17. Vuelve a ser mía Julieta

13.6K 832 572
                                    

Hola mis amores! *o*

Ya pueden bajar las armas y dejar de buscarme, aparecí. Antes de que empiecen a leer, quiero desearles un feliz año nuevo, que Dios los llene de cosas buenas y que sigan disfrutando de la novela. Los ama Tía Lisa. 


Sam

Miré por la ventana cuando el auto se puso en marcha, sintiendo un gran alivio. Ryan corría detrás de nosotros, hasta que se rindió y lo vi patear un contenedor de basura. Me enderecé en el asiento y acomodé a Braden sobre mí, que aun permanecía inconsciente.

―¿Podía prestarme su chaqueta?

Mi padre me miró por el espejo retrovisor desde el asiento del copiloto, se quitó su chaqueta y me la extendió. Cubrí las piernas de Braden y le retiré el cabello de la cara.

―¿Cuánto tardará en despertar? ―pregunté con preocupación.

―Algunos minutos más―contestó mi padre―. Le dirás que estaba ebria y se desmayó.

―Pero no lo estaba.

―Ella no refutará tu palabra.

Abrí la ventana y arrojé el pañuelo intoxicado. Respiré hondo, con pesar, no me hacía feliz nada de esto pero debía salvarla. No permitiría que Ryan le hiciera daño o me la arrebatara. Me separé de ella una vez, y no volvería a pasar nunca. Éramos el uno para el otro y lucharía contra el destino para quedarme a su lado.

Nos estacionamos frente a un pequeño hotel, el guardaespaldas de mi padre fue el primero en bajar, luego abrió mi puerta e intentó tomar a Braden.

―No la toques―le dije.

Mi padre soltó una risa seca, y le ordenó al guardaespaldas que sacara el equipaje del baúl. Me las ingenié para sacar a Braden con delicadeza. No era un hotel de lujo, el personal parecía despreocupado o bien no le interesaba lo que sus clientes hacían.

Subimos por el ascensor hasta la habitación que mi padre había reservado.

La dejé en la cama y la cubrí con las sábanas azul pálido, respiraba normal y se veía pacífica al dormir. Mi padre también la miraba, pero con indiferencia, como si se tratara de un animalito callejero.

―Es tu oportunidad, Samuel―dijo―, no lo arruines.

―Creo que esto es demasiado―rehuí su mirada―, y si mejor la llevamos a su casa, estoy seguro que tendré la oportunidad de hablar con ella después.

Mi padre fijó sus ojos analíticos en mí.

―Has hecho cosas peores.

―¿Nunca dejará de recordármelo? ―tragué el nudo que se formaba en mi garganta.

―Pregúntale a Zoe o a Christopher si lo van a olvidar―tomó su chaqueta del lado de Braden y la colocó en su antebrazo―, pero no puedes preguntarle a mi hijo, porque está muerto.

Las manos me sudaban, mis piernas eran incapaces de mantenerse estáticas por el nerviosismo.

―Aún así sigues siendo mi hijo, y tengo la esperanza de que empieces a hacer lo correcto para todos―le dio una última mirada a Braden―. Es igual a su madre, y ya sabemos que Mónica no terminó bien, no sé por qué quieres dar todo por ella―me miró―No cometas ninguna necedad.

Desde que se fue, no tuve un solo segundo en paz. Deambulaba por la habitación con imágenes agrias cruzando por mi mente. Mi padre había sembrado el pánico y la desesperación, me había acorralado con el sentimiento de culpabilidad.

La locura de JulietaWhere stories live. Discover now