Prefacio

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Siete años atrás

Mirar mi teléfono solo me produce un fuerte dolor de estómago. No quiero tener esta sensación de vacío nunca más en mi vida, pero el simple hecho de no poder estar con él me enferma.

—Una chica tan linda no debería de estar tan triste —escucho detrás de mi.

En cualquier otra ocasión, diría algo, me enfadaría incluso, pero no tengo fuerza ni para esto.

—No estoy de humor, Blake.

— ¿Por qué? Puedes contarme, con gusto seré tu hombro para llorar —sonrío al escucharlo, pero realmente no me siento con ánimos de nada en este momento.

—Gracias por la oferta, la tendré en mente —digo con una sonrisa agotada.

—Vamos Phoebe, dime que ocurre, sabes que odio verte así.

—Ya lo sabes...

Odio pensar en todo esto. No quiero creer en que Josh haya encontrado a alguien más... no quiero pensar que estoy opacando su libertad.

— ¿Ha dicho que lo dejes en paz? —dice de pronto, bastante serio.

—No... bueno, no con esas palabras, pero la forma en la que me miraba lo decía todo.

Blake me ofrece su mano, la cual tomo gustosa. Necesito salir de aquí o estaré a dos segundos de partirle la cara a alguien.

Los dos salimos de ahí a paso veloz hasta llegar a nuestro lugar especial en el patio trasero de la escuela bajo el árbol que tanto nos gusta. Algo tiene este lugar que enloquece. Incluso Theo pasaba el tiempo aquí.

—No tolero no poder hablar con Josh —digo en el momento en que suelto la respiración que estaba conteniendo —, y honestamente no sé que hacer. Esto me está consumiendo.

— ¿Haz hecho lo que te dije?

—No... me da miedo, Blake.

— ¿Por qué? No tiene nada de malo. Es solo una manera de liberar frustración.

—No quiero matar nada.

—No estás matando, estás cazando.

— ¿Y eso no es matar? —suelto algo sorprendida por su analogía.

—Vamos, al menos inténtalo. Yo lo hago todo el tiempo y es bastante gratificante. Es una buena manera de desahogarse.

Desde que supe que Blake tenía este extraño pasatiempo, me sentí mal por él y por todo lo que ha pasado. Me comentó que cuando era pequeño le diagnosticaron bipolaridad, pero que era algo leve y su padre le enseñó a casar con la idea de que esto le ayudaría a sobrellevar su problema. Nunca tuvo un incidente, he incluso lo había dejado de practicar, pero la muerte de su abuelo le detonó este amor por la casa para, como dice él, desahogárse.

—Tu no deberías de estar cerca de un arma siquiera —le digo y por la manera en la que él me ve, se que lo he lastimado —. Lo siento, no quise decir que no fueras capaz, solo que...

—Solo que debido a mi condición no debería de estar cerca de armas. Lo sé, no te preocupes, los psicólogos dicen lo mismo todo el tiempo, pero al contrario de lo que ellos piensan, eso me relaja. Así que no temas por mi, ¿de acuerdo?

Blake piensa que la mejor manera de liberar frustración es cazando animales. Al parecer es algo que realmente lo ayuda a mantenerse estable. Nunca en mi vida he ido a cazar, y nunca me he visto en la necesidad en empuñar un arma, pero la idea de asesinar pobres animales solo para desahogarme me enferma.

—Como sea, el punto es que no mataré nada.

—No sabes lo que te estás perdiendo, pero está bien solo por se tu lo dejaré pasar —sonríe y me besa la mejilla antes de levantarse —. Escucha Phoe, siempre podrás contar conmigo, siempre, no importa lo que pase entre Josh y tu, siempre podrás decirme lo que sea y yo estaré ahí para ti.

Sonrío, porque realmente quiero creerle, quiero pensar que él podrá salvarme de este enorme agujero en el que me he metido... odio estar así, pero al mismo tiempo esta sensación de ahogo me recuerda lo vulnerable que soy ante estas cosas.

No sé que hacer, pero al menos se que Blake estará ahí para mi cuando más lo necesite.

Siempre.

Presente

El sonido de las maracas y los gritos alegres de las personas solo me hacen sentir peor de lo que ya me encuentro.

— ¿Segura que no quieres que te lleve al hospital? —pregunta Blake con su usual tono de voz preocupado sobre todas las demás que, tan solo martillea mi pobre cabeza aún más.

—No.

—Phoebe, por favor. Llevas dos días así ¿qué te sucede?

—Solo tengo gripe, no es nada del otro mundo —y es completamente cierto. La gripe me había pateado el trasero hace un par de días. Blake no se convence de mis argumentos lo suficiente como para dar el tema por concluido, lo que hace que se detone finalmente la bomba entre nosotros.

— ¿Por qué, Phoe? —pregunta con un tono muy cansado —En los últimos tres años, te has rehusado a todo lo que te he propuesto. ¡No me permites ni llevarte al maldito hospital, cuando sabes a la perfección que puedo verte yo mismo y me niegas incluso eso! —el ataque de ira que detona me asusta un minuto, pero su mirada triste me detiene el aliento — ¿Por qué?

Si tan solo yo supiese esa respuesta...

Siempre me sentí muy a gusto con Blake a mi lado. Era el mejor amigo y confidente que podía tener. Él me quería y eso lo sabía muy bien, el verdadero problema radica en que, en todo este tiempo juntos, nunca pude sentirme de la misma forma.

—Te amo, Phoebe —su declaración no me sorprende, pero esta vez, me golpea tan fuerte como para poder soportarlo y mis lágrimas traicioneras se escapan de mis ojos de la manera más cruel —. Dilo, Phoe. Di que me amas de igual manera y todo estará bien —pide con lágrimas cristalinas asomándose por sus ojos —. Dilo, Phoe... —suplica.

—Yo... —titubeo sin poder expresar ni una mísera oración completa, y en respuesta, sus ojos vidriosos se clavan en mi corazón cual dagas afiladas.

Aún lo amas—sentencia, frunciendo el ceño muy seguro de sus palabras.

—Blake yo... no puedo —me excuso de forma patética y cobarde. Puedo ver cómo se rompe su corazón en mil pedazos frente a mis ojos... Todo por mi culpa.

—Después de todo este tiempo, nunca me quiste a mí... Phoebe. He pasado años de mi vida a tu lado. Todas las veces que tomé un maldito avión hasta aquí para verte, me mudé a esta ciudad para estar cerca de ti. Todas esas cosas ¿no significaron absolutamente nada para ti? —mis lloriqueos empeoran ganándome una que otra mirada curiosa, aunque agradezco el hecho de estar lo suficientemente apartados del bullicio principal.

—Por supuesto que sí... Blake, yo te quiero.

—Me quieres, pero lo amas a él... nunca dejaste de hacerlo —fueron las últimas palabras, inyectadas de dolor, sufrimiento y traición, que Blake Young me dirigió esa noche, antes de dejarme en la residencia. La realidad me está matando de a pocos. Nuestra relación ha sido un poco tensa los últimos tres años, es cierto... y es que, por alguna razón, los sentimientos que pensé que estaban completamente muertos por una persona que llevo cerca de diez años de no ver, estaban saliendo a la luz.

Lo amaba, esa era la realidad.

Nunca dejé de amarlo, y probablemente nunca dejaré de hacerlo, lo cual, sé a ciencia cierta, me traerá muchos problemas en un futuro.

Phoebe, Schlesinger IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora