C-5: Almuerzo incómodo

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>>Ella es Sara...—Apuntó a la rubia.

—Cállate Chris—chilló la rubia con desagrado—. Soy Kimberley—, corrigió ella con una sonrisa falsa y ojos que advertían que estaba en su territorio. Mar le devolvió el saludo con el mismo gesto.

—Él es Alex.

—Un gusto Mar—saludó Alex guiñándole el ojo.

—Y aquel, que parece no notar nuestra existencia...—señaló Chris con tono elevado hacia el joven más alejado y con ojos centrados en un punto fijo en la mesa—. Es mi hermano, Jason...

Él giró al oír su nombre y Mar lo contempló con una sensación extraña en su sien. Jason era la versión contraria de Chris, con su piel suave y pálida, cabello espeso y oscuro, labios amargados y tensos, vestimenta negra y unos penetrantes ojos azules. Jason la miró y sus músculos se tensaron. Algo dentro de él se despertó cuando paseó su mirada con lentitud sobre la muchacha. Era el vivo retrato de sus errores. Miró a su hermano con disimulo como si esperara que este le explicara lo que estaba ocurriendo, pero él sólo hizo un gesto de que la saludara.

Jason sólo la miró. Una pequeña parte que no obedecía a sus demandas deseó poder acercarse a ella, rodearla en un abrazo cargado de lamentaciones, disculpas y confesiones; quiso poder acariciar su rostro, hacer que esta le devolviera un gesto cariñoso y sonriera iluminando su penumbra. Pero aquella joven sólo la miraba como quien espera una explicación con impaciencia. Sus impulsos le exigieron que huyera de ella y sin pensarlo dos veces lo hizo. Con brusquedad se alejó del comedor sin decir ni una palabra. Mar intentó acostumbrarse a que las personas se alejaran de su presencia —primero el anciano, luego el director, ahora él, enumeró— todos sin motivos o explicaciones previas, huían de ella. No pudo evitar sentir frustración ante tales reacciones.

—Jay siempre actúa así—comentó Chris buscando calmar a la joven. Pero ella sabía que se había marchado por causa suya—. Ahora regreso...—, esbozó yendo tras su hermano sin darle tiempo de protestar...

Cuando Mar tomó asiento al lado de Alex con cierta duda, se enfrentó a la mirada de las muchachas que tenía en frente y comprendió que Christopher la había dejado literalmente como carnada de dos leonas. Kimberley intercambió miradas con su amiga y sonrió con malicia.

—Así que... Mari...

—Sólo Mar—aclaró ella rápidamente. Kim le dedicó una mirada desafiante pero no la contradijo.

—Mar... ¿De dónde vienes?—Interrogó Kim con curiosidad de pocas amigas.

—De la ciudad...—, respondió ella con un aire misterioso.

— ¿Y por qué te mudaste a Green Paradise?—Preguntó Danielle incrédula interrumpiendo a su amiga. Mar deseó que nunca le hubieran preguntado aquello.

¿Qué podía decir al respecto? Problemas económicos relacionados al alquiler, falta de espacio suficiente para su hermanito recién nacido, además de que la casa que habían comprado era una oferta muy apetecible aunque dudosa... sin mencionar que su padre estaba a punto de ser despedido...

—Mi madre quería un lugar...—, buscó la palabra más adecuada—, tranquilo...—. Explicó Mar mientras vertía mostaza en su hamburguesa. Kim y Danielle se miraron compartiendo secretas miradas que sólo ellas comprendían. Alex se dedicó a observar el intercambio de diálogos con gracia.

— ¿Eres hija única?—. Se atrevió a preguntar Kim con ansias de una respuesta. Danielle le dio un sutil codazo a su amiga incómoda.

—No—se limitó a responder.

—Te me haces conocida... ¿cómo te apellidas?—Insistió la rubia apoyando sus brazos en la mesa para dejar traslucir una buena vista a su busto. Alex lo notó de inmediato disfrutando del espectáculo sin disimulo.

—Jensen—, bufó entre dientes, conteniendo un vómito verbal sobre la obvia e intencional demostración de piel de Kimberley.

—Ah... ya sé quién es tu hermano... ¡Tomas Jensen!—. Exclamó Kim cambiando su humor en un parpadeo y suavizando su mirada. Danielle se sobresaltó por la reacción de su amiga.

— ¿Cómo conoces a mi hermano?—. Preguntó la joven atónita. Kim elevó su barbilla con orgullo y ojos nostálgicos.

—Solía competir en las Nacionales en la misma categoría que él... claro que luego, por ciertas quejas las mujeres fueron separadas de los hombres. Salimos por un tiempo...—dijo en un tono confidencial.

— ¿Qué categoría?—Mar rogó que no fuera natación, ignorando que habían sido cuñadas en algún pasado para evitar las náuseas.

—Hice un poco de todo...—, respondió mirando su manicura con expresión engreída—. Ballet, danza rítmica, fui gimnasta y nadadora, pero luego dejé las competencias.

— ¿Por qué?—. Mar comenzaba a sentirla como su futura rival.

—Bueno... estaba cansada de llevarme todos los premios sin siquiera esforzarme. Me dije a mí misma que el día que encontrara a alguien capaz de llegar a mi nivel, entonces volvería a las competencias.

Mar no pudo creer su nivel de egocentrismo. Repasó sus palabras y las vio como una enorme indirecta. Le hubiera gustado que ambas se hubieran enfrentado y así poder rebajar esa imagen que tenía de sí misma, pero Kim había dejado las competencias en el momento que ella recién empezaba...

— ¿Me perdí de algo?—Interrumpió Chris mientras volvía a acomodarse en su lugar, junto a Marianela. Las chicas negaron con ojos felinos renovados de entusiasmo. Tanto Kim como Danielle tenían intenciones que iban más allá de la amistad con él, pero Christopher sólo tenía la mirada en la muchacha que se encontraba a su lado y comía su hamburguesa con naturalidad, sin percatarse de que era ella la razón de que su pulso comenzara a acelerarse, su corazón palpitara con intensidad y reavivara aquella peculiar sensación que había estimulado su vida en el pasado.

Última edición: Miércoles 20/01.

La Presencia (No todos descanzan en paz)Where stories live. Discover now