Lágrimas de Navidad

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Levi recargó su cabecita en la ventana de su habitación que daba a la gran avenida donde estaba el Penthouse. Debido a la época, cada rincón de las calles era adornado con botitas navideñas, luces, escarcha, esferas, reinos y por supuesto con motivos alusivos a Papá Noel. Pero esa calle era la excepción: la decoración daba un toque bastante elegante, contrario a las demás calles con adornos infantiles, tocando con lo ridículo.

-Cariño, ¿estás dormido?- preguntó Hanji desde el otro lado de la puerta

-No, adelante- respondió el niño, despegando su mirada de las luces para mirar el calendario de la puerta que marcaba 24 de diciembre, el día de Noche Buena.

-Prometí pasar tu cumpleaños contigo hace unos días, ¿verdad?- preguntó Hanji, sonriendo con tonos de tristeza pintados en la cara -Perdóname Levi, olvidé por complejo que este día una compromiso con...-

-No hace falta disculparte, ve con tu galán- interrumpió el menor, sincero

-¡L-LEVI!- exclamó la castaña sonrojandose

-Además, Eren dijo que vendría- dijo Levi. La castaña sólo le miró preocupada

-¿Crees que venga?- preguntó Hanji. El niño no respondió, su mirada lo decía todo.

-Tus regalos de Navidad y cumpleaños están bajo el árbol... ¡pero no seas tramposo! Debes esperar hasta mañana para abrirlos-  Levi sonrió ligeramente, esa mujer lo trataba como su verdadero hijo.

-Está bien. Buena suerte- dijo Levi

-Gracias. Feliz cumpleaños adelantado enanín~- respondió Hanji dándole un beso en la mejilla. Salió de la habitación con una risita divertida.

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-Joder- susurró Eren en la fila de la panadería.

Quería llevarle un pastel a Levi, pero cómo eran vísperas de Navidad mucha gente quería llevar algún postre a su hogar.

Hogar

La idea de que Levi no tenía desde hace 2 años algo a lo cual llamar hogar le pasó por la cabeza. Tenía a Hanji e incluso él se contaba en ese hogar invisible, pero no dejaba de pensar que tal vez Levi se seguía sintiendo solo y sobretodo porque no tenía a nadie de su edad. Eren pensó que tal vez necesitaba amigos, el colegio parecía la mejor opción pero no podía hacer nada al respecto, eso ya era decisión de su tutora legal. Sin embargo, hay algo que podía hacer: animarlo. Sobretodo en el primer cumpleaños de su nueva vida, por así decirlo.

Esperó en la fila de la pastelería un rato más hasta que le atendieron. Salió de ahí con una especie de pudín de chocolate, azúcar glas arriba y una discreta decoración navideña hecha de una hojita de menta y una frambuesa. El alemán suspiró, desventajas de cumplir años en épocas navideñas, pensó.

Se sentó en una banquita escarchada por la nieve. Veía a la gente correr de un lado a otro haciendo las llamadas compras de emergencia, eso sólo haría más difícil su labor de encontrar un regalo para Levi. Después de pensar eso se levantó resignado a buscar una tienda que no estuviera tan abarrotada hasta que llegó a calles más alejadas al centro y vió una pequeña tienda de antigüedades. Entró y revisó si había alguna cosa que le gustara para obsequiarle a Levi. Fue ahí cuando vió una pequeña caja hecha de un mármol del mismo color de los ojos de Levi.

-Disculpe, ¿puedo abrir la caja?- preguntó Eren al encargado de la tienda, el cual sólo respondió con un movimiento de cabeza.

Al abrir la caja se dió cuenta que era una cajita musical con una melodía demasiado leve por la oxidación de los engranajes y a pesar de eso, la melodía que pertenecía a alguna película de Disney seguía siendo agraable al oído. La compró sin pensarlo dos veces. Debía admitir que era un regalo un poco inusual para un niño de 10 años, pero es que Levi era precisamente eso inusual. Cosa que Eren adoraba, aunque todavía no se diera cuenta.

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Levi poca veces tenía fe, pero esa Noche Buena era distinto. Justo como los niños esperaban a Papá Noel, él esperaba a Eren. Prendió el televisor sólo para hacer ruido y no hacer más estresante su espera pero eso no funcionó ya que sólo pasaban publicidad tipo Paint Zoom. Claro, eran vísperas de Navidad y todos estaban demasiado ocupados para ver televisión. Justo en ese momento sintió algo que no había sentido en bastante tiempo: soledad.

Optó por prender la radio en una estación donde sólo pasara música, así sentía menos melancolía. Se sentó en el sofá que daba a la ventana en la sala, pensando que desde ahí podría ver a Eren entrar a aquel edificio. Sin notarlo, se quedó dormido poco a poco.

Al poco rato, escuchó como tocaban la puerta. No era lo suficientemente alto como para mirar por el picaporte y decidió abrir la puerta directamente encontrándose con los ojos aqua de Eren.

-Eren...- murmuró Levi sin creerse que el alemán había cumplido con su promesa.

-Hola Levi- Eren se inclinó para abrazar al niño y notó el largo suéter que usaba, seguro era de Hanji, pues le colgaba de los hombros.

El alemán acomodó una de las orillas del suéter en el hombro de Levi. El niño se exaltó un poco por el tacto.

Levi le dejó pasar, Eren puso la bolsa con el regalo del niño debajo del árbol.

-Traje algo para celebrar tu cumpleaños- dijo el alemán poniendo la bolsa sobre la mesa de centro de la sala y revelando su contenido -¿Quieres comerlo?- preguntó el castaño, recibiendo una afirmación por parte de Levi.

El ambiente sería demasiado silencioso si no fuera por la música distorsionada de la radio. El alemán caminó hasta la cocina a buscar cubiertos para comer el pudín. Eren estaba a punto de cortar el postre a la atenta mirada de Levi cuando se detuvo en seco.

-Casi lo olvido. Debes pedir un deseo-

-Eren, cuando te decía que yo era un talismán no quisiste creerme- habló el niño -Porque no creías en la magia-

-Eso, es que...-

-Así que antes de pedir un deseo dime, ¿tu has pedido uno?-

-Si, en mis cumpleaños a tu edad-

-Entonces antes si creías en la magia- las palabras de Levi lo tomaron por sorpresa ¿porqué tan de repente sacó el tema del talismán?

-Es porque empecé a creer que la magia la hacemos nosotros. Cumplir nuestros deseos por nuestra propia magia- contestó Eren, decidido. Levi le miró unos segundos, cerró los ojos un momento y los volvió a abrir

-Ya pedí un deseo- susurró Levi. Eren sólo le sonrió, cortó y sirvió el pastel.

<<Tengo magia, independientemente si es buena o mala es magia>> pensó el niño mientras comía el pastel.

-¿Y que pediste?- preguntó Eren

-No te voy a decir, pero ten por seguro que se cumplirá- eso fue lo último que dijo antes de que por la radio pasaran la versión original de la canción que cantaban esas chicas en el parque

-Hey, Levi ¿escuchas? Esa es la canción de esa vez- el niño sólo le miró.

Eren tomó una de las manos de Levi, y con su mano libre lo sujetó de la cadera, provocando que ambos se levantaran.

-¿Quieres bailar?- preguntó el alemán con una sonrisa.

-Idiota, no se bailar- contestó el niño. Eren sólo le sonrió y lo abrazó.

-Hay algo que me molesta un poco- habló Eren -Quiero ser tu hogar, pero estoy empezando a quererte de formas que no debo-

Levi sólo alzó la mirada ante la confesión.

-Eso pedí de deseo de cumpleaños- susurró Levi.

TalismánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora