Soy Solo Un Niño.

23

Día: Lunes
Hora: 7:30

El sol pego de frente hacia mis ojos y eso hizo que yo despertara de un gran impacto, comencé a tallar mis ojos y alborotar mi cabello, me levante como pude y fui directo al baño, abrí la regadera y me di una corta ducha, salí con una toalla amarrada a la cintura y me pare en frente del gran espejo del baño.

- Me alegro parecerme a mamá y no a ese maldito.

Mi cabello negro y un poco ondulado, mis ojos azules que ahora con mis ojeras resaltan más, de pronto se me vino a la mente la imagen de mi madre muerte, di un gran suspiro y pensé.
Ya no sufriste más...
Ahora si me coloque mi uniforme de enfermero y alborote un poco más mi cabello, lave mis dientes y fui directo con Emily.

- Abre la puerta o la abriré yo

Dije riendo, con tan solo pensar en el rico desayuno que me haría se me hizo agua la boca.
La puerta se abrió y ahí estaba ella, con su cabello suelto y lacio, sus ojos resaltaban mas con esa linea negra que tenía arriba de estos, sus labios rojos como si hubiera bebido sangre.

- Adelante, el desayuno ya esta.

Comí con calma ya que quería saborear cada bocado de este.

- No se nada de ti.

Dije casi inconscientemente, pero era verdad solo sabia su nombre.

- Que quieres saber?
- Lo que quieras contarme.

Dudo un poco y por fin hablo.

- Me llamó Emily Lee, tengo 16 años, estudio psiquiatría, me gusta leer, odio salir y amo mi trabajo.
- Y el chico de ayer?

Tenía mucha curiosidad sobre el ya que si pienso matarlo por lo menos me gustaría saber quien es.

- El es... Will... Mi ex novio, anduvimos desde hace un año pero se termino y es todo.
- Todo?
- No tiene el porque importarte.

De nuevo esa actitud desagradable.

- Me interesa saber todo sobre ti.

Me miro con los ojos muy abiertos y solo sonreí de lado.
Escuche un golpe en la puerta y fui a fijarme antes que ella quien era... Su padre.

- Que haces aquí!?, donde esta mi hija!?
- Tranquilo ella esta conmigo y nos iremos juntos.

El hombre me miro con odio y mi felicidad se incremento más, de verdad quería verlo sufrir, como moría de la manera más lenta y dolorosa que pudiera existir.