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Iba camino al instituto en el auto de Edward cuando se me ocurrió abrir mi gran bocota -¿Sabes donde se encuentra el cofre que abre el trivium?- pregunte tratando de sonar desinteresada, no había podido dormir en toda la noche pensando en donde podría estar ubicado esa cosa por la cual habían capturado a Christian

-No lo se- contesto muy seca y bruscamente, se le notaba el fastidio a la hora de hablar de ese tema, decidí no molestarlo y me quede callada el resto del viaje.

-Te recojo a la salida- fue todo lo que me dijo al llegar al instituto -okey- respondí mientras me bajaba y tiraba la puerta del mercedes, la actitud de Edward ya me había cabreado la mañana, mas de lo normal.

-Oye, tu madre al parecer va en serio con este- dijo Sabrina mientras Caminábamos juntas a nuestros casilleros.

-Si, al parecer ya tengo padre - dije mientras sacaba mis libros y tiraba la puerta del casillero.

-Deberias dejar de pagar tus rabietas con las puertas Skyler, un día se rebelarán en tu contra - no pude evitar sonreír por ese comentario tan infantil, pero así era ella, era mi mejor amiga y la amaba.

Era la hora del almuerzo y no había rastros de Alex ni de Damian por ninguna parte, tampoco de Astrid, a A.J lo vi hablando con una castaña de segundo, Sabrina estaba en mi mesa con Duncan a un lado, saque mi teléfono y pude ver que aun cargaban los rastreadores puestos, Alex estaba en biblioteca y Damian en el aula de música, decidí enviarle un mensaje a Damian mientras comenzaba a caminar hacia la biblioteca

"¿Donde está mi joker? Necesitamos ir por los disfraces"

Me respondió 2 minutos después

"En el aula de música con el profesor Huston, estamos arreglando una cosa guapa, nos vemos en aritmética"

Eso me preocupaba ¿Que hacía Damian hablando con Santiago?, entre a la biblioteca y no divisé a Alex por ninguna parte, pero mi rastreador decía que estaba aquí, y el mismo se desactiva si deja de tener contacto con la piel, lo sé, soy una genia, así que tenía que estar aquí o me había descubierto y se había arrancado un pedazo de piel junto con el rastreador pegado pero eso no eran cosas de Alex, comencé a caminar hasta la sección de historia para dejar el libro sobre el trivium, cuando entre al pasillo quise salirme de una vez,

-Di.. Disculpenme, no sabía que estaba ocupado - dije sonriendome mientras Astrid se acomodaba el vestido y Alex su camisa, ambos estaban rojos de la pena, esta situación me causaba mucha gracia -Solo iba a dejar esto y me iba- dije mientras ponía el libro en un lugar cualquiera y comenzaba a salir del pasillo -Pueden proseguir- dije mientras me sonreía y terminaba de salir del pasillo, definitivamente eso me había alegrado el día, tal vez termine colgada del techo del edificio pero valía la pena tener esta información o secreto de Astrid.

Iba camino al salón de aritmética y aun iba sonriendome por lo sucedido en la biblioteca cuando unos brazos me abrazaron por la espalda -¿Por qué tan contenta? - dijo Damian con su cabeza en mi cuello, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo -Nada interesante, solo recordé algo - dije poniendo mis brazos por encima de los de él, en eso veo que viene Santiago hablando muy cariñosamente con la puta digo con la profesora de gimnasia, la cual no pasaba de 23 años y tenía un cuerpo descomunal

-Las demostraciones de afecto son fuera de la institución señor Clark, suelte a la señorita Jhonson por favor- dijo con un tono autoritario, Damian solo se sonrió y me soltó.

-No seas tan anticuado sweetheart- dijo la profesora Robbertson mientras le pasaba una mano por la nuca y se pegaba hacia él, puta.

-Reglas son reglas - dijo mientras ponía su mano sobre la de esa, la rabia se apoderó de mi, y dije

-Pues las reglas deberían ser para todos, incluyendolos, vamos que llegamos tarde- dije mientras enlazaba mi mano con la de Damian y comenzaba a caminar hasta el aula arrastrando a un sonriente Damian y dejando a un muy furioso Santiago detrás.

Estaba esperando a Edward sentada en una banca frente al instituto junto con Damian que de había ofrecido a quedarse mientras me iba, ya edward llevaba una hora de retraso, el único auto en el estacionamiento era el de Damian -En serio Damian, ya me dijo que viene cerca, si quieres puedes irte, es muy tarde ya- dije mientras jugaba con mis manos -no, ya te dije que si no quieres que te lleve me quedaré hasta que te vengan a buscar - dijo mientras me sonreía, la sonrisa de Damian era perfecta, deje de admirar a Damian ya que la corneta de Edward me desconcentro -ya llegaron por ti guapa- dijo mientras se levantaba de la banca, amaba cuando me decía guapa por mensajes, pero en persona sonaba mucho mejor ¿puedo grabarlo y tenerlo de despertador? -Y por los disfraces no te preocupes, todo está fríamente calculado - le Sonreí como respuesta, le di un beso en la mejilla y me monté en el auto de Edward, mi felicidad se esfumo por completo cuando vi que quien manejaba era Santiago y no Edward...

-¿Por qué tan callada niña rata?- no vi su cara pero podía adivinar que se estaba sonriendo, opte por no responderle y comence a ver los rastreadores, Sabrina y Duncan estaban en casa de ella, sabia que verían una película, Damian iba llegando a su casa, pero Alex estaba en el edificio Singutech.S.A la empresa de Lucifer...

-da vuelta y vamos al edificio de Lucifer - dije mientras tomaba mi lapto y comenzaba a preparar todo

-¿Es que acaso te volviste loca?- dijo Santiago algo sorprendido

-Hazme caso, Alex esta metido allí, es mi única oportunidad de saber si es el hijo de Lucifer -

Santiago dio una vuelta en U y comenzó a correr a toda velocidad.

Cuando llegamos Santiago se estacionó en un callejón ubicado al lado del edificio, comencé a hacer lo que mejor sabía, hackear e interferir redes, pero fue imposible así que decidí optar por el mecanismo antiguo, colocarle un micrófono a alguien de adentro que estuviese cerca de la oficina de lucifer, estaba pensando como hacerlo cuando Santiago dijo -Alli va Lucrecia- -Perfecto- respondí mientras me bajaba del carro, creo que Santiago grito algo pero no lo escuché, me dirigí hasta donde estaba ella, la tropecé sin querer y tire el micrófono dentro de su cartera, pedí disculpas y seguí caminando, mi cabello era rubio gracias a una peluca, cuando vi que entró al edificio corrí hasta el auto, -ahora sí, veamos que tienes para mi Lucifer - dije mientras frotaba mis manos y me ponía los audífonos, vi como Santiago se sonreía, lo ignore y me dispuse a escuchar todo claramente...





Espía improvisada.Where stories live. Discover now