5

10.3K 548 11
                                    

Narra Jennifer

Me quedo incrédula: Hugo acaba de decirme que sí. No puedo creerme que haya aceptado fingir ser mi novio y la alegría que me embarga, va a ayudarme y eso es bastante importante: tengo que mantener mi mentira, además de que así Manu no va a meterse con él, lo cual es importante porque ¿qué clase de persona disfruta viendo como torturan a otra?

- ¿De verdad? - pregunto sin poder contener una sonrisa.

Él, visiblemente confuso, asiente.

- No tengo por qué mentirte, sería estúpido y absurdo.

Sonrío de oreja a oreja y lo abrazo, poniéndome de puntillas sobre mis All star y eliminando la distancia que nos separa. Lo oigo reír un poco y me siento bien, muy bien. Me separo de él sintiendo un dulce hormigueo en los dedos, algo que no comprendo y caracterizo como: se me han dormido las manos.

- Bueno ¿ponemos reglas? - pregunto sentada en un taburete.

Él asiente, entonces, una mujer con alrededor de treinta y cinco años, castaña y con cara amigable, se acerca a Hugo con las manos sobre las caderas. Si me fijo bien, descubro que tienen la misma nariz e incluso la misma boca, además de los ojos muy similares.

- Hijo, siento interrumpir, pero deberías trabajar, el bar está atope y tu padre y yo no damos abasto, aparte de que Mónica ha tenido que irse por una urgencia.

Hugo suspira y asiente, me mira y dice:

- ¿Nos vemos mañana?

Su madre me mira y después le da una colleja, lo cual me causa gracia, pero la oculto, mientras Hugo me fulmina con la mirada.

- ¿Qué educación te he enseñado? - resopla y me mira a mí, sonríe y me tiende una mano, que yo acepto encantada - Soy Isabel, la madre de Hugo.

- Jennifer, pero puede llamarme Jen o Jenni - contesto con una sonrisa -. Si quiere puedo quedarme un rato y ayudar, mi tío tiene un restaurante y tengo práctica.

Ella duda, pero acaba diciendo:

- Si no te importa, nos vendría genial la ayuda.

Hugo nos mira intercaladamente, mientras se remanga con cuidado las mangas de la camisa negra, que se le ciñe al cuerpo y me permite ver su torso delgado.

- ¡Qué va! No tengo ningún tipo de problema - digo alegre -. Además, no tenía nada que hacer esta tarde - mentira.

He quedado a las seis y media con Aaron, Erik y Begoña, pero pienso cancelarlo, porque necesito acercarme a Hugo y porque ver un par de collejas de su madre será divertido, además de que podré burlarme un poco de él.

- Muy bien - dice Isabel alegre -, llámame Isa y ve con Hugo, que te presente a su padre y que te de una camisa y un delantal.

Asiento y sigo a Hugo a través del bar, sorteando mesas hasta llegar a una cocina. Allí hay un camarero, que nos esquiva, lanzándome una mirada furtiva y una sonrisa ladeada, que yo ignoro, mientras me fijo en un hombre alto y delgado, con el cabello castaño y los ojos de su mismo color.

- Papá, te presento a Jennifer - dice Hugo con tranquilidad.

Su padre me mira curioso, pero sin dejar de sonreír, mientras me tiende la mano y dice:

- Un placer, Jennifer - le estrecho la mano -. Llámame Leo.

- Por favor, Jen o Jenni, Jennifer suena muy formal - hago una mueca y el hombre ríe ligeramente, y yo descubro de dónde sale la suave risa de Hugo.

- Jen - dice Hugo lanzándome una mirada divertida - va a ayudarnos hoy - su padre lo fulmina con la mirada y él alza las manos en señal de protesta -. Se ha ofrecido ella y mamá ha aceptado, la bronca para ella, por favor.

Ella es mi problemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora