"Cambio" |Levi y Tú| |LevixReader| |Shingeki no Kyojin|

Capítulo 38: "Sobrevivir."

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Capítulo 38: "Sobrevivir."

|Narra _____|

-¡¡Yuki-chan!! ¡¡Te estoy ganando!!-Exclama con una sonrisa en su rostro la castaña de radiantes orbes, rebosantes de alegría y al mismo instante, melancolía.

Una tristeza que se expande, que vibra con cada suspiro, con el imperceptible sonido de unas largas pestañas rozando la piel suave y morena. Como si ese sentimiento pudiera rodear las letras que se escapan sin preguntar de los rosados labios ajenos, difundiendo hacia la inmensidad de este universo un corazón roto, una emoción efímera y una vida destrozada.

Filosos pedazos de alma, invisibles y difusos.

Esa sensación de que caminas entre vidas y ojos brillantes, pero aun así, la soledad siempre permanece a tu lado.

Porque una vez que le das la oportunidad de probar tu sufrimiento, no hay vuelta atrás. Se apodera de la razón, de todo lo que sientes y al mismo tiempo, no.

Para decidir, para continuar, para recalcar y considerar, sólo me hace falta que estés aquí, con tus ojos claros.

-¡Ya voy Leblanc! ¡Ni creas que te dejaré ganar!-Dije sonriendo con esa palpable felicidad, persiguiéndole.

-¡Hey! ¡Hay más competidores! ¡¡Siguen siendo muy lentas!!-Musita riendo el varón de larga trenza azabache, siguiéndome el paso, adornando el armonioso ambiente del lago que se extiende, con flores de múltiples tonalidades, un sol que irradia calor, ese fuego que ha dejado de existir en el núcleo de mi cuerpo.

Que por alguna razón, que ya no recuerdo, se ha extinguido.

-¡Preciosa! ¡Que seas mi novia no significa que vaya a dejarte ganar!-Exclama con picardía y burla Ustinov, comenzando a comerme los talones con sus pisadas.

-¡Eh! ¡¡Las rubias siempre ganamos!!-Murmura Brooke, sonriendo con sorna, justo detrás de Andrey.

-¡Ni lo sueñen! ¡El triunfo será mío!-Río con fuerza, empezando a correr con más rapidez, logrando dejar atrás a Bankotsu, Andrey y Brooke.

-¿Me harás competencia, Yuki-chan?-Me sonríe de lado la castaña, desafiante.

-Claro, ni pienses que te dejaré esto tan fácil.-Sonrío, sacándole la lengua, volviendo a aumentar mi velocidad.

-¡Ah! ¡Pues no me rendiré!-Menciona Dani, corriendo más y más rápido hasta alcanzarme, sin sobrepasarme.

Ambas, en la misma línea.

Y una opresión se instaló en mi corazón, volviendo el eufórico tamborileo en algo lento, pesado e incluso tortuoso, un escozor que se transmite con cada palpitación, con ese constante bombeo de rojo y espeso líquido vital, provocando que las pequeñas terminaciones nerviosas se exalten, enviando corrientes eléctricas que reptan por las vértebras, tratando de advertir a mi agitado cerebro que algo no anda bien.

Un cortocircuito.

Un descuido.

Una grieta en la realidad.

Un color que desentona, que vuelve la pintura en una obra extraña, llena de incertidumbre, de pánico y lógica.

Un sabor agrio que se desintegra en mis labios, pero que logra difundirse con parsimonia hacia el resto de mi organismo.