Capítulo XI

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Lucy: ¿Por qué me miran a mí? ¡C-Cualquiera podría hacerlo!

Mirajane: Sí, tienes razón. Cualquiera podría hacerlo, pero no sería lo mismo. Para transmitir un sentimiento tan fuerte como para anular la dragonificación, el beso que necesitamos debe darlo alguien especial

Las mejillas de Lucy poseían un rubor tenue. Esa petición la confundió por completo. Estaba segura de que quería salvar a Natsu, pero nunca pensó que sería a través de un beso... Además sentía inseguridad, ¿sería ella la persona correcta? No podía pensar en la desilusión de que no funcionara... Pero valía intentarlo. Todos espectaban a Lucy; ella pensaba en cómo darle un beso a un humano así, mitad dragón

Gray: Viejo, ¿estás seguro de que no hay otra opción? Creo que con el estado de Natsu, sería muy peligroso para Lucy acercarse

El maestro negó con la cabeza.

Makarov: Si hubiera otro camino, ya lo hubiera anunciado

Lucy: Está bien, está bien. No me pasará nada, todo lo haremos por él, ¿cierto? -sonríe-

La rubia pensó en lo idiota que había sido al cuestionarse. Estaba segura de que cuando la vinieron a rescatar, en ningún momento lo dudaron; pensaron y actuaron. Así era el razonamiento de Fairy Tail cuando se trataba de la vida de alguno de sus compañeros. Si ella pertenecía de todo corazón a aquel gremio, no importaba nada de lo que pasara ni sus consecuencias.

Gajeel: Qué extraño que el bosque aún no esté hecho cenizas

Wendy: Creo que la presencia de Lucy-san realmente calma a Natsu-san

Erza: Por lo mismo creo que deberíamos irnos. Si Natsu se da cuenta de que Lucy no está, su calma desaparecerá y nos podría traer consecuencias.

Caminaron al "actual" gremio. Estaba cerca de la salida del bosque, así que se podía observar toda Magnolia desde allí. Era una superficie negra, que con la salida de Natsu se había ido lentamente repoblando. Sus rostros tenían temor de que la criatura volviese, pero aún así su valentía les permitía permanecer allí para intentar rehacer su vida. El panorama sin duda era desolador. Lucy se recostó en una cama que había disponible; "esa cama estuvo siempre ahí esperando tu regreso", le dijeron. Sus mejillas aún poseían un rubor, ya que no podía dejar de pensar en el beso que debería de dar. Su primer beso, y no sería con el príncipe azul que siempre soñó que llegaría bajo su balcón. 

Pensando en más profundidad,  ella no aceptó al príncipe. Ella no se lanzó a sus brazos cuando podía hacerlo libremente. Cuánto se arrepentía de haber recibido esa carta, de haber vuelto a su casa y de haber tratado tan mal a Natsu. Había causado la perdición de muchos.

Lucy: De verdad... Lo siento -le corre una lágrima-

Era un sentimiento de culpa horrible. Pensando durante un largo rato, dejo la horas irse, hasta quedarse dormida. Al otro día, fue despertada por todo el gremio en su habitación; le llevaban el desayuno como "bienvenida".

Erza: Lamentamos no poder darte la bienvenida correspondiente debido a las circunstancias

Mirajane: Espero nos aceptes este simple desayuno

Sonrió como hace tiempo no lo hacía. Por fin estaba en su verdadera casa, y no en aquella mansión vacía. Su cuerpo y alma estaban junto a Fairy Tail.

Lucy: No puedo aceptarlo -reí- No hasta que estén todos los miembros del gremio

Todos asintieron dándole a Lucy la razón. Sin más que hacer acostada, Lucy se levantó. Hoy era el día en el que salvaría a Natsu del manicomio en el que lo metió; le pediría perdón y le diría un tanto de cosas más. Esperaba no ponerse tan nerviosa... Era una mañana fría, y el gremio entero caminaba hacía la casita donde Natsu aún no se despertaba. La rubia se acercó y le acarició el pelo.

Lucy: Natsu~ Despierta...

Ante tales palabras cálidas el hombre mitad dragón despertó dando un gran rugido.

Natsu: ¿Umh...?

No hay princesa sin dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora