»Capítulo 4«

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—Y... ¿Qué hacemos aquí?

—Dije que era una sorpresa. —Respondió sonriendo ampliamente. Esa sonrisa causaba tantos sentimientos desconocidos en Jimin, era imposible para él controlarlos.

Llegaron hasta lo que parecían ser baños. Se adentraron más en el lugar, pero no eran baños, en realidad eran vestidores. Había duchas que estaban completamente deterioradas, llenas de humedad y moho. También había casilleros, algunos sin puertas y otros abollados. La poca luz de la luna que entraba por las ventanas rotas hacía que el lugar se viera aterrador. Jimin estaba pegado al brazo de Hoseok y no pensaba soltarlo por un tiempo, para el castaño era lo más adorable del mundo.

Continuaron avanzando hasta que llegaron nuevamente al exterior, eran dos piscinas, dos grandes piscinas vacías.

Hoseok se le adelantó a Jimin y se sentó en el borde de una de ellas para luego saltar dentro. Por su lado Jimin buscó la escalera para bajar más seguro, había tomado demasiados riesgos sólo ese día.

—¿Para qué me trajiste aquí? —Volvió a preguntar. Hoseok en vez de considerarlo irritante como Jimin creía que lo era, lo veía adorable, era como los niños impacientes que preguntan constantemente si ya han llegado.

Jimin se quedó asombrado al ver los graffitis en las paredes de la piscina. Eran... Como una obra de arte, merecían estar en un museo más que muchas obras de arte contemporáneo. —¡Hoseok! ¡Mira esto! —Dijo apuntando a uno tan realista que parecía que en cualquier momento saldría de la pared.

—Es bonito, ¿Verdad?

—Es genial... —Dijo observando la obra detenidamente.

—¿Te gusta?

—Por supuesto... Me gustaría hacer algo como eso.

—Es tu día de suerte, eso es lo que haremos hoy. —Dijo sacándose la mochila que traía para abrirla y dejar ver varios aerosoles dentro. Al pelinegro se le iluminaron los ojos, estaba tan emocionado.

—¿¡De verdad!? —Preguntó con una sonrisa de oreja a oreja.

—Claro que sí. Verás lo divertido que es.

—Pero... No podré hacer algo tan genial como eso. —Dijo y señaló el dibujo en la pared. —La persona que dibujó eso probablemente era Da Vinci o alguien por el estilo. —Comentó riendo.

—De hecho estás frente a la persona que lo hizo. —Dijo Hoseok sonriendo y aunque no lo admitiese jamás, algo sonrojado. A Jimin casi se le cae la mandíbula al piso.

—¿¡T-Tú lo hiciste!? —El castaño señaló la firma que se encontraba abajo del dibujo. —¿"J-Hope"?

—Ese soy yo. —Dijo sonriendo.

—Eres increíble Hoseok. Deberías dedicarte a algo relacionado con el arte.

—A pesar de que me gusta... No es mi actividad favorita. —Jimin lo entendía a la perfección, él se sentía de la misma manera con el piano.

Tomó un aerosol aleatoriamente, realmente no sabía qué dibujar.

—¿Qué debería dibujar? —Preguntó viendo como Hoseok tomaba un par de aerosoles.

—Sólo exprésate. Intenta retratar lo que siente tu corazón. Intenta... Plasmarlo en la pared, así es como funciona el graffiti, así es como se hace con tanto sentimiento. De esa manera lograrás que se vea genial para ti, y es lo único que debería importarte. —Hoseok hablaba con sentimiento, como si sintiera cada palabra que dijera, siempre hablaba así, esa era la principal razón por la cual Jimin le tenía tanta confianza.

Sólo Inténtalo {Hopemin} (para la kai juas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora