Los dos se levantaron y se despidieron sin besos ni abrazos, y cada uno se fue con sus nuevos padres a sus nuevos hogares... a sus nuevas vidas.



-Algunas chicas humanas, entre las que me incluyo, son esclavas de la belleza –dijo Brenda.- Como tengo que seguir a rajatabla las mismas rutinas de antes para que nadie sospeche me he tirado casi una hora entera arreglándome.

-Creo que ser un chico es muchísimo más fácil que ser una chica.

-¿Sabes qué? Que aunque en unos días lo haga por inercia, me voy a obligar a mí misma a no perder tanto el tiempo, ¡quiero dormir!

-Hagas lo que hagas, elfo o humana, tú siempre serás preciosa.

Ella se sonrojó y se rio.

Los dos caminaban hacia el instituto cogidos de la mano. En la puerta se toparon de casualidad con un atareado Silvan colocándoles bien el uniforme a sus pequeños. Ambos se sintieron mucho más aliviados de verle allí, al menos él no había cambiado. Se acercaron a él, sonrientes, cuando los niños hubieron entrado.

-Vaya, así que estáis aquí.-fue lo primero que dijo.

-Mola, ¿eh?-le dijo Logan.

-Mucho.

Señaló a Brenda y repitió:

-¿Mola, eh?

-Bueno, basta ya de tonterías.-le cortó Logan.-¿Se os ha olvidado ya para qué estamos aquí?

Los dos se pusieron serios de repente. Silvan contestó a la pregunta sin palabras de Daelie:

-La he visto en la sala de profesores. Está sola. Es ahora o nunca.

Brenda asintió y corrió adentro.

-Será mejor que entre a clase y me invente una excusa para cubrirla ante el tal profesor Callaham que supuestamente nos da química. Muchas gracias por todo, Silvan.

-De nada, y suerte en tu nueva vida, Logan. Ah, por cierto. ¿Recuerdas que os prometí un obsequio? Aquí tienes, uno es para ti y el otro para Brenda, asegúrate de dárselo.- Le tendió dos frascos pequeños y cilíndricos de cristal. Dentro había dos sustancias vaporosas, una naranja y otra azul, entremezclándose como el humo de un incendio.- Nos veremos a menudo.

Nevin sonrió en el interior de la muchacha, entendiendo el significado de los frascos.

-Claro, aunque que sepas que se me hace muy raro ser más bajo que tú.

El hombre se rio y se despidió del muchacho con una palmada demasiado masculina en la espalda.

Silvan se sentó en su coche y antes de ponerlo en marcha, cerró los ojos y sonrió.

-Hay que ver qué vueltas da la vida.-dijo para sí.



La señorita Marlon estaba tomándose un café antes de empezar con sus clases. Sus ojos castaños estaban fijos en el cielo y en las perezosas nubecillas que se desplazaban por él. Si uno miraba con atención, podía ver cómo la nostalgia embargaba sus pupilas. Pero sonreía a la vez y casi sin darse cuenta. Ya se había acostumbrado a los seis años que llevaba viviendo en la Tierra, pero que en su antiguo hogar equivalían a cien años. Pensaba en los que había dejado atrás y en si estarían bien. Sobre todo, esperaba que no la estuvieran echando de menos tanto como ella los extrañaba a ellos. De pronto, un ruido a su espalda la sobresalto. La mujer se dio la vuelta, y vio que una muchacha sin resuello había abierto de un golpe la puerta. El cabello oscuro le cubría los ojos, pero la reconoció de inmediato.

-¿Puedo ayudarte, Brenda? ¿Ocurre algo?-le preguntó.

La muchacha, recuperado el aliento, alzó la vista hacia ella. Y en ese momento, en ese preciso instante, sus almas colisionaron y ambas sintieron lo mismo. Musitaron al mismo tiempo, sobrecogidas por la emoción:

-Mamá...

-Daelie.

Ambas quedaron paralizadas por la emoción. Un silencio pastoso e inoportuno se adueñó de ellas. Les resultó curioso cuanto menos el hecho de que, aunque no se veían desde hacía casi doscientos años, habían sido capaces de reconocerse la una a la otra y en cuerpos distintos a los suyos. La conexión era infinita.

La mujer despegó sus labios para decir algo más, pero no le salió. En su lugar, sus ojos se inundaron de lágrimas. En ellas había una mezcla inverosímil de emoción, alegría y culpabilidad. Daelie había dejado su vida atrás para encontrarla. A pesar de que tuvo que abandonarla, la joven no había dejado de quererla, de buscarla... y por fin estaban juntas. Esta vez no había barreras, murallas ni ideologías que pudieran separarlas.

-Bienvenida a nuestra nueva vida.-le dijo sin poder contener más los desbordantes sentimientos que había en su pecho.

Daelie, dentro de la humana, sintió que todo, absolutamente todo por lo que habían tenido que pasar hasta ese momento había merecido la pena con tal de poder llegar a aquel instante. Por fin iba a poder abrazar a su madre, hablar con ella, llorar en su hombro y decirle cuánto la quería. Brenda lloró, y sin poder aguantar más, corrió a abrazar a su profesora. Cualquiera que no fuera ellas, o vosotros o yo, podría extrañarse ante la escena... pero mirad con qué ternura se estrechan, mirad cómo estallan sus corazones de luz.

-Gracias, mamá...-se apretaba contra ella, temiendo que fuera a escaparse.-Ahora por fin podremos estar juntas para siempre. Es cierto... que ahora tengo una nueva familia, un nuevo cuerpo... pero sigo siendo yo.

-Cielo mío...-dijo, separándose de ella y mirándola a los ojos. Aunque fueran los de Brenda, a través de ellos miraba su querida niña perdida.-¿Cómo me has encontrado? ¿Has venido sola?

-Tenemos mucho tiempo para hablar mamá.-dijo volviéndose a abrazar a ella.-Déjame escuchar el latido de tu corazón un rato más.

La mujer sonrió y estrechó a la muchacha contra su cuerpo, como si no hubiera nada más valioso en el mundo. Y de hecho, no lo había.


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⏰ Last updated: Apr 20, 2021 ⏰

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Río IncendiadoWhere stories live. Discover now