Visita.

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A pesar de que era día de visitas, todos estábamos esparcidos por las áreas que gustemos del hospital. Si venían a visitarte, te hablaban por los altavoces. Así de fácil.

— ¿Vendrán tus padres?— Me preguntó Jin. Sonreí con gracia seca.

— ¿Ellos? Nunca.— Solté una risita amarga.— Querían deshacerse de mí. No creo volverlos a ver después de años. ¿Qué hay de los tuyos?

Miré a Jin, quien miraba el reciente rollo fotográfico de la cámara muy feliz y entretenido. No importa cuál desenfocada esté la foto, para él seguirá siendo un tesoro. Me gustaba verlo así; lejos de sufrir una crisis.

— Mamá llamó hace unos días, me dijo que no podrían venir esta vez.— Sonrió levemente. Y yo me sentí bien porque eso parecía no entristecerle.— Cuando hablé con ella, le conté sobre ti.— Me miró y sonrió.— Quiere conocerte.

Sonreí complacida. Eso había sido algo lindo de su parte. De la señora Kim también.

— Supongo que tendré que esperar al próximo día de visitas.— Sonreí.— Quiero conocerla también.

Jin hablaba mucho de sus padres, más de su madre y a como lo hacía, parecía ser una persona muy buena y amable, agradable, y un grandiosa persona, además madre. No había por qué negarlo; yo lo envidiaba. Nunca tuve a una madre que me dijera "te quiero", ni siquiera una mirada amorosa o gestos tiernos. Mucho menos un padre. Sólo tenía a mi hermano, pero no era lo mismo.

Yo era el bicho raro. Y a los bichos raros no los quieren.

— Mis padres vendrán esta vez y no les toca.— Espetó Namjoon con tono cansado.

— ¿Cómo que no les toca?— Lo miré intrigada.— ¿Se turnan?

— Así es. Vienen una visita, la otra no. Y yo estoy bien con ello, no es como que me guste convivir mucho con ellos.— Desvió la mirada.— La vez pasada vienen, esta también. Es pesado.

Asentí de acuerdo. Yo tampoco quiero verle la cara a la mujer que se hace llamar mi madre. De hecho, desde los quince años no quiero hacerlo.

¿No era que envidiabas al chico con buena madre?

Envidiaba el hecho de que él tenía una. Yo no tenía madre. Nunca tuve.

— Kim Taehyung.

Todos miramos como bobos el altavoz del área donde nos encontrábamos. Fue entonces hasta que Jungkook le dio un zape a Taehyung y este reaccionó; arrastró su silla y nos sonrió a todos, después de eso, se fue. Habían pasado algunos minutos, Jimin, Namjoon y Hoseok ya habían sido llamados, los tres chicos que tenía a mis proximidades, me dijeron que no los visitarían y yo estaba segura que correría la misma historia. Pero no fue así. Me desconcerté al escuchar mi nombre por el altavoz.

¿Quién será?

No tenía idea.
Mamá, no. Ella nunca llegaría ni a dos calles del hospital.
Papá, tampoco. Él lo único que quería era deshacerse de mí.
Mi hermano, no creo. Seguro los dos anteriores le prohibieron verme. 

Pero entonces, ganas de llorar se apoderaron de mí al ver a mi hermano sentado solo en una de las mesas de la sala de visitas. Mi corazón dio un vuelco y empezó al latir a mil por hora. Creía que no lo volvería a ver, sin embargo, él estaba allí, mirándome y sonriéndome. A mí, su querida hermanita. Sin importarme los presentes, corrí, y él me recibió con los brazos abiertos, una vez que me refugié en ellos, él me abrazó y resguardó.

— Mocosa...— Dijo sobre mi cabello y sentí su sonrisa. Me separé y lo miré con tanto alivio.— ¿Qué? ¿Estás llorando?— Preguntó divertido.

Madhouse ➳ BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora