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—Entonces cuéntenme ¿Que ha sido de su vida? — Sandra los miró con una sonrisa enorme, esperando su respuesta, pero sin dejarles tiempo para pensar—

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—Entonces cuéntenme ¿Que ha sido de su vida? — Sandra los miró con una sonrisa enorme, esperando su respuesta, pero sin dejarles tiempo para pensar—. ¿Estudian o trabajan? —Luego volcó su atención en Julia, quien la miraba con aire distraído—. Espera, ya sé que tú estás en la universidad. Estudias Arquitectura ¿Cierto? —preguntó, mientras recordaba vagamente la charla que había tenido con la madre del muchacho la semana pasada. Habían hablado de tantas cosas que algunos temas fueron comentados de forma superficial como puente hacia otros más extensos y discutibles.

—Sí, estoy tomando algunos cursos extra, terminaría el próximo año —comentó aliviado. Había comenzado a trabajar como ayudante en un despacho dirigido por uno de sus profesores, estaba seguro de que el tipo solamente le había contratado por congraciarse con sus padre y tener a alguien que pudiera hacer todo lo que los seniors se negaban a hacer, pero era experiencia laboral y le serviría en un futuro. Necesitaba la experiencia para postularse en otros lugares que le interesaban mucho más y con una ayudadita del abuelo nada era imposible. A Julian le gustaba la idea de conseguir las cosas por sus propios medios, pero también estaba seguro de que si quería avanzar rápido tendría que disponer de todo lo que su familia podía ofrecerle.

De repente se acordó del prometido de su hermana. El tipo era un pez gordo que le había dicho a Julian que cuando se graduara podía hacerle un espacio en cualquier lugar que deseara, a él no le había agradado la forma en que se lo dijo y aunque le hubiese gustado poder echar mano de todas aquellas influencias, no creía que Juliana estuviera contenta con aquella unión. Él había pensado tontamente que a su abuelo se le saldría aquella idea de la cabeza en cualquier momento, pero durante los últimos meses comenzaba a dudarlo. Por supuesto, no quería que Juliana se casara con Romero, pero al menos estaba seguro de después de aquello, terminarían sacando al pedante de su prometido de una vez por todas de la partida.

Sandra le sonrió encantada, mientras que Romeo levantaba una ceja, pensando en que en realidad nunca se había puesto a pensar demasiado en el estado de la vida personal de Julian. Sabía qué estudiaba, sí, lo había visto alguna vez corriendo con maquetas en brazos, luchando por sacarlas de la camioneta, pero jamás se había puesto a pensar realmente en ello ¿Sería un buen alumno? ¿Le resultarían difíciles las clases? Conociéndolo seguro que tenía problemas por su actitud, pero también estaba seguro de que era un chico metódico e inteligente, que seguro se las arreglaba para sacar buenas notar.

Un sentimiento de decepción lo inundó, por tener que hacer suposiciones sobre todo aquello, cuando en el pasado podría haber simplemente preguntado al respecto.

—¿Que estudiaste? ¿Van a la misma universidad? —Les cuestionó la mujer con curiosidad. Desde su posición en la mesa podía observarlos sin problema alguno, los dos estaban sentados ante ella como criminales en el banquillo del acusado. Por supuesto, el interés de Sandra era genuino, pero ambos se sentían atacados por toda aquella vibra de mujer maternal que todavía los veía como niños pequeños e inocentes.

Romeo y Julian (LCDVR #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora