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Una vez finalizado el relato, cerró el cuaderno y alzó la vista hacia la niña que reposaba en la cama. Los marrones ojos de la pequeña centellearon de emoción y una amplia sonrisa adornó su pueril rostro. El joven no pudo evitar devolver el gesto.

-¿Te gustó, Akane?

La aludida asintió frenéticamente, parecía como si su cabeza fuera a zafarse del resto de su cuerpo.

-¡Ha sido hermoso! Eres increíble, Mika; tienes mucho talento.

A pesar de las enternecedoras palabras, Mikaela no dejó entrever su bochorno. Carraspeó ligeramente para después negar con la cabeza.

-No es para tanto...

-No soy profesional ni sé mucho de esas cosas -interrumpió Akane -, pero soy una experta en romance, y déjame decirte que este pequeño cuento me ha llegado. Me has hecho emocionarme y por eso eres un gran escritor.

No sabía que tan experta podía ser en romance una chiquilla de escasos nueve años de edad, pero eso no le importó mucho. A pesar de que Lida Akane solo fuera una niña que apenas había comenzado a tomarle gusto a la lectura, su opinión tenía mucho más peso que la de los profesores del colegio en el que estudiaba Mikaela. Además, solo las palabras de Akane era capaces de animarlo a aventurarse en el inestable mundo de la literatura para convertirse en escritor.

Si algún día llevaba uno de sus tantos cuentos o los capítulos de su novela ligera a una editorial, sería por influencia de Akane.

La pequeña bajó de la cama, mas un ligero mareo impidió que pudiera mantenerse en pie. Mika, alarmado, por suerte alcanzó a sostenerla. Al ayudarla a volver a subir a la cama, Akane pudo soltar una risa nerviosa.

-Disculpa... a veces lo olvidó.

-ES normal, no te preocupes.

-Pero esto no será para siempre. Yo sé que algún día podre levantarme de esta fea cama y podré salir de aquí -gritó, casi al borde de la euforia -. Iré a con mis padres, comeré todo lo que quiera, jugaré con mis amigos de nuevo, volveré a la escuela... Por cierto, ¿ha cambiado mucho la escuela desde que dejé de ir?

-Bueno, no sé en qué momento dejaste de asistir.

-Dime, ¿no han construido nuevos salones? ¿No han talado ningún árbol, verdad? ¿Siguen siendo los mismos profesores?

Las preguntas iban más y más en aumento, convirtiéndose en una analógica avalancha para Mika. Akane solo preguntaba mientras él solo se limitaba a responder cada uno de los cuestionamientos. Duraron así varios minutos, hasta que una pregunta llegó a oídos de Mika, una que sí logró llamar especialmente su atención.

-¿Y tienes amigos? -Mika se quedó callado. No tenía ni la menor idea de en qué momento llegaron a ese tema tan peculiar -. ¿Una novia? Apuesto a que sí debes tener una novia.

El joven solo pudo sonreírle.

-Eres una niña muy curiosa.

-Sabes -volvió a interrumpir, impidiéndole cambiar el tema -, siempre he querido saber si tienes alguna inspiración para escribir esos cuentos tan románticos.

-Amo las palabras, amo las letras y amo escribir. El cuento mismo es mi inspiración.

-Le quitas la magia, Mika -reprochó.

-El trabajo de un escritor es poder plasmar sentimientos en los personajes sin necesidad de sentirlos uno mismo. No necesito estar enamorado para poder escribir de un chico enamorado. Basta solo con que use mi imaginación.

Monochrome [MikaYuu/Owari No Seraph]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora