C-5: Almuerzo incómodo

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La cafetería del colegio estaba repleta y demasiado silenciosa cuando ingresó. Respiró profundo, tomó una bandeja y se dispuso a hacer la fila; chequeó su teléfono celular intentando así ignorar los miles de pares de ojos que comenzaban a mirarla. Ya no se trataba sólo de sus compañeros... la mitad de Brighton High no podía dejar de observarla. Los murmullos empezaron y una tensión se manifestó en el ambiente. Tenía un par de mensajes de sus amigas Vanessa y Lilly que respondió sin ánimos. Las extrañaba, pero no era estaba de humor para detallarles sobre su nuevo hogar y sólo se limitó a decirles que estaba bien. Luego observó una llamada perdida de Christian y sus dedos se paralizaron en la pantalla táctil.

— ¿Disfrutando el WiFi gratis?—Susurró una voz en su espalda. Ella no pudo evitar exaltarse y exclamar un débil gemido. Giró para encontrarse con Christopher y su pícara sonrisa.

—No sabía que te dedicabas a acosar a chicas por la espalda—esbozó ella con sequedad. Los ojos del joven se abrieron con sorpresa ante la respuesta abrupta de ella.

—Sólo si me interesan y yo a ellas—declaró luego de unos minutos, con seguridad e insinuación, consiguiendo que los pómulos de Marianela quedaran sonrojados. La fila se movió y Mar se encontró frente a una mujer de sobrepeso con ojos indiferentes que llenó su bandeja de una hamburguesa simple con papas fritas alrededor y varios sobres de aderezos. Ella no pudo negarse, su dieta había quedado en el pasado cuando era nadadora...

Mar aprovechó la libertad que le ofrecía su nueva vida como una estudiante ordinaria que no seguía dietas y ejercicios, y pidió la ensalada que nadie parecía tocar, más una salsa verde con manteca; la mujer le sonrió débilmente puesto que pocas jóvenes comían tan abiertamente. Repitió el mismo procedimiento con Christopher, excluyendo la ensalada y la salsa pero exagerando con el pastel de papa que la mujer le ofrecía con una particular estimación.

— ¿Y tu novia no se pone celosa sobre tus intereses?—. Preguntó la joven con descaro. Él levantó sus cejas con ingenuidad sobreactuada. Otra mujer, más delgada que la anterior volcó sobre la misma bandeja una manzana y una bebida enlatada de 7up. Hacía tanto que no bebía una.

—Desde luego lo haría...—dijo meditando—, si... tuviera novia...

Mar lo miró fijamente mientras salían de la fila, buscando algún indicio de mentiras. Las miradas expectantes habían aumentado y dedujo que la razón era la compañía de Christopher, aunque no estaba tan segura...

Suplicó internamente que Christopher no fuera de esos galanes de secundaria presumidos y que sólo buscaran atención.

— ¿Vamos...?—Indicó apuntando con la mirada hacia un grupo en donde aguardaban por él. Mar decidió darle una oportunidad. Aunque podía negarse a aquella invitación, prefería estar con cualquiera que tener que almorzar sola mientras todos la miraban con sus malditas expresiones confusas que aún no lograba entender. Christopher se acercó a un grupo con naturalidad mientras hacía señas para que dieran lugar a Marianela. El grupo estaba conformado por 4 personas que voltearon para examinarla. La pelirroja de voz chillona que no era la novia de Christopher... o eso decía él. Una joven de cabello rubio ceniza y curvas propias de una gimnasta aunque con demasiado relleno en frente, quien la miró con cierto recelo. Un muchacho de tez oscura y sonrisa fácil que se encargó de darle espacio a su lado y un apartado joven de cabello negro metálico y tez pálida quien permanecía encorvado y alejado. Sintió suma curiosidad por este último.

—Chicos, como ya saben, ella es Mar—Christopher la presentó con elegancia mientras las chicas la saludaban desde la distancia con sus ojos llenos de prejuicios. Notó que el joven pálido y bastante apartado continuaba sumido en sus propios pensamientos y aún no se percataba de su existencia—. Ella es Danielle...—dijo apuntando a la pelirroja, quien sólo le dedicó una mirada desinteresada y mordió la manzana que tenía en su bandeja.

La Presencia (No todos descanzan en paz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora