Narra Jennifer
Me quedo incrédula: Hugo acaba de decirme que sí. No puedo creerme que haya aceptado fingir ser mi novio y la alegría que me embarga, va a ayudarme y eso es bastante importante: tengo que mantener mi mentira, además de que así Manu no va a meterse con él, lo cual es importante porque ¿qué clase de persona disfruta viendo como torturan a otra?
- ¿De verdad? - pregunto sin poder contener una sonrisa.
Él, visiblemente confuso, asiente.
- No tengo por qué mentirte, sería estúpido y absurdo.
Sonrío de oreja a oreja y lo abrazo, poniéndome de puntillas sobre mis All star y eliminando la distancia que nos separa. Lo oigo reír un poco y me siento bien, muy bien. Me separo de él sintiendo un dulce hormigueo en los dedos, algo que no comprendo y caracterizo como: se me han dormido las manos.
- Bueno ¿ponemos reglas? - pregunto sentada en un taburete.
Él asiente, entonces, una mujer con alrededor de treinta y cinco años, castaña y con cara amigable, se acerca a Hugo con las manos sobre las caderas. Si me fijo bien, descubro que tienen la misma nariz e incluso la misma boca, además de los ojos muy similares.
- Hijo, siento interrumpir, pero deberías trabajar, el bar está atope y tu padre y yo no damos abasto, aparte de que Mónica ha tenido que irse por una urgencia.
Hugo suspira y asiente, me mira y dice:
- ¿Nos vemos mañana?
Su madre me mira y después le da una colleja, lo cual me causa gracia, pero la oculto, mientras Hugo me fulmina con la mirada.
- ¿Qué educación te he enseñado? - resopla y me mira a mí, sonríe y me tiende una mano, que yo acepto encantada - Soy Isabel, la madre de Hugo.
- Jennifer, pero puede llamarme Jen o Jenni - contesto con una sonrisa -. Si quiere puedo quedarme un rato y ayudar, mi tío tiene un restaurante y tengo práctica.
Ella duda, pero acaba diciendo:
- Si no te importa, nos vendría genial la ayuda.
Hugo nos mira intercaladamente, mientras se remanga con cuidado las mangas de la camisa negra, que se le ciñe al cuerpo y me permite ver su torso delgado.
- ¡Qué va! No tengo ningún tipo de problema - digo alegre -. Además, no tenía nada que hacer esta tarde - mentira.
He quedado a las seis y media con Aaron, Erik y Begoña, pero pienso cancelarlo, porque necesito acercarme a Hugo y porque ver un par de collejas de su madre será divertido, además de que podré burlarme un poco de él.
- Muy bien - dice Isabel alegre -, llámame Isa y ve con Hugo, que te presente a su padre y que te de una camisa y un delantal.
Asiento y sigo a Hugo a través del bar, sorteando mesas hasta llegar a una cocina. Allí hay un camarero, que nos esquiva, lanzándome una mirada furtiva y una sonrisa ladeada, que yo ignoro, mientras me fijo en un hombre alto y delgado, con el cabello castaño y los ojos de su mismo color.
- Papá, te presento a Jennifer - dice Hugo con tranquilidad.
Su padre me mira curioso, pero sin dejar de sonreír, mientras me tiende la mano y dice:
- Un placer, Jennifer - le estrecho la mano -. Llámame Leo.
- Por favor, Jen o Jenni, Jennifer suena muy formal - hago una mueca y el hombre ríe ligeramente, y yo descubro de dónde sale la suave risa de Hugo.
- Jen - dice Hugo lanzándome una mirada divertida - va a ayudarnos hoy - su padre lo fulmina con la mirada y él alza las manos en señal de protesta -. Se ha ofrecido ella y mamá ha aceptado, la bronca para ella, por favor.
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Ella es mi problema
Teen FictionHugo y Jennifer son totalmente opuestos: él es el chico bueno, con buenas notas, comportamiento excelente e invisible; ella es la chica mala y popular, que se dedica a meterse en líos. ¿Qué pasa cuando el chico bueno y la chica mala se enamoran? Emp...