7. Del día a la noche

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No teníamos nada que hacer y estábamos sumamente aburridos así que después de pedir la cena encendimos la televisión, Tony hacía zapping vaga y desinteresadamente, no había absolutamente nada que ver ahí. Las baterías del control se acabaron y se quedó en el canal de noticas, genial ¿notan el sarcasmo?

Tony se dispuso a ponerse de pie y apagarla pues era hora de ir a la mansión en medio de la nada, pero algo llamó nuestra atención.

La conductora de las noticias se encontraba frente a un viejo edificio abandonado y decenas de patrullas con policías armados y ambulancias con paramédicos estaban a su alrededor.

<<—No se sabe quiénes son estas personas ni los motivos por los que han hecho esto, hablamos de una toma de rehenes en el edificio abandonado de la calle 56, la Policía no ha podido intervenir correctamente pues hace unos minutos los atacantes han amenazado con detonar una bomba si estos se acercaban al lugar...>>

Tony y yo nos miramos instintivamente y sonreímos de lado, al parecer pensábamos lo mismo.

Tony me había hecho cargar mi traje negro para cualquier ocasión, según sus palabras. Él se metió en el traje de metal y agarré mis armas por si se ponía violento al igual que un par de cuchillas adicionales.

Me cargó con él y voló por la ciudad mientras buscábamos el edificio. Paramos en el lugar y las patrullas seguían ahí; Tony se acercó a ellos en busca de información para que podamos ayudar. El oficial dudó un momento, pero al final habló.

—Hay como diez u once personas dentro.

—¿De cuántos hombres hablamos?

—Calculamos que son alrededor de seis y todos están armados. No hemos podido entrar al edificio.

—No nos verán por el aire, vamos —esta vez se dirigió a mí y me sostuvo de su armadura para que nos eleváramos y me dejó en el techo—entra por los conductos de ventilación y baja al cuarto piso, según los informes ahí se encuentran los rehenes.

—¿Qué hay de la bomba?

—Falsedades, vamos.

Asentí y entré por donde me dijo, estos estaban demasiado angostos y chaparros, menos mal que soy una persona pequeña. Cuando noté la primera abertura y vigilé que no hubiese nadie pateé la puertezuela hacia abajo para abrirla y salté cayendo de pie. Según un letrero me encontraba en el sexto piso, suspiré cansada pues tendría que bajar las escaleras ya que este edificio a punto de derrumbarse no tenía elevador.

Las escaleras entre el sexto y quinto piso habían estado completamente limpias, sin pista de que había alguien más aparte de mí, claro que el hecho de que había como diez personas inocentes a punto de ser asesinadas cambiaba un poco el ambiente. A la mitad de la escalera del quinto al cuarto piso varias voces y uno que otro sollozo se escuchaba. Asomé la vista detrás de una pared y tres hombres armados vigilaban la puerta de una habitación al fondo del pasillo, que por lo que se veía era más amplia que las demás. No se veían concentrados en su trabajo, pan comido.

—¿Amelia? —habló Tony por el intercomunicador y emití un sonido con mi boca haciéndole entender que lo escuchaba— Después de todo si hay una bomba.

—¿¡Que?! —exclamé en un susurro.

No te preocupes por eso, saca a los rehenes de aquí mientras trato de apagarla.

—Al parecer todos los hombres se encuentran aquí —no respondió y entonces una pequeña explosión se escuchó dos pisos arriba, dos de los hombres corrieron enseguida hacia el lugar.

La Nueva Vengadora: AmeliaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ