Capítulo 35

14.4K 1K 99
                                    

HELENA


Al colgar la llamada de Leo entro en la habitación de mi primo Teo, su tos es horrible y me preocupa mucho. Está acostado en cama con un pañuelo en la mano y un vaso de agua en la otra, pobrecito.

- Tienes una pinta terrible primo - digo intentando hacerle reír.

El levanta sus ojos llorosos mirándome con expresión vacía.

- Me encuentro fatal, no sé como pude enfermar así - dice con voz apagada.

Un estornudo fuerte me hace saltar sobre mi misma, y parece que eso sí le hace sonreír.

- Vete de aquí Helena, sino te pondrás igual que yo y mañana es el baile - se suena la nariz y se acurruca en cama, ver a Teo así tan vulnerable hace que se me encoja el corazón.

- Vengo a cuidarte, se me da bien ¿recuerdas? es lo que llevo estudiando tantos años - digo sentándome en su cama al lado de el, pero se aleja de mí igualmente.

- No, no. A saber que haces en las prácticas con esa pobre gente que dona su cuerpo a la ciencia para que futuros cirujanos como tú hurguen en ellos, no gracias - dice estornudando.

Dicho así...la verdad es que suena horrible, pero es la única forma que hay de practicar.

- Bueno, pero no hurgaré en el tuyo, anda, déjame ayudarte si no te pondrás peor.

Teo se queda quieto y le tomo la temperatura para ver si tiene fiebre, como suponía tiene unas décimas y le enfrío la frente con una toalla.

- Tómate estas pastillas con agua y descansa todo lo que puedas - le digo con cariño.

El se las toma y se bebe todo el agua. Cuando voy a levantarme de la cama me coge la mano y la acaricia mirándome con ternura.

- Gracias por esto, ya no recuerdo cuando alguien hizo esto por mi, supongo que la última persona sería tu madre - dice mirándome.

La madre de Teo no era muy cariñosa con el, bueno, tampoco con Mircella, solo se quería a si misma.

- Pues cuándo estés mal llámame, que para eso estoy, la familia es lo primero ¿ recuerdas ? - sonrío.

El asiente y deja mi mano libre, se gira hacia mi y comienza a toser fuertemente.

Alguien llama a la puerta de la habitación y pasa sin hacer ruido.

- ¿ Como está ? acabo de llegar un equipo médico para que le de un tratamiento, tiene una tos horrible - susurra mi madre preocupada.

Teo alza la cabeza y le sonríe.

- Tu hija me está cuidando de maravilla, pero creo que quiere convencerme para que done mi cuerpo y así poder coserme a su antojo - dice riendo, pero enseguida comienza a toser.

- Oye, no te pases, me dolería mucho coser ya sea vivo o muerto a alguien a quien quiero - le miro entrecerrando los ojos pero el me sonríe.

Escucho unos pasos por el pasillo y mi madre se hace a un lado para dejar pasar al médico y su equipo. Pero inmediatamente aparece mi tía Marga gritando como una loca y echándome de allí.

- Mi hijo solo tiene una gripe, no necesita estas tonterías, por Dios, es un hombre fuerte, Doctor, perdone pero no le necesitamos.

Y nos cierra la puerta en las narices quedándose a solas con Teo.

- Vamos hija, vete a junto de tus amigos que Ivy lleva probándose medio armario tuyo y está indecisa con tanto vestido - me dice mi madre para cambiar de tema. Ambas estábamos hartas de Marga y sus tonterías, pero era la viuda de mi tío Lorenzo, y hay que respetarle.

---------------------------------------------


No era capaz de dormir, di vueltas en cama pero el sueño no acudía a mí, hoy no pude ver a Leo, ambos teníamos problemas en casa aunque no me contó cual era el suyo. Ivy y Ben se habían ido a sus habitaciones después de decidir un vestido para ella y de que Ben probase un traje que Fabio muy amablemente le ofreció. Estaba encantada de tener a todos mis amigos en el Baile, aunque me daba pena Portia, pero bueno, estaba en Hawaii, así que mal no lo estaba pasando.

Decido bajar a la cocina a por algo de comer o de beber, pero antes voy hacia la habitación de Teo con sigilo, abro la puerta lentamente y me acerco a el a hurtadillas, el pobre duerme con un clínex en su mano y tiene la nariz tan taponada que ronca muchísimo más, sonrío y me alegro de que tenga mucho más color así que cierro la puerta y voy a la cocina.

En la nevera hay yogures de chocolate y al momento cojo uno, pero un carraspeo hace que se me caiga al suelo.

- Fabio - digo recogiendo el yogur y buscando una cuchara.

- Tenemos que dejar de vernos de esta forma - dice sonriendo.

Me doy cuenta que está sin camiseta y sudando, se parece tanto a Leo... concéntrate Helena, me ordeno a mi misma, ya estoy con el, no tengo que quedarme con su copia.

- A buenas horas vas a entrenar ¿no ? - digo mirándole a los ojos, no quiero que piense que miro su cuerpo.

- No era capaz de dormir, así que en vez de ponerme a comer decidí cansarme para poder conciliar el sueño - dice mientras pasa por mi lado y coge un vaso llenándolo de agua fría - ¿ y tú por qué no puedes dormir ? - pregunta mirándome de reojo.

- No lo sé, supongo que me preocupa todo el tema de Marga y que no me gusta ver a Teo enfermo - respondo con sinceridad y terminando de comerme el yogur.

El asiente y deja el vaso en el fregadero.

- Se irá pronto no te preocupes.

Ambos caminamos a la vez hasta la puerta pero me coge de la mano y me acerca a el, eso me pilla por sorpresa.

- Quería decirte que me alegro de que Leo y tú estéis juntos - comienza a decir - pero en el fondo me molesta y no quiero sentir eso, te he visto crecer todos estos años y nunca pude verte como alguien de mi familia... te juro que lo intenté pero eres perfecta Helena y Leo es un cabrón afortunado por tenerte.

Sus palabras me dejan alucinando y sin saber que decir.

- También quiero que sepas que nunca podría hacerte daño, y si en algún momento crees que soy una amenaza para ti o tu familia, solo te pido que tengas fe en mí - me coge un mechón del pelo y lo mete detrás de mi oreja - Nunca dudes de tu familia ni de Leo, ni de tu primo ni de mí, porque todos te queremos, y te digo todo esto porque quiero que sepas desde este momento que no busco nada de ti, si pudiera pedirte algo sería que me quisieras, pero ambos sabemos que tu corazón hace muchos años que ya tiene dueño - sonríe y acaricia mi mejilla - y me alegro de que lo tenga.

Sigo en estado de shock , Fabio me besa en la mejilla y se marcha dejándome sola y con demasiadas preguntas rondándome la cabeza.








¡ Hola ! Ya llegó el fin de semana, queda muy pero que muy poco para el final de la historia, pero también tengo sorpresas que daros, peeeero serán en el Epílogo.

Espero que os haya gustado este pequeño capítulo.

Un beso grande y muchas gracias a todos por acompañarme en esta novela que con tanto gusto estoy escribiendo.

Respira (Crónicas de la mafia #1)Where stories live. Discover now