»Capítulo 7«

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Esta vez quien corría y guiaba era Jimin. El departamento de Hoseok estaba cerca de la escuela de música donde practicaba piano y estaba más o menos ubicado. Cada tanto frenaba y le preguntaba al castaño por dónde continuar. Hoseok no notó cuando llegaron estaba ocupado bostezando, tenía tanto sueño.

—Adiós Hoseok. —El castaño estaba reposado su cabeza en las rejas de Jimin. No se podía decir que estaba dormido, pero no le faltaba mucho. —¡Hoseok! —Dijo más fuerte riendo. Se veía tan adorable.

—¿S-Sí? —Preguntó mirándolo.

—Adiós... —Dijo sonriendo. —La pasé muy bien hoy.

—También yo. —Y era verdad, a pesar de ese percance la había pasado muy bien.

—Nos... ¿Veremos hoy a la noche?

—Como qui... —Bostezó. —Quieras, de todas formas... Yo estaré aquí afuera. —Se dio cuenta de lo que había dicho y se puso más que nervioso. —E-Es decir... Yo siempre paso por aquí cuando salgo del colegio. —Añadió rápidamente.

—Está bien. Estaré más atento la próxima vez. —Dijo sonriendo.

—¿A la misma hora? —El pelinegro asintió. —Nos vemos luego Park Jimin.

—Adiós. —Dijo y vio como se alejaba caminando tambaleante, se notaba que tenía sueño y aún así se había ofrecido a acompañarlo.

Se adentró a los jardines de su casa rápidamente y fue hasta la puerta que había dejado abierta. Esta vez antes de entrar miró para todos lados si había alguien y una vez que se aseguró de que nadie lo estaba mirando, entró lo más rápido y silenciosamente que pudo. Llegó a su cuarto y así como estaba se dejó caer en la cama y se quedó dormido al instante.

Se sentía como si sólo hubiese cerrado los ojos un segundo y cuando los volvió a abrir ya era de día y una señora lo estaba intentando levantar.

—Joven Jimin... Debe despertar.

No perdió más tiempo y fue directamente al baño. Podía jurar que se dormía mientras se lavaba los dientes. Bajó las escaleras y al instante notó que la casa estaba inusualmente vacía. Por lo general esa sala está repleta de personal pero no había absolutamente nadie. Nadie. Llegó al comedor y sólo había una empleada de limpieza hablando con Vanessa.

—Buenos días. —Dijo somnoliento.

—Buenos días joven Jimin. —Dijo la empleada.

—Hola Jimin. En unos minutos estará tu desayuno, hay un inconveniente. —Dijo Vanessa mientras que la mujer se dirigía a la cocina.

—¿Dónde está mi madre? —Preguntó al no verla ahí regañando a las mujeres de limpieza.

—Ella... Salió con tu padre.

—¿Dijo a dónde?

—Fueron a Japón. —Jimin abrió los ojos de par en par.

—¿¡Qué!? —Su padre solía ir mucho de viaje y a veces estaba ausente por meses, veía común que saliera del país sin decirle personalmente o sin siquiera saludarlo, pero pocas veces su madre salía de Corea y nunca sin decírselo. Estaba preocupado, no sólo porque ninguno de sus padres estuviese en el país, sino porque tampoco estaba el personal de la casa y era más que evidente que algo inusual sucedía. —¿Por qué? ¿Para qué?

—No lo sé. Ellos sólo le dijeron a los empleados que se irían por dos meses a Japón. —Si sus oídos no le fallaban había dicho dos meses.

—¿D-Dos meses? —La mujer asintió. —¿Estás segura?

Sólo Inténtalo {Hopemin} (para la kai juas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora