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–Ether, ven aquí – la voz de papá se escuchaba a través de los árboles y sobre todos aquellos sonidos de la naturaleza.

–¡Ya voy! – me habían puesto un nombre raro, pero a pesar de ello me gustaba.

Me uno a los cazadores y los observo. Cada uno había conseguido lo necesario. 

Cada raza hacia sus actividades aparte. En nuestra actualidad era muy raro ver a humanos y hombres lobos compartiendo una actividad.

Caminamos en silencio, uno detrás de otro. El líder de los cazadores anuncia que ha visto un sirvo. Selecciona al grupo para ir cazarlo, y los veo desaparecer, mi padre entre ellos.

En el momento en que su tarea había sido un éxito y comenzaban a preparar los animales para llevar al pueblo, decido que es hora de dejarlos y volver.

Doy media vuelta y me alejo, en estos momentos mi plan era relajarme y tenía mi propio lugar para ello. Pocas personas sabían de su existencia, lo que hacía que le tomara más cariño, se sentía algo privado y personal.

Tomo mi mochila y saco un pequeño cuaderno de dibujo, dejándome llevar por mi imaginación, concentrándome en la hoja y los sonidos del bosque que llenaban mis oídos.

–Booo... – por un segundo me sobresalto, hasta que veo a mi mejor amiga. Jules.

–Jules ya te he dicho que necesitas más que eso para asustarme.

-Claro que sí... noté el pequeño brinco que hiciste, pero ¡Hey! tranquila, no siempre tienes que fingir que no te asusta nada.

Blanqueo mis ojos y recojo mis cosas – ¿Vamos a casa? – pregunto aunque la decisión ya está tomada.

–Claro. Esta tarde me encontraré con Allen ¿Quieres que le diga que lleve a alguien de su manada?

Jules desde hace dos meses, está saliendo con un futuro beta llamado Allen. Todos los hombres lobos de aquí son una enorme manada, dirigidos por su Alpha. Entre ellos tenían posiciones y se representaban con ellos. 

-Gracias pero no, Jules. 

-Tienes que relajarte Ether, conocer más personas de nuestra edad, ser más sociales – mi mejor amiga era la persona más social que había conocido en mi vida, a diferencia de mí que me represento como una persona conservadora. Eramos tan diferentes que tarde o temprano terminábamos complementandonos entre las dos.

– Jules, me gusta relajarme a mí manera... – le doy un pequeño codazo y seguimos el camino.

–Tienes razón, siempre llegamos al mismo punto de conversación. Pero si no te relajas a tu manera, ¿quién asegura que seguirías siendo una persona ágil? Necesito que alguien cuide mis espaldas.

  – ¿Acabas de mencionar que tu amistad se basa en el interés? 

– Eso parece... – soltamos una ligera risa y entramos a casa.

Como era rutina, comíamos algo y luego íbamos a las clases.

Nunca fui una persona demasiado sociable, e ir a clases era un gran trabajo. Adolescentes de todas las edades... Ese era el estilo de Jules, no el mío.

Por ley, un niño comenzaba a tomar clases a la edad de ocho años y cuando cumplía su mayoría podía decidir que hacer con su vida. Eran diez años de estudio.

No lo negaba, me gustaba estudiar, y más si se relacionaba con la historia. 

–¿Qué te pondrás esta noche para el festín? – esta noche se celebraría otro año de  paz entre las razas. Por lo cual venían los dos pueblos más cercanos, uno llamado Haworth y el otro Thorton.

–Lo mismo de siempre, supongo – termino mi comida, y tomo unos sorbos de jugo.

La cara de Jules cambia, y hace una mueca antes de tragar.

–No, esta noche paso antes por tu casa. Por primera vez debes arreglarte un poco más y esta es la oportunidad. ¿Y si conoces a alguien? – en su rostro aparece una enorme sonrisa, y sé que está planeado algo a lo que desde este momento comienzo a negarme.

–No estoy interesada en conocer a nadie – Jules tenía la obsesión de que conociera a alguien, para poder acompañarla a ella y a Allen en sus actividades como pareja. 

Ella me conocía mejor que nadie, tendría que saber que jamás haría algo así.

– Algún día cambiaras de opinión mi querida amiga, y ese día voy a estar feliz por verlo – Blanqueo los ojos  antes de entrar a la pequeña institución.

El resto de las horas pasaron lenta y dolorosamente. Todos estaban emocionados por el evento del año y no dejaban de hablar sobre ello. 

Adolescentes hombres queriendo conocer una sexy mujer lobo, y mujeres queriendo conocer al hombre lobo de sus sueños.

Todo era absurdo ante mis oídos.

Las clases terminan y nos despedimos con Jules. 

Me dirigía a las plantaciones, este era el momento donde me tomaba unos minutos para apreciar el pueblo y pasar un tiempo con mamá.

–Hola – saludo a mamá que lavaba algunas frutas

–Hola cariño hoy nos toca la fruta, ¿vamos? – asiento  para luego seguir sus pasos. Las cosechas habían crecido con el tiempo, a la forma de llegar a ser enormes. 

Eran un orgullo para el pueblo.

Hoy nos tocaban los manzanos. Aquellas mujeres que eran más jóvenes y podían subirse a los árboles lo hacían, y aquellos que no podían hacerlo se encargaban de recoger los frutos, seleccionarlos y deshacerse de aquellos que no podían ser comestibles.

Una vez que estuvimos las hora suficientes, nos despedimos y junto a mamá caminamos de regreso. 

El día había sido tranquilo ya que sería una noche pesada. Todos debían ir a su casa y preparan alguna comida tradicional. 

Mientras mamá va directamente a la cocina, yo me dirijo a mi habitación. El día había sido tranquilo pero agotador, tenía que descansar un momento. 

Y eso estaba en mis planes ahora.



No quiero ser tu lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora