Pieza Perdida

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Pricila

Tres meses atrás

—He descubierto algo. —Dijo Alicia mientras estaba acostada en su cama.

—¿Sobre qué? —Pregunté mientras typeaba nuestra tarea de biología en mi laptop.

—Sobre Bárbara. Y Alexander. —Detuve lo que estaba haciendo y volteé a verla. —Ella estuvieron juntos.

—¿Qué? ¿Cuándo? Bárbara y Alexander juntos? Estaba tan sorprendida que solté un grito al hacer la pregunta.

—Tres meses atrás de que comenzáramos a salir. —Dijo ella y pude notar un toque de dolor en su voz. Ella tenía los ojos cerrados mientras descansaba.

—¿Cómo te sientes al respecto? ¿Y por qué no lo sabíamos?

—Ellos tenían un romance clandestino. Por lo que sé, Bárbara estaba loca por él, y creo que aún lo está. Pero antes de que nosotras entráramos a esa preparatoria, ellos ya se conocían. —Sus ojos se tornaron tristes, sus mejillas enrojecieron como si ella estuviese a punto de llorar, pero no lo hizo.

Seguramente Roberto sabía algo sobre eso, él y Alexander habían sido amigos desde años atrás.

—¿Haz hablado con Alexander sobre esto? —Pregunté.

—No. Temo que lo niegue todo, cuando yo ya sé toda la verdad. —El dolor y decepción eran tan notorios en su voz.

Esa tarde hablé con Roberto por teléfono, lo cuestioné sobre el tema de Alexander y Bárbara, esperando que me hablara con la verdad, pero no estoy segura si lo hizo, porque desconocía sobre alguna relación entre ellos. Como sea, no me extrañaba lo que Alicia me había contado. Desde que Alicia empezó a salir con Alexander, Bárbara se comportaba de una manera tan extraña, su mirada hacia Alexander era muy indecorosa, pero cuando veía a Alicia sus ojos estaban llenos de maldad. 

Alicia realmente amaba a Alexander. Yo soy testigo del amor real que ella le tenía, y por eso mismo pedía al cielo que Alexander no fuese a romperle el corazón, porque de ser así, Alicia sería la más dañada. 

Fecha Actual

Fuimos a la casa de Alexander a traer el auto de su madre, porque yo no resistiría correr de nuevo hacia la casa de Brooks, mucho menos al orfanato. Nunca me gustó hacer deportes. 

  —Alexamder, ¿Puedo preguntarte algo? —Dije evitando su mirada. Él estaba encendiendo el carro del motor. 

—Dime. 

—Es sobre Bárbara. —Dije y levanté la mirada hacia él. 

Él estaba viéndome con una mirada que jamás había visto en sus ojos. Éstos estaban totalmente abiertos y reflejaban un poco de temor.  

  —Aja... —Dijo él, indicando que prosiguiera. 

—Seré breve y sincera. ¿Hubo algo entre ustedes dos? —Dije segura pero a la vez atenida a que Alexander se molestaría por tal pregunta.

Él se quedó callado por unos segundos, y en esos segundos me di cuenta que había hecho lo que Alicia no fue capaz de hacer, confrontar a Alexander sobre el tema, y me alegra que no lo haya hecho,  porque tan solo con esos segundos de silencio de parte de él, ella hubiese estado muy decepcionada y seguramente tendría un nudo en la garganta y sus ojos empapados. 

—¿Qué sabes de eso? —Me preguntó él. 

—Lo sabía hace tiempo, pero no estaba ni estoy segura de nada, por eso quiero que lo aclares. 

La Carta Suicida de AliciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora