto moví mis caderas. Nuestros movimientos calientes estaban teniendo un efecto cada vez más evidente en Miguel. El bulto en sus bóxers negros se iba endureciendo contra mí al igual que yo.

Sus labios se presionaron a toda prisa a los míos es un fuerte beso. Los sonidos que emitían nuestras bocas siendo atrapados por el otro. Mi mano viajó hasta su cabello, peinado a través de sus suaves cabellos antes de tomarlos en puño entre mis dedos. Miguel gimió en señal de aprobación. La distancia entre nuestros cuerpos jadeantes se redujo, su pecho duro presionado contra el mío. Lo jalé suavemente de sus cabellos, guiando su cabeza hacia un lado mientras colocaba besos por su cuello.

La erección de Miguel estaba presionada a más no poder contra el material de sus bóxers negros. Parecía casi adolorido por la restricción al igual que yo.

Me encontré deseando complacerlo.

A pesar de mi falta de experiencia, sabía que el placer de Miguel se intensificaría sin los confines limitantes en su mitad inferior. Mis manos se acercaron tímidamente. Sus ojos negros se abrieron de golpe mientras mis dedos bajaban el elástico de su cintura.

"Rubén?", me preguntó Miguel.

"Está bien." Susurré.

Mantuve la mirada fija en su rostro, bajando la ropa interior lentamente por sus muslos. Nuestra respiración pesada llenaba la habitación cálida. Las grandes manos de Miguel se hicieron cargo, empujándolos hacia abajo de sus tobillos y colocándolos en el suelo. Yo no podía dejar de jadear mientras su cuerpo desnudo se presionaba contra mí, la sabana delgada era la única barrera que me impedía sentir su piel caliente y desnuda. Mi miembro palpitaba en busca de atencion. Mis dedos pasando por sus fuertes hombros, mis uñas de repente clavándose en cuanto sus caderas presionaron contra las mías. Su peso apoyado en sus brazos, uno a cada lado de mi cabeza. Su cuerpo desnudo proporcionando algo así como un escudo. Mi mano viajó hasta agarrar la parte de atrás de su cuello. Nuestros labios se apretaron en un beso descontrolado mientras Miguel se deleitaba con la nueva libertad que le había dado.

dark ↮rubelangel™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora