Esos ojos, ¿cómo olvidarlos?

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Estaba en la sala de mi casa cuando escuché mi celular sonar. Era mi madre.

-Hola, ma-atendí la llamada y mi padre asomó su cabeza por la puerta de la cocina. Siempre que yo hablaba con ella se desesperaba.

-Hola, bebé. ¿Cómo están?-dijo mi madre.

-Estamos muy bien, ¿y ustedes? ¿Cómo está mi abuela?

Mi madre me contó que mi abuela estaba algo enferma, pero que no sabían bien que tenía.

No quería perder a mi abuela, ella era mi segunda madre. Me había criado junto a mi madre cuando era pequeña, la quería demasiado.

Subí las escaleras y me encerré en mi habitación. Seguí hablando con mi madre por un largo rato, le conté muchas cosas pero aún no le había dicho lo de Matthew.

-Y...dime, ¿hay algún chico que te guste?-dijo divertida.

-Mm...sí. En realidad...em...no se como explicarte.

-No entiendo que quieres decirme. ¿Tú le gustas?

Desde pequeña hablaba con mi madre de este tema sin tener vergüenza, siempre me comprendía y lo tomaba todo tan natural.

-Sí, pero es...diferente.

-Dime...

-Mamá, tengo novio.

-¡¿De verdad?! ¿Cómo se llama?-casi le dió un ataque. Yo era igual que ella. Loca.

-Sí, de verdad-reí-. Se llama Matthew.

-Bonito nombre. ¿Cómo es contigo? Sí te trata mal le dijo a tu padre que le dé un buen golpe.

-¡No!-reí-es lindo conmigo.

Antes de que mi madre pueda decir algo sonó un ruido como de un vidrio rompiéndose.

-Espera un segundo, iré a ver si papá está bien. Luego te llamo, adiós.

-Ten cuidado, por favor. Adiós.

Corté la llamada y abrí la puerta de mi habitación para salir pero al hacerlo ví a mi padre juntando pedacitos de vidrio del suelo.

Me miró inocente y rodé los ojos.

-No me digas que otra vez estabas escuchando las conversaciones con mi madre-me crucé de brazos y negó-Papá...

-¿Es verdad lo de tí y Matthew?

-¡Lo ves! Estabas escuchando todo.

-Bueno, ya, lo siento. Hice una pregunta-me miró serio.

Quedé en silencio unos segundos y respondí.

-Sí, es verdad. ¿Contento? Ahora iré a traer una escoba para juntar lo pedazos del pobre jarrón que tiraste-dí dos saltos esquivando los vidrios del suelo para irme.

-¿Cuándo pensabas decírmelo?-preguntó enojado-. ¿O no pensabas hacerlo?

Odiaba cuando mi padre se ponía así.

-Sí, pensaba hacerlo, solamente estaba buscando el momento adecuado porque sino te pondrías histérico. Pero ya veo que en ningún momento podría habértelo dicho porque siempre te pones así. Ya no soy una niña, papá, tengo 18 años. Ya soy adulta y puedo tomar mis propias decisiones-suspiré y me fui. Mi padre había quedado en silencio.

Aunque mi padre conocía a Matthew hace mucho tiempo y sabía que era buen chico tampoco lo aprobaba. Siempre había sido así con todos mis novios anteriores, que fueron muy pocos porque después de lo que pasó no había tenido muchos.

La Música puede unir CorazonesOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz