Capítulo 60

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-No, definitivamente no.

-¿Por qué, lobezno? ¿Tanto miedo te da?

-En primer lugar, no me llames lobezno. En segundo lugar, sabes que tengo novia.

-Uy, sí... La Mary Lou esa.

-Es Mary...-resopló.

-Si hasta tiene nombre de puta, por el amor de dios...

-¡Franchejo!

-No me digas que no. Yo que tú me concentraría en la pelirroja de la que me hablas a menudo.

-Rocío-murmuró, moviéndose por el porche, con el teléfono en la mano.

-Sí, ella. Te gusta y siempre la estás ayudando.

-Ya, y se supone que es una buena chica, pero me he metido en demasiados líos por su culpa. Así que no, que podría ser...

-No podría ser nada. No es tan pequeña.

-Nos llevamos cinco años-protestó.

-Eso no te importó la primera vez que te la tiraste.

-No la conocía de nada. No cuenta.

-Todas las excusas que quieras, pero eres capaz de sacarle más virtudes que a tu propia novia.

-Eso no es cierto.

-Vale, demuestralo.

-Pues Mary es muy tierna, divertida y...

-¿Lo ves? Nada más, porque no tiene nada interesante. Aparte del interés por tu dinero y que está buena.

-Pero Rocío... es una niña, y mi alumna.

-Para el amor no hay fronteras, todo vale, ¿recuerdas? Tú me lo enseñaste y ahora voy a casarme. No desaproveches la oportunidad.

-Tiene novio, y se están dando el lote delante de mí.

-¿Y? Tú esperate a que esté sola, y ataca. Eso sí, no sé por qué aceptaste ir de canguro. Ah, claro. Por ella.

-Franchejo, cállate.

Le colgó, cabreado. Una pequeña parte de él sabía que tenía razón. Volvió a mirar a la pareja feliz, que se liaba en el interior de la discoteca. Paseó en el porche, hasta que escuchó unos pasos.

-¿Ro?

Se dio una vuelta, antes de quedarse blanco como la pared. Un puñal se clavó en el lado izquierda de su abdomen y sangre empezó a manar.

Se quitó el puñal y se sentó en el suelo. No había visto al asesino y le costaba respirar.

Internadas (Auryn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora