Día 7.

6.8K 931 104
                                    

Era el último día de clases, por ende el último día de la dinámica "mi vida en el espejo". Usualmente, ese día la mayor parte del alumnado faltaba, ya que todos sus pendientes habían sido, en su mayoría, resueltos; prácticamente ya no tenían nada que hacer. Pero ahí se encontraba toda la clase de la maestra Lee y no por el hecho que era el último día de la dinámica, sino porque los amenazó con bajarles dos puntos de calificación el próximo semestre.

A pesar que no todos mostraban interés en la dinámica, por ejemplo, los que estaban escribiendo la carta una clase antes a la de la profesora Lee, todos estaban ansiosos por ver qué pasaba. Puede que algunos no hayan seguido las reglas a pie de la letra, pero sí interactuaron y eso lo hacía algo especial después de todo. 

El aura del grupo era extraño, estaban distanciados, pero a la vez unidos, con miedo de decir adiós a sus espejos probablemente los próximos tres meses; entonces estaban Jungkook y Yubyul al final del salón de clases, riendo, jugando, escuchando música y comiendo golosinas que Yubyul le había robado a sus hermanos. 

— ¡Uh! Esa es buena.— Yubyul se refirió a la canción que recién empezaba. Escuchaban un repertorio de canciones de Jungkook y en ese momento se había puesto una canción de Linkin Park. 

— El profesor sigue buscando el cofre del tesoro en su nariz.— Dijo Jungkook con diversión después de ver al viejo maestro de matemáticas. Yubyul se estiró para verlo. 

— ¿Cómo una persona puede tardar tanto en sacarse un moco?

— ¡Yah!— Yoongi quitó el libro de su rostro y los miró molesto.— No sean cochinos, intento dormir y su plática no me ayuda demasiado. 

Los dos se rieron por ser regañados y volvieron a lo suyo. 

— Supongo que tiene fosas nasales infinitas.— Susurró Jungkook y metió un frijol mágico a su boca, posteriormente hizo una mueca de asco.— ¡Es de moco!

— Te dije que los verdes eran peligrosos.— Rió por lo bajo.— Lo que acaba de pasar se llama karma, señor Jeon. 

— Elemental, mi querido Watson. 

Yubyul lo empujó en juego y Yoongi se paró resignado y molesto de ahí. Las clases pasaron, y como la de matemáticas, en ninguna hicieron nada. Los profesores no tenían más lecciones que enseñar y los dejaban hacer lo que quisieran, la mayoría estaba afuera, dormidos, escuchado música o jugando. Entonces llegó la última hora del día, la clase de la maestra Lee. 

— Buen día, clase.— La maestra cruzó por la puerta con su característica sonrisa.— ¿Cómo van? ¿Listos?

— ¿Listos para las vacaciones o listos para despedirnos de nuestro espejo?— Preguntó Jimin desde su asiento. 

— Lo del espejo, obvio. Es lo único que me interesa.

— ¿Y si no estamos listos para las vacaciones?— Siguió. 

— No lo están y ya, ese no es mi problema, señor Park.— Su aguda voz resonaba por todo el aula.— ¿A qué vienen sus preguntas sin sentido?

— Tan sólo estoy queriendo hacer tiempo.— Sonrió, haciendo que sus ojos se cerrasen. Todos rieron. 

— Bueno, ya. Hoy, como todos saben, es el último día de "mi vida en el espejo". Espero hayan hecho todo los que les pedí, si lo hicieron, bueno, les aseguro que se están llevando una maravillosa experiencia y han encontrado a alguien especial para ustedes. Si no lo hicieron, están jodidos. 

— ¿Jodidos completamente?

— Señor Park, cállese.— Pidió la maestra por última vez.— Ahora, tomen sus cartas y vamos al lugar donde empezaron todo esto. 

— ¿La canchas de soccer?— Preguntó Taehyung, poniéndose de pie con el resto de la clase.

— ¿Dónde más, Kim?

— Uh, sí, lo siento. 

Todos salieron del aula y fueron a la parte trasera de la escuela donde se encontraban las canchas, entraron a la de soccer y la profesora decidió hacer una dinámica para entregar las cartas. Se pondrían de portería en portería y tendrían que correr hasta el centro hasta terminar en un abrazo. Los espejos que eran chico-chico se quejaron, pero la profesora los mandó a callar. 

— ¡¿Listos?!— La profesora estaba en el centro, pero afuera.— ¡¡Ahora!!

Todos salieron corriendo y para suerte de Yubyul, Jungkook era el más rápido de la clase, él ya se encontraba en su punto del centro de la cancha y cuando Yubyul llegó, fue directo a sus brazos, pero no con un simple abrazo, ella saltó arriba de él enroscando sus piernas alrededor de Jungkook y riendo al ver que Yoongi y Namjoon venían caminando. 

— Ten.— Jungkook le entregó la carta una vez que ella estuvo con los pies en el pasto de nuevo. 

La mayoría estaban sentados, leyendo sus cartas, riendo y sonriendo con su compañero y las cosas que leían. Jungkook y Yubyul eran de los pocos que seguían de pie. 

— Dijimos que nosotros leeríamos nuestras cartas en casa, ¿lo recuerdas?— Yubyul lo abrazó de nuevo.— Aquí está la mía.

— Byulie, ¿estás llorando?— Trató de buscar su rostro, pero ella seguía escondiéndolo en el pecho de Jungkook, negaba, pero era evidente que estaba llorando.— No llores, bonita. 

Logró separarla de su pecho, limpió sus lágrimas y le sonrió, tratando de calmarla, ya que, si ella seguía así de sentimental, seguro terminaba llorando también. Al final tuvo que hacer muecas graciosas para que ella riera. Se fueron acercando y de un momento a otro la distancia no existía y estaban besándose de nuevo. 

Cuando se separaron, Yubyul enroscó sus brazos en el cuello de Jungkook, teniéndose que parar de puntitas por la diferencia de alturas, él apretó su cintura. Yubyul lo miró un par de largos segundos y sin previo aviso besó su mejilla.

— Gracias por llegar a mi vida, Jungkook. 


Persona especial ➳ JungkookDove le storie prendono vita. Scoprilo ora