XIV

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-¿Hawaii?- Gritó Dinah mientras yo me bebía el fondo de mi taza de café. A penas escucho mis sollozos por teléfono que vino corriendo y me llevo a almorzar en la cafetería de enfrente. -¿Lauren sabe?-

-¿Y eso que cambia?- Dije enojada, estaba cabreada contra el mundo, y contra Lauren. Si, estaba definitivamente cabreada con Lauren porque ella no era capaz de decirme si me quería o no, si quería algo conmigo o no. Pero me odiaba a mi misma porque fui lo bastante tonta como para enamorarme de alguien que no esta preparada para amar de nuevo y menos a una chica. -Aunque ella lo sepa, eso no cambiara nada. No esta preparada para una relación, y no la voy a obligar a nada.- Dije dejando a Dinah callada. -Me tengo que ir. Lauren tiene una entrevista en iMagazin.- Dije antes de levantarme para pagar el desayuno de ambas.

-Cam, Lauren no quiere sufrir de nuevo y no esta preparada para una relación y no tiene la culpa es verdad. Pero tu no tienes porque sufrir por ella, tal vez irte sea mejor.- Dijo antes de soltarme el brazo, sentí como mis ojos empezaban a humedecerse. Salí de la cafetería y me encontré con el coche de Lauren estacionado frente a la oficina. Miré por la ventana y vi como estaba tranquilamente sentada comiendo un sándwich y bailando al ritmo de la música que se escuchaba desde fuera. Di tres pequeños golpes a la ventana y ella volteo abriendo la ventana.

-Te estaba esperando para ir a la entrevista, y como no contestabas a los mensajes decidí esperar aquí. - Explico, sonreí y di la vuelta al coche para subirme en el asiento del copiloto.

El camino se hizo en silencio con un fondo de música. Cuando llegamos a los estudios de la revista todo fue muy rápido. Lauren contesto a varias preguntas y le hicieron unas fotos, mientras yo rellenaba algunos papeles.

**

Tres días habían pasados desde la entrevista, y hoy era el día tan esperado de las pruebas. Lo único que quería hoy era estar en las gradas y apoyar a Lauren pero no podía. Había empezado a distanciarme de ella estos días, era lo mejor. Yo me iba y ella se quedaba, no quería sufrir más de lo que ya estaba sufriendo. Ni obligarla a seguirme, no tenia derecho a eso, nadie lo tenia. Así que me quedé en casa empaquetando las ultimas cosas para ponerlas en el camión de mudanza que tenían que llevar todas nuestras pertenencias en la pequeña casa que compré en Honolulu, gracias al préstamo de la oficina.

-Yo quería ver a Lolo jugar con la pelota.- Dijo Emma mientras miraba los dibujos agarrada al nuevo peluche que le regalo.. La verdad no sé quien se lo regaló.

-¿Quien te regalo ese bonito peluche que ya no sueltas?- Pregunte riendo.

-Lolo, por eso se llama Lolo.- Dijo sonriendo. -¿Podemos ir a ver a Lolo antes de irnos a nuestra nueva casa?-

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