— ¿Hyung?...

— ¿Q-qué? ¿Qué ocurre?

— En realidad... Sí estoy algo asustado...

— No vayas a malinterpretar, pero... ¿Te gustaría venir ahora? Así no estarás solo...

— Mejor... Venga usted. Mi mamá puede llegar en cualquier momento y se puede preocupar...

— ¿Tienes una linterna?

— No...

— Ten, atrápala. No tardo en ir. —Y sin más, lance la linterna a sus manos, él hábilmente la atrapó e intentó alumbrar mi cuarto con ella. Fue de gran ayuda, así conseguí encontrar un abrigo y salir de mi habitación. De forma cuidadosa, pero rápida bajé las escaleras y cerré la puerta de mi casa con llave antes de dirigirme a la casa de al lado. Golpeé la puerta un par de veces, Jungkook se tardó en abrirme, pero ahí estaba. Seguía envuelto en su manta y parecía temblar un poco, ya no sé si era el frío o el miedo, pero no dudé en rodear su cuerpo con mis brazos. Pareció tranquilizarse y avancé un par de pasos para conseguir entrar a la casa estando aún aferrado a su débil cuerpo. Me parecía adorable, me parecía un sueño. Joder, no podía creerlo. Estaba abrazando a mi vecino, al fin. Era como un sueño... insisto. No lo podía creer. Pero me sentía tan inseguro, tan indeciso. ¿Qué debía de hacer ahora? Quería acariciarlo, pero temía que se lo tomase de mala manera. Quizá creería que lo estaba acosando, que era un depravado, un violador. Al final decidí correr el riesgo y con delicadeza acaricié su espalda baja y cabello al mismo tiempo, aunque me esforcé en evitar que su tierna manta cayera al piso. Sentí su cuerpo estremecerse y sonreí. Me hacía feliz ser yo quien provocara aquellas reacciones en el cuerpo de mi pequeño vecino, pero algo ocurrió. ¿Se estaba alejando? Sentí miedo, me preparé para lo peor. Pero... No lo puedo creer. De pronto pude sentir sus suaves labios sobre mi mejilla. Me besaba aquella zona con tanta ternura que sentía que me derretiría. Estuvo allí un par de segundos y cuando pude ver su rostro nuevamente, pude notar el rubor. Era tan hermoso, me estaba volviendo loco—. ¿Sigues asustado, bebé?

— Ya no tanto... Hyung... ¿Por qué es así?

— ¿Así cómo, bebé?

— ¿Ayuda a todos sus vecinos?...

— Eres el único que me importa...

— ¿Eh?...

— Los vecinos, digo... Como eres un niño, me preocupo. —Idiota, pensé. Maldición, era mi oportunidad. ¿Qué rayos dije? Este niño me paraliza... Pero, esa carita de decepción. Agh, joder.

— Ah... Ya veo. Gracias, aunque... Puedo cuidarme solo en realidad. —Y dicho eso, intentó deshacer nuestro abrazo; me esforcé en evitarlo.

— No es necesario que me mientas, Jungkookie... Sé que estás asustado. Y además, aunque hubiesen mil niños en el vecindario, yo sólo me preocuparía por ti... No preguntes por qué.

— Dijo que me daría lo que quiera... ¿Y si lo que quiero es saber la razón?

— No, no cuenta. Además, acordamos que te lo daría mañana en nuestra cita.

— ¿Es una cita?

— Mmh... Sí, lo es. ¿Y sabes? Estoy tentado a impedir que salgas con otras personas.

— ¿Sí? ¿Y cómo lo conseguiría?

— Te voy a secuestrar —y tan pronto como lo dije, me agaché para abrazar las piernas de mi menor y así apoyé su cuerpo sobre mi hombro para cargarlo de esa forma, como si de un saco de papas se tratase. Él lo único que hacía era mover las piernas como si intentase patearme y con sus puños golpeó mi espalda reiteradas veces mientras me gritaba y exigía que lo bajase. Reí ante la situación y comencé a caminar hacia la sala sin tomar en cuenta sus exigencias. Ya había estado dentro de esa casa un par de veces ya que soy amigo de su madre, así que sabía perfectamente en donde estaba. Cuando llegamos, lo acosté sobre uno de los sofás, el más grande y me subí a horcajadas sobre él para impedir que escapara. En realidad, sólo quería jugar y asustarlo. Aunque ganas de besarlo y poseerlo ahí mismo no me faltaban. Lo sé, soy un maldito depravado.

— ¡Hey! ¡Qué hace! Le exijo que se baje ahora. ¡Pervertido!

— Soy tu secuestrador, no puedes darme órdenes. Ahora... ¡Abusaré de tus mejillas! —Exclamé entre risas y de inmediato comencé a repartir sonoros besos sobre sus mejillas, aunque luego los deposité por todo su rostro y me esforcé en evitar sus deseables labios. Sabía que lo había asustado, pero él ahora no hacía más que reír de esa forma tan adorable propia de él. Me volvía loco... Y de un momento a otro me quedé así. Quieto sobre su cuerpo a escasos centímetros de esos labios que tanto me encantaban. Parecía que me llamaban, me tentaban... De la nada mi vecino se mordió el labio inferior y tragó saliva. Sé que intentó que no me diera cuenta, pero me encontraba tan cerca de él que no le resultó. La linterna que le había prestado se encontraba en el suelo y aún prendida, así que había un poco de luz en aquel lugar, la suficiente para poder contemplar las perfectas facciones del rostro de Jungkook.

— Hy-hyung... Estoy nervioso...

— Tranquilo... Estás a salvo conmigo.

— Lo sé... Pero... Usted me pone nervioso...

— ¿Y eso por qué?

— No tengo idea. —Nuevamente el silencio se hizo presente entre nosotros y otra vez fue uno agradable. No iba a hacer algo que él no quisiese, no lo iba a obligar a besarme si no lo quería. Ahora de seguro ya sospecha de lo que siento, pero no me importa, algún día se lo confesaré como corresponde. Me pregunto qué será lo que mañana me pedirá. Me pregunto qué estará pensando ahora.

— ¿Te puedo hacer una pregunta, Jungkook?

— ¿Cuál es?

— Ese chico de ayer... "Chimchim''. ¿Es tu novio?

— ¡¿Jimin?! No, claro que no. —Su risita hermosa otra vez. —Es mi mejor amigo, como mi hermano... ¿Acaso está celoso?

— ¿Debería estarlo?

— No, no debería.

— Pues confieso que sí lo estoy, un poco. Muy empalagoso para mi gusto. Además, me robó tu atención ayer.

— ¿Por eso se molestó, verdad? Parecía que lo asesinaba con la mirada.

— Debo confesarlo, soy todo un celoso. Pero soy lindo así, ¿verdad?

— A-así es...

***

Tuve que irme en cuanto llegó la madre de Jungkook. No nos pilló en nada extraño. Ya estábamos sentados con normalidad en el sillón y hablábamos de cosas triviales. Él seguía envuelto en su manta y yo sostenía la linterna. Me confesó que le temía a la oscuridad y allí todo fue más claro, me dio ternura. Por suerte, la madre de Jungkook no se enojó al verme en su casa, al contrario. Me agradeció por haber ido a cuidar de su hijo, hasta me contó que de pequeño solía orinarse o llorar cuando se quedaba solo a oscuras. A decir verdad, cuando lo vi asomarse por la ventana tras irse la luz, sí parecía que quería llorar. En fin, me he ganado otro punto a mi favor. Deseo que su madre me vea como alguien bueno para su hijo y no sólo como un pedófilo.

Apenas entré a mi casa llegó la luz y me sorprendí, fue extraño, pero menos mal que fue así. De inmediato tomé una ducha y al terminar me puse mi pijama, el cual sólo consistía en mi ropa interior y una camiseta holgada, como de seguro ya está más que claro. Antes de ir a acostarme decidí asomarme a la ventana y sonreí, Jungkook pareció haberme leído el pensamiento porque hizo lo mismo que yo. Ambos nos apoyamos en el marco de la ventana al mismo tiempo y sonreíamos, aún no nos decíamos nada, no era necesario. Aclaré la garganta cuando creí que ya había pasado mucho tiempo de sólo contemplarnos mutuamente.

— Este... Este debe ser nuestro lugar. Nuestro lugar especial...

— ¿Este?

— Sí, la ventana... Aquí comenzó todo.

— En realidad fue en la parada del autobús.

— No, Jungkook... Para mí no...

— Entonces la ventana será... Siempre que nos necesitemos, podremos vernos aquí, ¿no?

— Exactamente... Se volvió mi lugar favorito en el mundo.

— Hyung... Este... Ya voy a la cama. Gracias por todo... Buenas noches.

— No olvides nuestra cita de mañana, te estaré esperando. Buenas noches, bebé...

el chico de al lado › yoonkook.Where stories live. Discover now