Capítulo 20. Triste libertad

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Los ojos les pesaban, a ambos les dolía todo el cuerpo. Comenzaron a despertar lentamente, la vista se les nublaba, las cabezas le daban vueltas y las sentían pesadas. No podían moverse, estaban encadenados tanto las manos como los pies.

Christal, al recomponerse un poco observó el lugar. Era horrible y sucio, sin olvidar que olía a moho, encierro y algo más que no pudo identificar. Estaba todo oscuro, no había ni una ventana, el suelo polvoriento, oyó el chillido de alguna rata paseandose por el techo, divisó unas cucarachas moviéndose por las paredes y escuchó el sonido de las cadenas de Jason moverse, implicaba que había despertado. También noto que estaban de pie, encadenados al techo.
-Chris, ¿estas bien?- preguntó Jason desesperado.
-Eso creo, ¿Dónde estamos?- sintió la garganta seca.
-No tengo idea, pero creo que estamos en una especie de calabozo.
-Estoy asustada.- murmuró con un hilo de voz.
-Te prometo que haré hasta lo imposible para que no te suceda nada.
Ambos escucharon el ruido de una puerta de metal cerrarse y unas pisadas acercarse. La puerta crujió y se abrió permitiendo ver a dos hombres con capas y máscaras.
-Mortífagos.- susurraron los dos jóvenes.
-Qué es lo que quieren de nosotros?- preguntó Jason con voz firme, pero nadie respondió. Ambos sujetos se acercaron a una mesa donde depositaron varios objetos que no pudieron ver. Un fuego se encendió cegandolos momentaneamente.
Uno de ellos tomó una vara de metal y la puso sobre la llama hasta que se puso rojo y rápidamente la apoyó sobre el antebrazo de la chica. Su grito de dolor inundó el silencio.
-No!- gruñó su primo.
Al quitarle la vara, se pudo observar con claridad la piel quemada. Aquel hombre pasó un dedo por la reciente herida provocando que Christal se remueva y suelte gemidos de dolor.
R

epitieron lo mismo por distintas partes del cuerpo, los brazos, las piernas, el abdomen, la espalda.
Ambos estaban indefensos, no podían hacer nada para evitarlo.
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Jack y Jake encontraron la carpa rápidamente pero su alegría no duró mucho tiempo. Gritos de terror inundaron el alegre ambiente.
-Dónde está Jase??- preguntó alterada su madre.
-Con Chrissy.- respondió Jake frunciendo el ceño.
-Madre, qué ocurre?- dijo Jack igual que su hermano, los dos estaban confundidos.
-Mortífagos.- la preocupación en ellos era notoria en sus rostros.- Hay que irnos, ocultarnos en alguna parte.- dijo saliendo al trote.
- Y que hay de los chicos?- preguntaron al unísono.
-Los buscaremos cuando esto se calme, estarán a salvo, saben cuidarse.- murmuró, pero lo decía más para si misma que para sus hijos. Por el camino se encontraron con los Weasley y los amigos de Snape.
-Arthur Weasley.-Gritó Meredith.
-Meredith Jones.-Saludó el nombrado.- has visto que sucede?
-Mortífagos, no hay mucho tiempo, hay que sacar a los chicos de aquí rápido.
Entraron a la carpa y les avisaron lo que ocurría.
-Dónde están Christal y Jason?- preguntó Orion.
-No tenenos idea, lo único que sabemos es que están juntos.- respondió rápidamente Jake.
-Será mejor que nos movamos ahora.- añadió Jack.
**********
Al llegar, Meredith se apresuro a buscar al hombre.
-Severus?? Severus, donde estas?.- llamaba desesperada.
-Meredith?? Son las cinco de la mañana, que ocurre?
-Son Christal y Jason... a ellos... a ellos.- no pudo terminar, el pánico le impedía seguir y un mar de lagrimas salieron de sus hermosos ojos azules.
-Tranquila, respira profundo.
-Los...los mortifagos.... ellos los tienen.- Severus se tenso al oir eso.
-Que?.- fue lo único que pudo decir. No podía ser cierto, no podían tener a su única hija, a la única persona que amaba con todo su ser (por mas que no lo demuestre).
-Los mortifagos, ellos los tienen, no se encontraron rastros de ninguno de los dos, solo la pulsera de Chris.- su mundo se derrumbo al oírlo. 
Cuando Meredith se fue, ahogo sus penas en alcohol, quería matar a quien quiera que haya sido.

El comienzo de Hogwarts llegó. Muy pocos sabían realmente lo que había sucedido realmente, pero todos sabían que la chica había desaparecido. Orion, Charlie y Jhon ya no tenían su característico humor alegre, se podía notar la tristeza en los tres. Los días pasaban lentamente para ellos, temían lo peor, estaban nerviosos, nunca pudieron imaginarse lo que ocurrió.

Para ambos jóvenes ningún día tenía sentido, no existía el tiempo, no tenían noción de él y tampoco les importaba demasiado. Toda la esperanza que tenían fue decayendo con el pasar de las horas. Sabían que tarde o temprano iba a llegar su fin y que aquellos dos hombres desconocidos solo estaban alargando su sufrimiento.
-YA BASTA!!! DÉJENLA EN PAZ!!!.- gritaba Jason queriendo liberarse de sus cadenas mientras veía como uno de ellos pasaba un cuchillo mal afilado por todo el brazo derecho de su prima, ida y vuelta, de arriba a abajo. La sangre caía delicadamente al piso luego de trazar varias finas lineas por la piel de la chica. Ella ya no se quejaba, tenía la cabeza baja, ya no le importaba, solo agarraba con fuerza de vez en cuando las cadenas. Repitió el mismo proceso por todo su cuerpo, sin importarle si pasaba sobre las quemaduras anteriores ni por otros cortes o golpes.
-YA CÁLLATE.- gruñó uno de ellos y le pasó una cuchilla por el ojo.
-NO!!! ERES UNA MALDITA CUCARACHA.- gritó la joven, mientras una lágrima solitaria caía por su rostro y recibió un golpe en el estómago, cosa que le quitó el aire,  y luego uno en el rostro.
-PUEDEN HACERME LO QUE SEA PERO A ELLA DÉJENLA!!
-De verdad?.- eso les interesaba y él asintió derrotado.
-Solo tienen que dejarla viva en el Callejón Diagon.
-Trato hecho.- liberaron a Christal y calló de rodillas, las piernas le temblaban, tenía adolorido todo el cuerpo, no creía aguantar mucho más. Le tendieron un cuchillo y la acercaron a su primo dándole a entender que querían que lo apuñalara. Ella se resistía, se negaba a hacerlo y forcejeaba, hasta que vio sus ojos.
-Hazlo.
-No.... No puedo hacerlo.
-Nadie te juzgará, confía en mí.- seguía negándose y sin saber como, su mano con el puñal estaban en el cuerpo del chico. La histeria llenó su cuerpo, entre ambos hombres la llevaron hasta el lugar pedido de Jason, pero se movía demasiado y de un movimiento les quitó las máscaras, quedándose atónita, dura, en shock. El miedo, el odio, el rencor... No tenía palabras para describir lo que sentía, porque allí, frente a sus ojos, se encontraban los padres de dos chicos que creía que tenían un mejor futuro, pero se equivocó, todo por Lucius Malfoy y el padre de su novio, Winston Clayton.


Chan, chan, chaaaaaan.

La Hija de Severus Snape [Cancelada temporalmente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora