Capítulo XIX

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"Celeste como el cielo despejado en el día"

Christopher soltó un improperio.

Jamás esperó una petición de Annelisse, claramente, no podía negarse y menos aún después de mantenerla cautiva. Sin embargo, sería correr un gran riesgo, no podía dejarla ir sola, la única solución que logró encontrar fue enviar a uno de sus sirvientes con ella. Dudaba mucho que Annelisse quisiera que él la acompañara y sin lugar a dudas, no quería ver la tristeza en los ojos de la familia de Annelisse, un dolor dejado por su pérdida. 

Él asintió y decidió guardarse sus preocupaciones para sí mismo. La expresión de Annelisse cambió por completo, sus facciones se iluminaron y una chispa de felicidad saltó en su mirada... Sin planteárselo dos veces, ella se abalanzó sobre Christopher y lo abrazó con fuerza, sus dos brazos aferrados a su cuello. 

  — Gracias —murmuró la joven. 

Christopher no pudo hacer más que permanecer en silencio, el repentino abrazo lo afectó profundamente. Acarició uno de los mechones castaños del cabello de Annelisse e inhaló profundamente su dulce esencia. 

Al cabo de un instante, ella se apartó sonrojada y se dirigió hacia el balcón para observar el despejado cielo estrellado, un tranquilo suspiro llegó a sus oídos y Christopher no logró evitar sonreír. 

Se acercó lentamente a donde Annelisse se encontraba parada admirando el firmamento. El silencio prevaleció con tranquilidad hasta que el comentario despectivo de un felino interrumpió el dulce momento. 

  — ¡Me causan nauseas!   — soltó Celic, caminando grácil y sin temor, cerca del borde del balcón. Christopher no se perdió la fulminante mirada de Annelisse, ni la curvatura en las fauces de Celic, muy similar a una sonrisa.

Annelisse decidió ignorar al gato, se giró sobre sus talones y se inclinó contra el barandal del balcón, observando el suelo desde la altura, no podría sobrevivir si se cayera desde ahí. Un movimiento llamó su atención, entre los árboles podía vislumbrar una silueta femenina, su cabello ondeaba con el viento y a pesar de la penumbra, en su rostro atisbó una sonrisa.

La joven sintió a Christopher acercándose tras ella pero antes de que llegara a su lado y se inclinara para observar su rostro, la mujer misteriosa había desaparecido entre las sombras. Annelisse parpadeó pero no había nada, como si nunca hubiera estado ahí. 

Sin embargo, su sonrisa conocedora se quedó grabada en la mente de Annelisse. Una sonrisa que causó un retorcijón en su estomago por la crueldad que destilaba... Ella se estremeció. La mujer se veía joven, podía decir que tenía su misma edad... Annelisse cumplió sus dieciocho años un par de meses antes de que todo ocurriera y su destino se viera enlazado con el de un vampiro. 

Suspiró.

  — Por favor ¿Podrían dejarme sola? — pidió. Sin lugar a dudas, Christopher y Celic notaron el imprevisto cambio en su comportamiento y sin pronunciar palabra, salieron de sus aposentos. Annelisse se quitó el vestido que llevaba y se dejó caer sobre la enorme cama, llevando solo un camisón rosa pálido. 

  «Peter» pensó Annelisse. 

Anhelaba verlo y saber si se había habituado al cambio vertiginoso que dio su vida. Synneva no le parecía una mujer malvada, solo un poco voluble y consentida. Ese tipo de mujeres no se rinden hasta conseguir lo que desean y Synneva deseaba a Peter.

Annelisse cerró los ojos y se dejó arrastrar por el cansancio hasta la inconsciencia.

En la enorme habitación solo se escuchaba la acompasada respiración de la joven. Halyna entró con agilidad sobrenatural por el balcón y sus pies descalzos se sintieron agradecidos por la fina superficie del suelo, silenciosa como un depredador al acecho, olfateó y el olor dulzón de la sangre de la joven causó que sus caninos se extendieran, rogando por una probada. 

Debía ser extremadamente cuidadosa, si algún sonido llegaba a los oídos del vampiro conocido por los de su especie por ser un frío asesino, sin lugar a dudas, saldría de ahí sin vida. A pesar de ser una vampiro natural, no podía competir con la fuerza y agilidad de un vampiro hombre. La naturaleza tenía una manera cruel de vengarse sobre el sexo débil y mucho menos, en su estado. 

Por suerte, su amo no tenía idea que cargaba en su vientre a su futuro hijo, si lo supiera, la mataría. El amo no quería tener descendencia, pero se sentiría complacido cuando le llevara una probada del cuerpo apetecible de la joven llamada Annelisse. 

Los rumores corrían fácilmente, más aún si hay humanos implicados. Halyna sonrió y del cinturón que colgaba de sus caderas, sacó una pequeña bolsa de cuero que contenía un polvo de color verdoso. Suavemente, se subió junto a la joven y se cernió sobre ella. Sus largas y delgadas piernas a horcajadas sobre sus caderas; Halyna tomó un puñado de aquel polvo que le había entregado un hechicero a cambio de un par de favores y lo sopló sobre el rostro de la joven. 

La nariz de la humana se frunció pero fue el único movimiento que hizo. Para asegurarse, ella tomó la barbilla de la joven y apretó lo suficiente para causar dolor, pero nada sucedió. Halyna se bajó de la cama  y con la fuerza que, por suerte, aún tenía, la echó sobre su hombro.

Halyna caminó hacia el balcón y se lanzó hacia abajo. Tocó el suelo con suavidad al caer,causando a penas un sonido seco, sin esperar para saber si había sido escuchada, se lanzó a correr al bosque con su presa humana sobre el hombro. 

Christopher estaba sentado en enorme comedor cuando lo escuchó, un golpe seco y apenas notorio en las afueras del castillo, se acercó rápidamente a la ventana más cercana y observó los alrededores, no percibió presencia alguna, aunque, por alguna razón, una extraña pesadez cayó en su corazón.

Siguiendo su instinto, se movió como un suspiro y en un instante estaba fuera de la habitación de Annelisse. Tocó, recordando su educación, pero no se escuchaba nada desde el interior. Abrió la puerta y se paralizó en la entrada. 

La estancia estaba vacía, las sabanas revueltas con apenas un recuerdo de que Annelisse había estado durmiendo tranquilamente ahí. Un gruñido escapó desde su garganta como un lamento, corrió hacia el balcón pero el bosque lucía tan tranquilo como siempre. 

En la habitación solo había un leve olor a tierra y flores silvestres, un aroma salvaje que no pertenecía a Annelisse. Christopher se sentó sobre la cama y vislumbró un resplandor verde, tomó los restos del polvo y lo frotó entre sus dedos. 

No tenía idea de quién raptaría a Annelisse, lo único que tenía claro que lo o la mataría, sin importar qué. 

N/A: ¡Hola! Aquí está el primer capítulo del 2016 ¿Qué les pareció? Gracias por leer mi historia, por votar y comentar... ¡Besos!

Oscura Obsesión (Corazones Oscuros #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora